15 mayo
2006 - Ciudad de México, México —
La Organización Mundial de Comercio (OMC)
está intentando forzar la entrada de transgénicos
en territorio europeo, a pesar de que los consumidores
de esa región rechazan tales productos por
considerarlos una amenaza para la salud y el medio
ambiente. En 2003 Estados Unidos, con el apoyo de
Canadá y Argentina, entabló una disputa
contra la Unión Europea alegando que obstaculizaba
el libre comercio de transgénicos. Ahora,
la OMC ha decidido dar la razón a Estados
Unidos en un intento por abrir mercados a los productores
de organismos genéticamente modificados.
Greenpeace rechaza el veredicto
de la OMC, que intenta forzar a esa región
a aceptar transgénicos en sus alimentos,
a pesar de la oposición generalizada de los
consumidores. Greenpeace considera que la OMC "no
está calificada" para abordar temas
como el de los organismos genéticamente modificados.
"Este veredicto confirma
que la OMC no debe abordar temas ambientales y científicos
complejos, ya que pone los intereses comerciales
por encima de todo lo demás. Lo único
que ha conseguido es reforzar la determinación
de los países europeos de resistir las amenazas
de los productores de transgénicos y reiterar
su rechazo a los cultivos y alimentos transgénicos",
dijo Eric Gall, de la Unidad Europea de Greenpeace.
Aunque Estados Unidos celebró
la decisión de la OMC, el veredicto mostró
que el panel de la OMC rechazó varios de
los argumentos de los Estados Unidos y sólo
penalizó a la Unión Europea por tomar
demasiado tiempo para cumplir con su legislación
en la materia. El panel criticó las prohibiciones
nacionales de entrada de transgénicos, pero
aceptó que dichas prohibiciones se justifican
cuando se lleva a cabo una evaluación de
riesgos.
"El veredicto de la OMC falla
en mantener el principio precautorio que debería
ser la base de las políticas globales sobre
los organismos genéticamente modificados,
pero afirma que los gobiernos pueden continuar prohibiendo
la siembra de transgénicos, si así
lo deciden", señaló Daniel Mittler,
experto de Greenpeace en la OMC.
"Existen 12 prohibiciones
a transgénicos en siete países de
Europa, más de las que había en 2003,
cuando comenzó la disputa. Tan sólo
la semana pasada Polonia prohibió la siembra
de transgénicos, lo cual es una bofetada
para las empresas biotecnológicas, ya que
Polonia es la segunda fuente de alimentos frescos
de Europa", dijo Gall.