El Gobierno brasileño
ha anunciado que una superficie de 6,4 millones
de hectáreas de Bosque Primario va a ser
integrada en las nuevas unidades de conservación.
La selva tropical amazónica
está sufriendo la amenaza de la sequía,
los incendios, las talas ilegales y destructivas
y el "aclaramiento" de terrenos para cultivos.
En los últimos tres años se han destruido
69.850 km2 de selva tropical -el equivalente a un
campo de fútbol cada dos segundos. Esto está
llevando a una dramática pérdida de
biodiversidad y está contribuyendo al cambio
climático.
Sólo quedan intactos el
20% de los Bosques Primarios que cubrían
el planeta originalmente. A menos que sean protegidos
los perderemos, así como la biodiversidad
que albergan.
La recientemente aprobada Ley
de Gestión de las Florestas Públicas
crea sistemas de concesión de florestas públicas
a la iniciativa privada, aun cuando conserva la
titularidad de la tierra en manos del Estado, con
plazos que van desde cinco hasta 40 años,
y sólo permite las actividades consideradas
sustentables y que no aceleren el proceso de deforestación
en marcha desde hace décadas.
"Con esa ley, el Gobierno toma posesión
de sus propias tierras, que durante toda la historia
sufrieron con los saqueos de madereros y hacendados",
declaró el coordinador de la Campaña
Amazonía de Greenpeace, Paulo Adario.
El Decreto Presidencial establece
tres niveles de protección de un área
forestal. En este caso 1,6 millones de hectáreas
serán protegidas de manera total y permanente
de cualquier tala o actividad que implique deforestación.
A su vez, en más de 2,8 millones de hectáreas
se crearán concesiones privadas para talas
cuyo control estricto por parte del estado brasileño
evitaría la deforestación y aseguraría
una buena gestión forestal mediante criterios
sustentables. Por último, en otros 2 millones
de hectáreas se mejorarán las directrices
que regulan el desarrollo.
La explotación de productos
madereros y otros como aceites, esencias, frutas
y semillas se encuentran entre las actividades reglamentadas
por la nueva ley. Las operaciones de las empresas
que obtengan concesiones para operar en esas zonas
serán sometidas a auditorías oficiales
cada cinco años, y del resultado de esas
inspecciones dependerá la renovación
de los permisos, dice el texto.
"Esperamos que estos éxitos
indiquen una nueva dirección para el futuro
de nuestros bosques. Los gobiernos tienen la oportunidad
de actuar y proteger la vida en la Tierra durante
la Convención sobre Diversidad Biológica
que tendrá lugar el mes próximo en
Brasil, estableciendo una red global de áreas
forestales protegidas", ha declarado Paulo
Adario, de Greenpeace Brasil.
La zona que se va a proteger es
particularmente vulnerable a la explotación
debido a la próxima pavimentación
de la carretera BR-163. Esto podría abrir
la selva a futuras plantaciones de soja, zonas ganaderas,
talas y otras formas de destrucción.
La ministra de Medio Ambiente,
Marina Silva, explicó que la meta del gobierno
es que en los próximos diez años estén
bajo el nuevo régimen de concesiones unas
13 millones de hectáreas, que equivalen a
cerca del 3 por ciento de la Amazonía brasileña.
El Decreto Presidencial brasileño
se produce después del anuncio por parte
del Gobierno Provincial de Columbia Británica
(Canadá) de que protegerá 2 millones
de hectáreas del Bosque Húmedo del
Gran Oso.
"Esto supone un gran paso
hacia la protección y el uso sostenible de
los últimos Bosques Primarios del planeta,
pero es sólo una fracción de lo realmente
necesario. La Amazonia y la vida que alberga están
seriamente amenazadas por las talas destructivas
y la destrucción de terrenos para plantar
cultivos como la soja. Son necesarias más
iniciativas como ésta para salvar los últimos
Bosques Primarios del planeta", afirmó
Miguel ángel Soto, responsable de la campaña
de bosques de Greenpeace España.