2006-03-01
- En 1971 se firmó en la ciudad de Ramsar
(Irán) la Convención Sobre Humedales
de Importancia Internacional
Cuando hablamos de humedales, inmediatamente llegan
a nuestra mente imágenes de lagos, lagunas,
manglares, esteros, pantanos y otro tipo de ecosistemas
en donde el agua es el principal factor que controla
el medio y la vida ahí presentes. Nos llegan
también imágenes de aves que realizan
vuelos de cientos, de miles de kilómetros
usando estos ecosistemas como puntos temporales
de descanso y recuperación de fuerzas. Vemos
pescadores, mineros, campesinos y personas, que
dependen de ellos para vivir.
Todas estas imágenes no
llegan sólo por casualidad, pues los beneficios
que los humedales nos aportan son inmensos. Entre
ellos podemos mencionar la provisión de agua
para uso doméstico, agrícola e industrial;
y la protección contra fenómenos naturales
y contra la inestabilidad del clima local. De igual
manera, contribuyen a mejorar la calidad de los
cuerpos de agua adyacentes, y son trampas de carbono
a través de la materia orgánica que
acumulan, filtrando y absorbiendo cientos de contaminantes
dentro de sus ciclos químicos e hidrológicos.
Además son un importante
medio de transporte para personas y productos, y
se constituyen en centros de recreación y
turismo, sin contar con que poseen importantes valores
estéticos y culturales.
Conscientes de la necesidad de
conservar estos ecosistemas tan valiosos, en 1971
se firmó en la ciudad de Ramsar (Irán)
la Convención Sobre Humedales de Importancia
Internacional, más conocida como la Convención
Ramsar. La Convención es un tratado intergubernamental
que sirve de marco para la acción nacional
y la cooperación internacional en pro de
la conservación y uso racional de los humedales
y sus recursos. Esta iniciativa internacional trabaja
en asocio con entidades como WWF, la organización
mundial de conservación; BirdLife, Wetlands
Internacional y la Unión Mundial para la
Naturaleza (UICN, por su sigla en inglés).
Actualmente son 146 países
miembros firmantes de la Convención y hay
declarados 1459 sitios como Humedales de Importancia
Internacional en el mundo, que buscan garantizar
la conservación de más de 125 millones
de hectáreas de estos ecosistemas.
Ramsar promueve el uso racional
de los humedales, entendido como la “utilización
sostenible en beneficio de la humanidad, sin detrimento
de las características ecológicas
de estos ecosistemas”; de esta manera se busca que
los humedales sigan siendo siempre un espacio de
vida para la gente y las diferentes especies de
flora y fauna, a través del uso adecuado
de los múltiples bienes y servicios que nos
ofrecen.
Otro aspecto fundamental para
la Convención Ramsar es el fortalecimiento
de la participación de todos los sectores
y especialmente, garantizar la participación
activa de las comunidades y grupos indígenas
en la toma de decisiones para la conservación
de los humedales, para ello la Convención
ha desarrollado dos resoluciones relacionadas con
los lineamientos para fortalecer la participación
de las comunidades locales (VII 8) y con la gestión
participativa como herramienta para el uso y manejo
racional de dichos ecosistemas (VIII 36).
De esta forma, la importancia
de la participación y el respeto por los
derechos étnicos consagrados en otras convenciones
internacionales, hacen que la declaratoria de un
sitio Ramsar sea clave en las estrategias de conservación
y control territorial de los diferentes grupos étnicos
en nuestros países.
La Cocha y Baudó: dos humedales
de importancia internacional en Colombia
Los sitios Ramsar cuentan con una protección
del país que los declara, pero además
cuentan con una protección a nivel internacional.
Esta visibilidad es muy importante a la hora de
proteger los humedales de amenazas contra su integridad.
En algunos casos, la Convención ha sido utilizada
como una estrategia de protección para detener
o reducir impactos negativos de ciertos proyectos
y políticas que puedan afectar los humedales
Ramsar. Tal es el caso de la laguna de La Cocha
en el sur de Colombia, donde mediante un proceso
liderado por los campesinos de la región
y con el apoyo de WWF Colombia y el Ministerio de
Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (Mavdt),
se logró su declaratoria como Humedal de
Importancia Internacional y así detener la
construcción de un megaproyecto que hubiera
afectado irremediablemente las condiciones del humedal
y de las comunidades locales.
En Colombia, además de
La Cocha, el Delta del río Baudó (Chocó)
fue declarado también sitio Ramsar y ya se
viene desarrollando, con el apoyo del Centro de
Cooperación a Indígenas (Cecoin) el
plan de manejo del humedal del Delta del río
Baudó, con la participación de las
organizaciones comunitarias de la zona. En este
sentido, el Mavdt, instancia gubernamental responsable
de hacer seguimiento y garantizar los compromisos
adquiridos ante la convención, ha contado
con el apoyo de WWF, conjuntamente con otras organizaciones
como la Asociación Calidris y el Instituto
de Investigaciones Ambientales del Pacífico.
Lo anterior ha permitido avanzar en la elaboración
de estudios de caracterización de los humedales
del delta del San Juan, bajo Baudó, Tumaradó,
Perancho, la Honda y la Rica en el río Atrato.
Es así como, abriéndose
caminos desde Irán hasta Colombia, la Convención
Ramsar genera un marco propicio hacia la articulación
de los esfuerzos de los diferentes actores para
que la conservación de los humedales sea
una realidad y nuestros hijos sigan construyendo
imágenes y recuerdos de la exuberancia de
la vida en las costas, lagunas, lagos, pantanos
y ciénagas. Ecosistemas alrededor de los
cuales se ha desarrollado la humanidad.
Notas para el editor
Colombia hace parte de la Convención desde
el 18 de Octubre de 1998 y ha designado tres sitios
Ramsar (Ciénaga Grande de Santa Marta, Laguna
de la Cocha y el Delta del Río Baudó),
con un área superficial de 447.888 has.
David López Matta
Consultor WWF Colombia