03 mayo
2006 - Ciudad de México/, México —
La comunidad indígena tlahuica de San Juan
Atzingo y Greenpeace denunciaron que bandas de talamontes
están acabando con los bosques de esa comunidad,
los cuales forman parte del Gran Bosque de Agua.
Por ello, presentaron una denuncia popular ante
la Procuraduría Federal de Protección
al Ambiente (Profepa) para exigirle que detenga
cuanto antes la tala ilegal.
La comunidad indígena tlahuica
de San Juan Atzingo y Greenpeace denunciaron que
bandas de talamontes están acabando con los
bosques de esa comunidad, los cuales forman parte
del Gran Bosque de Agua. Por ello, presentaron una
denuncia popular ante la Procuraduría Federal
de Protección al Ambiente (Profepa) para
exigirle que detenga cuanto antes la tala ilegal.
A pesar de que parte de los bosques
de San Juan Atzingo se encuentran en el Parque Nacional
Lagunas de Zempoala, un área protegida, desde
1998 grupos de taladores han deforestado completamente
más de 250 hectáreas y degradado muchas
más con sus actividades ilícitas.
En respuesta, lo único que han hecho las
autoridades ambientales es incluir a este parque
nacional en la lista de las 15 zonas del país
con mayor tala clandestina.
"Cada día y a toda
hora se escuchan las motosierras en nuestros bosques
y se pueden ver los camiones cargados de madera
rumbo a la Ciudad de México o Cuernavaca
sin que nadie los detenga. Parajes como El Jaral
y El Llano de la Piedra ya han sido deforestados
casi por completo y otros como La Cachucha, Puestos
Viejos y Quila están siendo deforestados
en estos momentos. Por eso, una vez más exigimos
a las autoridades que actúen ya, para detener
la destrucción de nuestros bosques",
exigió un representante de la comunidad indígena
tlahuica de San Juan Atzingo.
"La falta de acción
de las autoridades hace posible que bandas de talamontes
operen a plena luz del día durante todo el
año, destruyendo uno de los bosques más
importantes del mundo: el Gran Bosque de Agua",
explicó Héctor Magallón, coordinador
de la campaña de bosques y selvas de Greenpeace.
Por ello, Greenpeace y la comunidad
de San Juan Atzingo presentaron una denuncia popular
ante la Profepa en la que le exigen:
1. Detener la tala clandestina
en la zona y realizar operativos permanentes de
inspección y vigilancia.
2. Llevar a cabo inspecciones permanentes en aserraderos,
talleres de carpintería y vehículos
que transporten madera aserrada o en rollo, sus
productos y subproductos, para acreditar su legal
procedencia.
3. Asignar presupuesto suficiente para que estos
operativos se lleven a cabo a través de personal
capacitado y con equipo suficiente.
4. Investigar los hechos denunciados para deslindar
responsabilidades.
El Gran Bosque de Agua alberga
dos por ciento de la biodiversidad del mundo, brinda
tres cuartas partes del agua que se consume en la
Ciudad de México y abastece de este líquido
a los ríos Lerma y Balsas. Sin embargo, de
mantenerse la tala ilegal y el crecimiento urbano,
entre otras actividades, este bosque desaparecerá
en los próximos 50 años.