Madrid,
30 de junio de 2006.- En el nuevo informe de WWF/Adena
“Mantenerse frescos sin calentar el planeta”, la
organización recuerda que existen otras alternativas
al uso del aire acondicionado y señala las
claves prácticas para afrontar las altas
temperaturas veraniegas manteniendo nuestro consumo
de energía a raya.
En España tres millones
los hogares cuentan en la actualidad con aire acondicionado,
lo que significa que el 20% de las familias españolas
dispone al menos de uno de estos equipamientos.
En el sector servicios (oficinas, comercios, restaurantes,
hoteles, centros educativos...) el parque de refrigeración
también sigue aumentando a pasos agigantados,
hasta el punto de ser el sector que concentra la
mayor demanda de energía destinada a refrigeración.
El uso generalizado y, en muchas
ocasiones, abusivo del aire acondicionado, con el
que se alcanzan a veces temperaturas casi invernales
en pleno verano, está contribuyendo a agravar
el problema del cambio climático. Estos aparatos
demandan un elevado consumo de electricidad, cuya
generación depende de la quema de combustibles
fósiles como el carbón, el petróleo
o el gas natural. De este modo, al aumentar el número
de aparatos conectados a la red se está inyectando
de forma paralela una mayor cantidad de CO2 a la
atmósfera, principal gas de efecto invernadero
que contribuye al calentamiento terrestre.
Evangelina Nucete, del Programa de Cambio Climático
de WWF/Adena, afirma que “se puede hacer frente
al calor sin necesidad de utilizar el aire acondicionado,
ya que existen otras alternativas más sencillas
con las que podemos sentirnos cómodos en
verano sin necesidad de consumir tanta energía,
y que deberían tenerse en cuenta mucho antes
de acudir a una tienda a por uno de estos aparatos”.
Por ejemplo, la utilización
de protecciones solares como toldos, persianas o
voladizos es la solución más sencilla
para regular la cantidad de radiación que
entra en una vivienda. Introduciendo mejoras en
el aislamiento del edificio podemos disminuir entre
un 25% y un 35% nuestras necesidades de refrigeración
y de calefacción. Esta cifra podría
llegar al 80% si el edificio dispusiera de un buen
diseño bioclimático en el que se tuvieran
en cuenta aspectos como la ubicación geográfica,
la orientación, color o la forma del edificio.
Y, en muchos casos, mover el aire de una habitación
con un ventilador puede ser más que suficiente
para tener una sensación agradable de confort.
“En aquellos casos en los que
no haya más remedio que recurrir al aire
acondicionado, tendremos que asegurarnos de que
nuestro equipo tenga una potencia de refrigeración
adecuada a nuestras necesidades, que sea de clase
energética A y que tenga sistema Inverter,
con el que se puede ahorrar hasta un 50% en el consumo
de energía”, señala Evangelina Nucete.
“La temperatura del aire acondicionado debe estar
programada entre 24º y 26º C y nunca por
debajo de 22º C, para no derrochar energía
y prevenir posibles resfriados”.
Es necesario moderar el consumo
del aire acondicionado y usarlo sólo cuando
sea estrictamente necesario, con el fin de reducir
nuestro impacto sobre el cambio climático
asociado al consumo de energía.
Evangelina Nucete