05 mayo
2006 - Madrid, España — La asociación
ecologista denuncia, a un mes del día mundial
de los océanos, que no se han producido avances
significativos en la protección de las profundidades
marinas y demanda una moratoria sobre la pesca de
arrastre en aguas internacionales. La red de arrastre
estará de 10:00 a 20:00 en el parque Juan
Carlos I, de Madrid.
Greenpeace ha instalado en Madrid
una auténtica red de pesca de arrastre de
100 metros de ancho, 40 metros de largo y unos 20
metros de altura, dentro de la que se realizarán
actividades educativas durante toda la jornada del
lunes. Como si fuera una inmensa tienda de campaña
por la que los visitantes podrán hacer un
circuito donde conocerán los impactos en
las profundidades marinas de este tipo de arte de
pesca mediante distintas actividades educativas:
vídeo, exposición fotográfica,
dibujos y manualidades, juegos cooperativos, etc.
dirigidos a niños, adolescentes y personas
adultas. Esta actividad se lleva a cabo en 11 países
en por los pasa esta la red (Alemania, Polonia,
Austria, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega,
Holanda, Francia).
La red llega a España un
mes antes del Día Mundial de los Océanos
y de que comience una nueva ronda de negociaciones
en Naciones Unidas sobre la protección de
las profundidades marinas, para las que la pesca
de arrastre de fondo es considerada la principal
amenaza en todo el mundo.
En las profundidades de los océanos
se elevan montañas submarinas de más
de 1.000 metros de profundidad, que reciben el nombre
de montes submarinos y, lejos de lo que se pensaba
antiguamente, son auténticos oasis de vida.
De ellos surgen corrientes ricas en nutrientes que
alimentan a diferentes y extraordinarios ecosistemas
y albergan cientos de especies, muchas de las cuales
son desconocidas para la ciencia.
Sin embargo la pesca de arrastre
ha llegado a las profundidades marinas antes que
los científicos. Esta actividad pesquera
carece de controles efectivos y de una gestión
que garantice la supervivencia de los recursos,
lo que esta provocando la destrucción acelerada
de estos ecosistemas. Realizan este tipo de pesca
unos 200 barcos pertenecientes a 11 países
y supone el 0,5% de las capturas mundiales. La mayor
flota es la española, responsable del 40%
de las capturas en 2001. “Hace dos años ya
que la Asamblea General de Naciones Unidas demandó
medidas urgentes para proteger las profundidades
marinas de la destrucción causada por las
prácticas pesqueras insostenibles. Lo cierto
es que no ha habido prácticamente avances
y que una moratoria sobre este tipo de pesca en
las zonas profundas de los océanos es urgente”,
declaró Sebastián Losada, responsable
de la campaña de océanos de Greenpeace.
Este mismo año, los científicos
del Consejo Internacional para la Exploración
del Mar (CIEM) afirmaron que la mayoría de
las especies de peces de aguas profundas están
siendo capturados por encima de los límites
biológicos de seguridad y recomendaron que
las pesquerías de aguas profundas que existen
en la actualidad sufran recortes significativos
así como que no se permitan nuevas pesquerías
de aguas profundas hasta que no hayan mostrado que
son sostenibles. El CIEM recomendó por ejemplo
el cierre de las pesquerías de tiburones
de profundidad, que están siendo esquilmadas
por la flota arrastrera.
“Necesitamos un cambio radical
frente a la actual ausencia de regulaciones que
ha conducido a la casi desaparición de algunas
especies y que ha sido incapaz de prevenir la destrucción
de hábitats sensibles, tales como corales
de agua fría. Los países europeos,
entre ellos España, tienen que pasar de las
palabras a la acción y empezar a tomarse
en serio la protección de estos ecosistemas”,
declaró Sebastián Losada, responsable
de océanos de Greenpeace.