03 agosto
2006 - Ciudad de México, México —
La destrucción del bosque que rodea a la
Ciudad de México, el Bosque de Agua, así
como la sobreexplotación de los acuíferos
que nos abastecen, aumenta la vulnerabilidad de
esta ciudad y por tanto el riesgo de la zona centro
del país de sufrir inundaciones, deslaves
y otras catástrofes, advirtió Greenpeace.
La destrucción del bosque
que rodea a la Ciudad de México, el Bosque
de Agua, así como la sobreexplotación
de los acuíferos que nos abastecen, aumenta
la vulnerabilidad de esta ciudad y por tanto el
riesgo de la zona centro del país de sufrir
inundaciones, deslaves y otras catástrofes,
advirtió Greenpeace.
El crecimiento de la mancha urbana
del Distrito Federal sobre los bosques que se encuentran
al sur y el poniente de la ciudad a un ritmo que
diariamente invade una hectárea durante los
últimos 60 años, ha ocasionado que
el agua de lluvia, en lugar de infiltrarse al subsuelo
como ocurre cuando hay una cobertura forestal saludable,
erosione el suelo y se precipite a gran velocidad
hacia las partes bajas ocasionando inundaciones
en las zonas urbanas y deslaves en zonas de riesgo.
El Bosque de Agua está
desapareciendo a un ritmo de 2 mil 400 hectáreas
por año, lo que equivale a una tasa del 2
por ciento anual, debido a la urbanización
sobre el bosque, la tala ilegal, la erosión
del suelo causada por la pérdida de la cobertura
vegetal y el establecimiento de áreas de
cultivo en zonas poco aptas para esta actividad.
A su vez, la erosión ocasiona el azolvamiento
de arroyos, ríos, lagos, presas y drenajes,
lo que incrementa el riesgo de inundación
en las zonas bajas y las áreas urbanas. Esta
situación está aumentando de manera
alarmante la vulnerabilidad de nuestra ciudad a
los fenómenos climáticos.
Asimismo, la extracción
excesiva de agua del subsuelo ha reducido los niveles
del acuífero del Valle de México en
más de un metro por año y ha provocado
hundimientos en la Ciudad de México hasta
de 35 centímetros por año.
“El Bosque de Agua no sólo
abastece tres cuartas partes del agua que se consume
diariamente en el DF. Lluvias como la del 2 de agosto
ponen de manifiesto la importancia de estos bosques
en la regulación del flujo de agua hacia
el subsuelo, arroyos, ríos, lagos y zonas
bajas; la deforestación incrementa la vulnerabilidad
de la Ciudad de México ante las inundaciones.
Entre 1940 y 2000, la zona urbana del DF aumentó
más de doce veces su tamaño y mermó
los bosques que la protegían de deslaves
e inundaciones. Por ello, es urgente tomar medidas
para proteger el Bosque de Agua”, afirmó
Héctor Magallón, coordinador de la
campaña de bosques de Greenpeace.