30 agosto
2006 - Ciudad de México, México —
Hace un año el huracán Katrina arrasó
el delta del Mississippi y devastó la ciudad
de Nueva Orleáns. Ante el desastre, Greenpeace
señaló a la administración
del presidente George W. Bush como responsable por
no tomar medidas preventivas en zonas altamente
vulnerables y con ello mitigar los impactos de fenómenos
meteorológicos como huracanes, acrecentados
por el cambio climático. Hoy, especialistas
advierten que las costas de Tabasco y Campeche son
tan vulnerables como el delta del Mississippi.
En particular, los investigadores estiman que se
encuentran en riesgo Ciudad del Carmen y Villahermosa.
“Allí se sitúa el
delta de los ríos Grijalva y Usumacinta,
que con 4,700 m3/seg es la segunda mayor descarga
de agua dulce en el Golfo de México después
del Mississippi, a la vez que esa plataforma continental
marina sostiene la mayor pesquería de México
en el Golfo. La problemática ecológica
es similar, la pérdida de humedales es análoga,
el embate industrial es acelerado, el hundimiento
de las costas se acelera y durante los últimos
veinte años han sido más marcados
los huracanes severos que están encontrando
hacia el sur del Golfo de México una nueva
ruta de destrucción; por ejemplo Gilberto
en 1988, Opal y Roxana en 1995, Isidora en 2002
y Emily en 2005. Es decir, en los últimos
18 años han visitado el sur del Golfo de
México los cinco huracanes más severos
de todo el siglo pasado”.
Así lo indica el estudio
"Katrina y Rita. El fantasma ecológico
permanece", elaborado en 2006 por el Dr. Alejandro
Yáñez-Arancibia (Unidad de Ecosistemas
Costeros en el Instituto de Ecología A.C.)
y el Dr. John W. Day (Departamento de Oceanografía
y Ciencias Costeras en el Instituto de Ciencias
Costeras, de la Universidad Estatal de Louisiana).
"Urgen medidas para reducir
la vulnerabilidad no sólo de estas ciudades
sino también de otras regiones del país
frente al cambio climático. En México
existen 20 millones de personas en alto riesgo ante
fenómenos meteorológicos y en estado
de indefensión pues la política propuesta
por el gobierno no atiende las causas que incrementan
la magnitud de los desastres, al grado que los recursos
asignados en 2005 a los afectados por el huracán
Stan ni siquiera han llegado a las zonas más
afectadas para realizar los trabajos de reconstrucción",
afirmó Arturo Moreno, coordinador de la campaña
de energía y cambio climático de Greenpeace.