Madrid,
15 de septiembre de 2006. - Diecinueve años
después de la adopción del Protocolo
de Montreal, cuyo objetivo es proteger y recuperar
de la capa de ozono, WWF/Adena hace un llamamiento
para la protección integral de la atmósfera.
Al mismo tiempo, denuncia que se están sustituyendo
los CFC, destructores de la capa de ozono, por HCFC
y HFC , potentes gases de efecto invernadero que
empeoran los problemas del cambio climático.
Cuando ya han pasado 19 años
desde la adopción del Protocolo de Montreal,
comienzan a notarse los resultados del trabajo de
los 189 países que lo ratificaron. La producción
mundial de compuestos de cloro y bromo que agotan
la capa de ozono ha disminuido en un 97,98% , al
tiempo que el nivel de estos compuestos químicos
empieza a decrecer en la parte baja de la atmósfera
(troposfera) y ahora también en la estratosfera
(donde se encuentra la capa de ozono). Según
la reciente evaluación científica
publicada por la Organización Meteorológica
Mundial y por el PNUMA, la capa de ozono en las
latitudes medias (donde se encuentra España)
debería haberse recuperado en 2049, mientras
que para las latitudes altas (donde se encuentra
el agujero de la capa de ozono de la Antártida)
habrá que esperar hasta el 2065.
Sin embargo, lo que son buenas
noticias para la capa de ozono son malas noticias
para la lucha contra el cambio climático.
Un informe de la Agencia de Investigación
Medioambiental sostiene que el uso, cada vez mayor,
de determinados sustitutos para los CFC (HCFC y
HFC) podría agravar el calentamiento del
planeta. Estas alternativas han sido promovidas
por las agencias internacionales implicadas en la
protección de la capa de ozono sin tener
en cuenta sus efectos negativos sobre el clima,
aun cuando existen sustitutos que no son gases de
efecto invernadero. Cabe recordar que estos compuestos
se utilizan principalmente en aparatos de aire acondicionado
(AC) residenciales o de vehículos, y en refrigeradores.
Estos sustitutos tienen un potencial
de calentamiento global más de mil veces
superior al CO2, y, según las estimaciones
del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático,
si no se actúa pronto, las emisiones combinadas
de estos dos gases podrían ser para 2015
más del doble de las reducciones que se quieren
obtener mediante el Protocolo de Kioto.
El principal consumidor de HCFC
y HFC del mundo es EEUU y no ha ratificado el Protocolo
de Kioto , mientras que China se va a convertir
en breve en el mayor productor de estos compuestos
químicos para suministrar al mercado estadounidense
y al propio. De hecho, China es ya el mayor productor
mundial de unidades de pared de AC, el 90% de las
cuales contienen HCFC.
En España, como miembro
de la Unión Europea, esta prohibida desde
el año 2000 la importación de productos
que contengan HCFC, aunque puede aún haber
muchos sistemas de AC que los contengan por lo que
su manutención y sustitución se tiene
que hacer de la forma adecuada para que no se emitan
esos gases a la atmósfera. El sector donde
se siguen utilizando en gran medida los HFC es el
de la automoción ya que está contenido
en los sistemas de AC.
WWF/Adena hace un llamamiento
a la industria para que se utilicen los sustitutos
existentes que no destruyen la capa de ozono y que
no contribuyen al calentamiento global, como determinados
hidrocarburos simples, el nitrógeno líquido
y el amoniaco, y a los Gobiernos de la UE para que
hagan más presión sobre EEUU para
que ratifique el Protocolo de Kioto y se sume así
a los esfuerzos del resto del planeta para salvaguardar
el clima.
Según Heikki W. Mesa, del
Área de Cambio Climático de WWF/Adena:
“El trabajo hecho por todos los países y
el éxito obtenido en el Protocolo de Montreal
tiene que ser un modelo para todos los tratados
ambientales globales, pero no se puede dejar que
tanto esfuerzo se convierta en una victoria “a medias”
debido a la falta de compromiso por parte de determinados
gobiernos e industrias. Promover la sustitución
de compuestos que destruyen la capa de ozono por
otros que incrementan el cambio climático,
habiendo otras opciones, es una grave falta de responsabilidad”.
Artículo: Heikki W Mesa