Expedición
de Greenpeace “un año de la vida de los océanos”
con el MY Esperanza
27 marzo 2006 - Guinea conakry, Internacional —
Casi un 30% de los 67 barcos documentados en los
últimos 10 días en aguas de Guinea
Conakry por Greenpeace y la Fundación para
la Justicia Medioambiental, pescaban ilegalmente
y un 14% lo hacían ocultando su identidad.
Desde hoy, Greenpeace cuenta con dos inspectores
guineanos a bordo y se dispone a arrestar barcos
piratas.
Después de ser testigos
de cómo flotas piratas organizadas roban
el pescado en uno de los países más
pobres del mundo, Guinea Conakry, Greenpeace y la
Fundación para la Justicia Medioambiental
(FJM), en cooperación con inspectores de
este país africano, se preparan desde hoy
para arrestar barcos pesqueros piratas que “blanquean”
sus capturas a través de puertos europeos,
principalmente en en el puerto de Las Palmas. En
una operación conjunta a bordo del barco
de Greenpeace Esperanza, las dos organizaciones
han estado documentando la actividad de aproximadamente
70 barcos en aguas de África Occidental durante
los pasados diez días.
De 67 barcos abanderados en Corea,
China, Italia, Liberia y Belice, 19 de ellos (un
28%) no cuentan con autorización para pescar,
22 (un 32%) habían sido observados pescando
ilegalmente en el pasado, 9 (un 14%) no pudieron
ser identificados por faenar ocultando sus nombres
y 8 (un 12%) se encontraban pescando dentro de la
doce millas reservadas a los pescadores artesanales
locales. El pescado capturado por estas flotas piratas
es transferido luego a buques de transporte refrigerados
-llamados reefers- muchos de los cuales descargan
su pescado en el Puerto de Las Palmas.
Dos inspectores del Gobierno
de Guinea, con competencias para arrestar barcos,
se han unido ahora al Esperanza, que continuará
llevando a cabo operaciones de vigilancia en la
región.
“La pesca pirata es una amenaza
global para los océanos y para aquellos que
dependen de ellos. No dejamos de oír declaraciones
de buenas intenciones de los Gobiernos en relación
a este problema – pero si fueran serios no tendríamos
que estar aquí ofreciendo nuestro barco a
las autoridades guineanas”, declaró Sebastián
Losada, responsable de la campaña de océanos
de Greenpeace.
Greenpeace y EJF siguen apuntando
al Puerto de Las Palmas como principal vía
de entrada de este pescado en Europa.
“Sabemos que buena parte de este
pescado capturado ilegalmente en aguas africanas
llega al mercado europeo a través del Puerto
de Las Palmas. Valoramos muy positivamente que el
Ministerio de Pesca nos haya expresado su voluntad
de abordar este problema y cuando acabemos nuestro
trabajo en Guinea les enviaremos toda la documentación
recopilada por Greenpeace. Esperamos con ello actuaciones
eficaces en Las Palmas contra estas flotas”, añadió
Losada.
África Occidental es la
única región del mundo en la que el
consumo de pescado está descendiendo. Los
pescadores locales están perdiendo su única
fuente de ingresos y muchas veces incluso sus vidas
cuando los arrastreros entran en las zonas reservadas
para la pesca artesanal. Las autoridades de Guinea
no tienen capacidad alguna para combatir a estos
piratas de la pesca, que algunas veces pescan a
tan sólo dos millas de la costa.
“Es hipócrita que los
Gobiernos hablen de fomentar la ayuda al desarrollo
en África cuando al mismo tiempo permiten
que el alimento y los ingresos que el continente
necesita sean robados de sus aguas y vendidos en
el mercado Europeo”, declaró Hélène
Bours, de la Fundación para la Justicia Medioambiental.
Globalmente, el valor de la pesca
ilegal ha sido estimado recientemente en entre 4.000
y 9.000 millones de dólares anuales, el 20%
del valor de la captura pesquera mundial. Se estima
que tan sólo en el África subsahariana
supone 1000 millones de dólares anuales.
La campaña contra
la pesca pirata en África Occidental es la
segunda etapa de una nueva y ambiciosa campaña
y expedición de Greenpeace durante más
de un año,"En defensa de los océanos".
Todo el año 2006, el Esperanza será
la principal plataforma de Greenpeace para exponer
la necesidad de crear una red de reservas marinas
que abarque el 40% de los océanos del planeta:
lugares que se protegerían de la explotación
a gran escala y de la pesca y la caza industrial;
lugares desde donde nuestros océanos puedan
empezar un proceso de recuperación.