11 abril
2006 - DF, México — Greenpeace México
critica la intención del gobierno de Estados
Unidos de atacar con armamento nuclear a Irán,
por ser un acto atroz que sólo generará
más violencia, y pide que el gobierno mexicano
se comprometa públicamente a no respaldar
los afanes bélicos de George Bush.
A continuación, el texto de la carta enviada
por Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México,
al secretario de Relaciones Exteriores del gobierno
mexicano, Ernesto Derbez:
México, DF, a 11 de abril
de 2006.
Lic. Ernesto Derbez
Secretario de Relaciones Exteriores
Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos
Presente:
Con profunda preocupación
vemos la intención del gobierno estadounidense
de atacar a otro país de Oriente Medio, como
es el caso de Irán, con dudosos argumentos
como los que utilizó para invadir Irak. Existe
consenso internacional de que la diplomacia y las
negociaciones son la mejor opción para resolver
la crisis nuclear iraní, y que la preparación
de ataques militares debilita la energía,
los recursos, la paciencia y los esfuerzos requeridos
para lograr que la diplomacia trabaje.
Queremos asegurarnos de que el
gobierno mexicano no apoyará, de ninguna
manera, ninguna acción militar en contra
de Irán, y mucho menos acciones que involucren
armamento nuclear.
El artículo de Seymor Hersh,
publicado en el New Yorker, y el artículo
aparecido en el Washington Post revelan que la administración
de George Bush no solamente está preparando
un ataque en contra de Irán sino que también
está considerando el uso de armamento nuclear.
Esta acción militar tendría
consecuencias catastróficas al propiciar
décadas de violencia regional y global. Greenpeace
considera que el uso de armamento nuclear aumentará
estos peligros de manera exponencial. Ambas condiciones,
permitir la doctrina de guerra preventiva de la
administración Bush y el uso de armamento
nuclear, son totalmente ilegales y generan un peligroso
precedente que atenta contra la paz mundial.
Cualquier ataque a las instalaciones
iraníes causará severos daños
civiles ya que éstas se encuentran cercanas
a poblaciones. Cualquier ataque liberará
materiales toxicos y nucleares al medio ambiente,
impactando a toda la región.
Considere lo ocurrido cuando Israel
atacó las instalaciones iraquíes de
Osirak. El bombardeo de Osirak demoró el
programa iraquí, pero también lo forzó
a volverse clandestino. Osirak había estado
bajo vigilancia y monitoreo de la Agencia Internacional
de Energía Atómica, el cual terminó
a causa del ataque. A partir de entonces, Irak destinó
más recursos humanos y económicos
al programa.
Un ataque sobre las instalaciones
nucleares iraníes no sólo no tendrá
éxito, forzará a que cualquier programa
nuclear se convierta en clandestino y descalificará
a los inspectores internacionales, además
de unificar a la población iraní en
torno a las posiciones más radicales, lo
cual eliminará cualquier posibilidad de debate
razonado.
Los estudios más serios
concluyen que Irán tardaría entre
5 y 10 años en desarrollar armamento nuclear.
La Agencia Internacional de Energía Atómica
está en Irán y ha reportado éxito
y resultados tangibles haciendo públicos
los programas nucleares de Irán. Por ello,
el escenario que se quiere construir para atacar
Irán es totalmente falso y pone a la región
y al mundo en riesgo.
Lo que se requiere de manera urgente
es la negociación para crear una Zona Libre
de Armas de Destrucción Masiva en la región.
Es urgente contribuir a dar este primer paso en
esta región de alta tensión política
y posteriormente continuar hacia un desarme global.
Este planteamiento va de acuerdo con la mejor tradición
de la política exterior de nuestro país.
En este momento crucial, llamamos
al gobierno mexicano a hacer público su compromiso,
como lo hizo en el pasado, en contra del uso de
armas nucleares y expresar su apoyo para lograr
un mundo pacífico y libre de armamento nuclear.
Atentamente
Alejandro Calvillo Unna
Director ejecutivo de Greenpeace México