Madrid,
17 de mayo de 2006. Tres osos han muerto en menos
de un año en la Cordillera Cantábrica
por la acción del hombre. Dos de estos tres
ejemplares han sido abatidos a tiros, ambos en espacios
naturales gestionados por la Junta de Castilla y
León. Ante la reaparición de estas
prácticas ilegales en espacios protegidos,
WWF/Adena reclama a las administraciones responsables
que actúen con contundencia, castigando a
los culpables y que eviten que este tipo de acciones
vuelva a repetirse.
En septiembre de 2005 se encontraron
dos cadáveres de osos en el Parque Natural
de la Montaña Palentina. Uno de ellos fue
abatido a tiros en una cacería nocturna ilegal
y otro había muerto a causa del veneno. En
ese momento WWF/Adena, junto a otras asociaciones
ecologistas, manifestó su preocupación
por la proliferación de estas prácticas
ilegales y solicitó a las administraciones
competentes medidas oportunas – tales como la aprobación
de planes de lucha contra el veneno- para garantizar
la supervivencia de esta especie amenazada y preservar
los valores de la Cordillera Cantábrica.
Ahora, sólo nueve meses
después, cuando aún no se han depurado
responsabilidades y sin que ninguna de las Comunidades
afectadas haya respondido a las peticiones de los
ecologistas, aparece otro nuevo oso abatido por
disparos, esta vez en la Reserva de Caza de los
Ancares leoneses. WWF/Adena observa con preocupación
la reaparición de acciones contra el oso
que parecían erradicadas de la Cordillera
Cantábrica y, sobre todo, la falta de respuestas
adecuadas por parte de las administraciones competentes.
Por ello, reclama a las autoridades
implicadas en la conservación del oso pardo,
y particularmente a la Junta de Castilla y León,
comunidad donde han muerto los tres últimos
osos, que intensifiquen sus esfuerzos para proteger
esta especie.
En primer lugar, es imprescindible
que se desarrollen por parte de la Junta, el Seprona
y la Fiscalía, las investigaciones oportunas
que conduzcan a esclarecer los hechos y a determinar
su autoría para que no queden impunes. Los
culpables de este grave delito deben ser llevados
frente a la justicia y, en ese caso, WWF/Adena ejercerá
la acusación particular. Al mismo tiempo,
es necesario que se refuercen las medidas de vigilancia
y control en las zonas oseras y que se desarrollen
acciones de sensibilización, con el fin de
prevenir que este tipo de actuaciones ilegales se
repitan.
Finalmente, ante la nueva situación
de la especie, no cabe duda de que es el momento
adecuado para actualizar los planes de recuperación
del oso pardo, que en el caso de tres comunidades
autónomas (Cantabria, Castilla y León
y Galicia) cuentan con más de una década
de antigüedad (1989, 11000 y 1992, respectivamente).
Tan sólo Asturias ha actualizado su plan
en 2002, adaptándolo a la nueva realidad.
“Es totalmente inaceptable que,
ahora que la situación del oso parecía
ser favorable, reaparezca el fantasma del furtivismo
que creíamos desterrado de estas montañas
para siempre y ponga en peligro todo el buen trabajo
realizado”, afirmó Luis Suárez, Responsable
del programa de especies de WWF/Adena. Y concluye:
“Las administraciones deben reaccionar rápidamente
y comprometerse a fondo en la conservación
del oso pardo, actualizando los planes de recuperación
y dotándoles de todos los medios oportunos
para erradicar estos hechos delictivos de la Cordillera
Cantábrica”.