30 mayo
2006 - Ciudad de México, México —
En vez de proteger el ambiente y la riqueza natural
del maíz mexicano, la Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) está
allanando el camino para que lo más pronto
posible las corporaciones biotecnológicas
puedan comercializar maíz transgénico
en México. Para ello, envió a la Comisión
Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) una propuesta
de "régimen de protección especial
del maíz" (previsto en la Ley de Bioseguridad
de Organismos Genéticamente Modificados)
con graves vacíos que sólo favorecen
a esas empresas.
En particular, el proyecto presentado
por las autoridades ambientales carece de dos puntos
esenciales:
1)no plantea quién será
responsable ante casos de contaminación o
daño a la diversidad del maíz mexicano,
2)no establece un acceso público a la información
sobre permisos y siembra, ni siquiera en las zonas
donde se pretenden realizar las pruebas experimentales.
Un verdadero régimen de
protección especial del maíz mexicano
debería prevenir la siembra de maíz
transgénico, por ser México el centro
de origen y diversidad de este cultivo; debería
garantizar la supervivencia de las variedades de
maíz nativo; debería fomentar el desarrollo
de la investigación y mejoramiento tradicional
de las variedades nativas de maíz (cuyo potencial
está desaprovechado); debería incorporar
en este proceso a los diversos sectores académicos
y científicos; y, sobre todo, debería
ser consistente con la moratoria que desde 1998
prohíbe la siembra de maíz transgénico
en México.
“Una protección efectiva
del maíz debe garantizar que estará
a salvo de la contaminación transgénica,
significa cero tolerancia para las variedades patentadas
de maíz transgénico”, señaló
Gustavo Ampugnani, coordinador de la campaña
de transgénicos de Greenpeace México.
El anteproyecto de la Semarnat
busca dividir al país en dos, una zona donde
esté permitida la siembra de maíz
transgénico y otra donde no. Esto no es viable
puesto que la migración del polen o el transporte
de semilla de una región a otra podrán
ocasionar casos de contaminación con efectos
irreversibles en la diversidad del maíz.
Además, en las zonas permitidas podría
haber productores no interesados en sembrar variedades
transgénicas cuyos cultivos serían
contaminados ya que los transgénicos no pueden
coexistir con variedades convencionales sin contaminarlas,
tal como fue demostrado en España (ver La
Coexistencia Imposible).