El gran
potencial de las energías renovables y de
la eficiencia energética permiten iniciar
ya el programa de cierre progresivo de las centrales
nucleares
04 mayo 2006 - Madrid, España
— Tras años de intensa campaña por
parte de Greenpeace y otros colectivos sociales
y políticos, que lograron demostrar el funcionamiento
peligroso de esta central nuclear y la necesidad
del cese de su actividad, por fin se celebra el
cierre definitivo de la central nuclear José
Cabrera de Zorita (Guadalajara) programado para
el domingo 30 de abril, tras 38 años de funcionamiento
inseguro.
Greenpeace califica este hecho como una importante
victoria para el medio ambiente. "El cierre
de Zorita debe marcar el principio del fin de la
energía nuclear en España", ha
declarado Juan López de Uralde, director
ejecutivo de Greenpeace. "El enorme potencial
de las energías renovables y el amplio margen
existente para mejorar la eficiencia energética,
permiten el comienzo inmediato del programa de cierre
progresivo de las centrales nucleares prometido
por el Gobierno socialista y el presidente Zapatero",
añadió Uralde.
"El Gobierno debe decidir mañana mismo
cerrar la central nuclear de Garoña, otra
central que, como Zorita, está fuera de normativa
y sufre graves problemas de seguridad. Es otra `cafetera
vieja'", ha añadido Carlos Bravo, responsable
de la campaña antinuclear de Greenpeace.
Tras el cierre de Zorita, Garoña (en Burgos)
será la única central nuclear de las
llamadas de Primera Generación que quede
en funcionamiento. La otra, Vandellós-1 (en
Tarragona), fue cerrada en 11000 tras sufrir un
grave accidente en 1989 y está en proceso
de desmantelamiento. Esta central también
está fuera de normativa y tiene grave problemas
de agrietamiento por corrosión en varios
componentes de la vasija del reactor. Al igual que
Zorita, Garoña es obsoleta y muchas de las
conclusiones que tomó el Consejo de Seguridad
Nuclear (CSN) sobre Zorita para determinar su cierre
definitivo se pueden aplicar completamente a la
central nuclear burgalesa.
Las energías renovables podrían satisfacer
hasta 56 veces la demanda de energía eléctrica
en España. La capacidad de generación
renovable es tan elevada que se podría plantear
incluso la posibilidad teórica de cubrir
todas las demandas de energía, no sólo
eléctrica, pues equivale a más de
10 veces su demanda de energía total. Estas
son las conclusiones del exhaustivo informe realizado
para Greenpeace por el Instituto de Investigaciones
Tecnológicas (IIT) de la Universidad Pontificia
Comillas. Según dicho estudio, los recursos
renovables están ampliamente distribuidos
en el territorio peninsular, por lo que existen
infinitas opciones de configurar un mix de generación
de electricidad 100% renovable (basado en tecnologías
ya disponibles de eólica terrestre, eólica
marina, biomasa, solar fotovoltaica, solar termoeléctrica,
hidroeléctrica, olas, geotérmica y
chimenea solar), excluyendo incluso todas las zonas
catalogas bajo alguna figura de protección
ambiental (28% del territorio peninsular), e incluso
sería técnicamente viable abastecer
completamente la demanda energética total
con fuentes renovables.
A este importante potencial de las energías
renovables, deben sumarse las enormes posibilidades
de reducir nuestro consumo energético aumentando
al tiempo nuestra calidad de vida y nuestra competitividad
como país. En efecto, según los datos
oficiales, España es muy ineficiente en el
consumo de energía. Entre 11000 y 2003 la
intensidad energética (cantidad de energía
necesaria por unidad de PIB) crecía un 0,5%
anual en promedio en nuestro país mientras
que en la UE se reducía en un 1,3% anual.
Las medidas de ahorro y eficiencia energética
y de gestión de la demanda son además
las opciones más eficaces en coste, desde
el punto de vista económico. Por otro lado,
nuestra dependencia del exterior es ya de un 78%
y sigue creciendo. Es una dependencia del 100% en
el caso del combustible nuclear (España no
produce uranio, y el proceso de su enriquecimiento
se hace totalmente en el extranjero) y muy alta
en combustibles fósiles.
"El cierre de Zorita es una gran victoria para
la salud pública y el medio ambiente."
El punto de inflexión en la campaña
de Greenpeace contra la central de Zorita se dio
el 25 de abril de 2002 cuando un grupo de activistas
de la organización logró ocupar la
cúpula del edificio del reactor, en protesta
por su funcionamiento peligroso. La protesta, que
tuvo eco en todo el mundo, dejó en evidencia
la falta de seguridad de la central y la falta de
independencia del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN),
organismo que a partir de ese momento, y ante la
atenta mirada internacional, no pudo seguir ocultando
por más tiempo los problemas de seguridad
de Zorita.
En efecto, el 13 de septiembre de 2002, el Pleno
del Consejo de Seguridad Nuclear acordaba, por motivos
de seguridad, fijar el cese de la actividad de Zorita,
estableciendo su fecha de cierre definitivo para
el 30 de abril de 2006. Es de recordar que la causa
por la cual el Pleno del CSN, en 2002, propuso el
cierre de la central nuclear de Zorita, fue la de
su falta de seguridad, tal y como denunciaba Greenpeace.
A pesar de que la industria nuclear intente ahora
disfrazar este acto como un cierre por agotamiento
de la vida útil de la instalación
o una decisión política, la explicación
del voto mayoritario de los Consejeros del CSN es
muy clara. Destacamos por ejemplo estas afirmaciones
de dicho documento: "La central de Zorita no
recibiría hoy el permiso de construcción
de acuerdo con la normativa actual debido a debilidades
de diseño que afectan a un amplio conjunto
de sistemas de seguridad. (...) Las debilidades
estructurales de la central han dado lugar, desde
1981, a la ejecución de sucesivos planes
de mejora, de gran envergadura, que sin embargo
han dejado cuestiones pendientes de resolver hasta
el momento presente".
El reiterado incumplimiento de su propia normativa
de seguridad, el cúmulo de problemas de seguridad
y la pésima cultura de seguridad de los operadores
de la central de Zorita, hacían evidente
que la argumentación de Unión Fenosa
de que Zorita podía funcionar "con plenas
garantías de seguridad" no se sostenía
en absoluto. La energía nuclear no es la
solución ni al cambio climático, ni
a la creciente demanda de energía, ni mucho
menos a la dependencia energética del exterior.
Además plantea graves problemas de seguridad,
contaminación e impactos sobre la salud.
La gestión de sus residuos es un problema
social de enorme envergadura ya que toca los ejes
más importantes de la sociedad misma entre
los cuales la salud y la economía y hasta
hoy no ha encontrado solución.
"Es difícil de justificar que España,
el país que tiene la posibilidad de ver su
demanda eléctrica cubierta más de
56 veces sólo con fuentes renovables, todavía
se plantee si la energía atómica tiene
cabida en su futuro energético" ha añadido
Carlos Bravo "Hoy hay que celebrar el gran
éxito que la jubilación de Zorita
supone pero sin olvidar que quedan otros 8 reactores
activos en España. Greenpeace trabajará
activamente para lograr su cierre progresivo pero
urgente".