16 junio
2006 - San kitts y nevis — Con un mal augurio inició
hoy en St. Kitts y Nevis la reunión de la
Comisión Ballenera Internacional (CBI). La
nación sede le negó la entrada a su
territorio al barco de Greenpeace Arctic Sunrise
sin ofrecer alguna razón oficial. Este podría
ser el comienzo de un pésimo escenario donde
se diera un retroceso en las medidas acordadas para
la protección de las ballenas, pues hay evidencias
de que Japón ha comprado el voto de gran
cantidad de países para poder tomar el control
de la CBI y legalizar la matanza de los cetáceos
en todo el mundo.
“Estamos sorprendidos de que St.
Kitts y Nevis haya prohibido la entrada del Arctic
Sunrise. Esto sólo puede explicarse por las
reuniones anteriores de la CBI, en las que este
país ha votado a favor de las propuestas
de Japón para reabrir la matanza comercial
de ballenas en todo el mundo. Asumimos que Japón
ha convencido a las autoridades de St. Kitts de
evitar nuestro acceso y así impedir que nos
pronunciemos en contra de la caza de ballenas”,
dijo Alejandro Olivera, coordinador de la campaña
de océanos de Greenpeace México.
El MY Arctic Sunrise, a bordo
del cual se encuentra un activista mexicano, fue
uno de los dos barcos que confrontaron a la flota
ballenera japonesa en pleno Santuario Austral, a
principios de este año. Cabe recordar que
una tripulación con integrantes de más
de 20 países a bordo de los barcos de Greenpeace,
el Esperanza y el Arctic Sunrise, viajó 14,500
millas náuticas para pasar 28 días
en contacto con la flota japonesa a fin de impedir
la matanza de ballenas, objetivo que logró
durante 12 días.
En forma recurrente, los balleneros
japoneses y las autoridades de Japón han
violado la moratoria a la cacería de ballenas,
acordada a escala mundial. Parte de su estrategia
ha consistido en comprar los votos de un amplio
número de países para reventar este
acuerdo internacional y legitimar la matanza que
hasta ahora ha disfrazado con el término
de caza “científica” de ballenas.
Ahora, en St. Kitts, Japón
podría alcanzar su propósito pues
existen evidencias de que ha comprado votos de más
países para poder tomar el control de la
CBI. Además se prevé que la delegación
japonesa promoverá otras medidas para alanarse
el camino. Entre ellas, tras el rechazo al barco
de Greenpeace, el personal de nuestra organización
que se encuentra en el isla podría perder
su acreditación de observador; asimismo,
Japón desea introducir el sistema de voto
secreto en las discusiones de la CBI para ocultar
la identificación de sus aliados.
St. Kitts tiene un largo historial
de favorecer a Japón en el tema ballenero.
Desde 1999, nunca ha dado un voto en contra de Japón.
“El futuro de las ballenas es
incierto en esta reunión, ya que es claro
que se busca silenciar las críticas y ocultar
las votaciones. Por ello, hacemos un llamado urgente
al Dr. Lorenzo Rojas, comisionado mexicano ante
la CBI, para que actúe y convenza a otros
países a pronunciarse en contra de las intenciones
de Japón y sus aliados”, finalizó
Olivera.