El CSN
es actualmente un organismo supeditado a los intereses
de la industria nuclear, secretista, y que no tiene
en cuenta al público ni a los trabajadores
15 marzo 2006 - Madrid, España
— Hoy, en la tercera sesión temática
de la Mesa sobre energía nuclear creada por
el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (MITyC),
Greenpeace defenderá la necesidad de llevar
a cabo una profunda reforma del Consejo de Seguridad
Nuclear (CSN). La organización exige que
este organismo se convierta en un servicio público,
que responda a las demandas sociales de neutralidad,
transparencia, participación del público,
independencia de la industria regulada y eficacia
en la gestión.
En la ponencia, Greenpeace demostrará
con hechos objetivos que el CSN no ha actuado como
un organismo neutral, sino que desde su creación
ha sido, en todo momento, un engranaje más
del sector español de la energía nuclear,
un elemento creado para dar a la industria nuclear
una apariencia falsa de legitimidad democrática
de la energía nuclear ante los ojos de la
sociedad. De aquí que Greenpeace lleve años
reclamando una transformación del CSN para
que éste se convierta en un organismo transparente,
participativo e independiente de la industria nuclear.
“El CSN nació como el hijo
de la Junta de Energía Nuclear, institución
pronuclear, conservando las personas, métodos
y su filosofía, cuyo objetivo era convertir
a España en una potencia militar nuclear.
En sus 26 años de vida se ha convertido en
un organismo sin normativa propia, endogámico,
que desprecia al público, a los trabajadores
y hasta al Parlamento, entre otros de sus muchos
defectos”, declaró Carlos Bravo, portavoz
de Greenpeace en temas nucleares y vocal de esta
organización en la Mesa Nuclear.
Tras su creación en 1980,
desgajado de la Junta de Energía Nuclear
(JEN), la puesta en marcha del CSN no pudo ser más
desafortunada, porque no se acompañó
de un cambio de mentalidad. El CSN siguió
siendo lo que la JEN había sido en los años
anteriores: un elemento de la industria, un resorte
necesario para justificar el desarrollo de la energía
nuclear.
En el 2004 Greenpeace planteó
a varios partidos políticos una propuesta
para reformar el CSN que persigue dichos objetivos.
El Grupo parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya-Els Verds (IV-IU-ICV),
respondió positivamente a este llamamiento
y transformó la iniciativa original en una
Proposición de Ley para revisar la ley de
1980 de creación del Consejo de Seguridad
Nuclear. En septiembre de 2005 el Congreso acordó
la toma en consideración de esta Proposición
de Ley, con el apoyo de otros grupos políticos,
como el Grupo Socialista, el de Esquerra Republicana
de Catalunya, el Grupo Vasco y el Grupo Mixto.
La Proposición de Ley de
reforma del CSN propone una serie de medidas:
Medida 1: Incrementar la supervisión
parlamentaria
La primera medida que se propone es incrementar
la supervisión parlamentaria del CSN. Nadie
cuestiona la independencia del CSN en la toma de
decisiones, pero lo que no puede suceder es que
el CSN se convierta en una institución separada
del resto del Estado de derecho, en un gueto de
la democracia, porque eso no es bueno para nadie,
ni siquiera para el propio CSN. Greenpeace quiere
que el Parlamento sepa en que se gasta el dinero
el CSN, a quien nombra, a quien contrata, que reciba
información puntual de cómo funciona,
porque lo que no es de recibo es que después
se haga público que el CSN ha gastado y gasta
millonadas en asesoramiento jurídico, en
proyectos de investigación con la industria
para hacerla la vida más fácil, en
empresas del propio sector regulado.
Medida 2: la participación
del ciudadano
El segundo pilar de la reforma, y sin duda el más
importante, es que, por fin, la ley recoge derechos
del ciudadano, que deja de ser un mero sujeto pasivo
para pasar a tener una participación real
y democrática en los asuntos del CSN. El
ciudadano ya no es que pueda ser informado, es que
tiene el derecho a serlo, es que tiene derecho a
acceder a la información, a saber cual es
la normativa aplicable, a proponer el desarrollo
de normativa.
Además, el CSN tiene obligaciones frente
a la sociedad. Ya no se trata de actos graciables
de la Administración, sino de verdaderas
obligaciones frente al público. En definitiva
la proposición de ley pretende ser una segunda
revolución democrática, que ponga
al CSN a la cabeza de los organismos reguladores
del mundo en cuanto a transparencia y participación.
Medida 3: Reforzar el carácter
colegiado
La reforma refuerza el carácter colegiado
del organismo. Cuando el legislador creó
el CSN quiso fuera un órgano colegiado, en
todos los aspectos de su funcionamiento, pero no
todo el mundo lo quiere asumir. En los últimos
años, con la presidenta Mª Teresa Estevan
Bolea, el carácter presidencialista se ha
exacerbado, por eso Greenpeace considera que la
ley debe dejar muy claro que sólo le corresponden
al presidente con carácter exclusivo los
aspectos de representación de la institución,
y aún en este caso dentro de lo acordado
por el Consejo de forma colegiada.
Medida 4: Habilitar los mecanismos
para que los trabajadores puedan denunciar problemas
de seguridad sin temor a ser represaliados por el
empleador Cada vez son más los trabajadores
que se dan cuenta de que no se puede transigir siempre,
como lo prueba la información remitida a
Greenpeace por trabajadores de diversas centrales
nucleares y del propio CSN. Greenpeace insiste en
que en ningún caso puede considerarse satisfactorio
que algo tan importante como las denuncias de los
trabajadores sobre seguridad queden reguladas a
nivel reglamentario. Para Greenpeace es una prioridad
que quede recogido con rango legal.
Medida 5: Prohibir la contratación
de empresas reguladas
La reforma pretende que se limite la contratación
exterior, que se contrate sólo para aquello
estrictamente necesario y nunca con empresas que
dependen de los titulares de las autorizaciones.
Porque no es de recibo que el CSN gaste millones
en contratar a empresas como TECNATOM, Iberinco,
Empresarios Agrupados, etc., todas ellas pertenecientes
a las empresas eléctricas dueñas de
las centrales nucleares. Nadie en su sano juicio
puede esperar que una empresa que es propiedad de
una eléctrica vaya a dar una opinión
contraria a sus intereses.
Medida 6: Establecer un comité
asesor externo
El CSN debe tener asesoramiento externo independiente,
como los demás organismos reguladores homólogos
al CSN. La principal ventaja de esos comités
es que no dependen de la jerarquía interna
del organismo y por ello son libres para opinar.