Madrid,
21 septiembre de 2006.– En un nuevo informe publicado
hoy, WWF/Adena alerta de que se han encontrado sustancias
químicas sintéticas en alimentos consumidos
en toda Europa, desde los productos lácteos
hasta la carne y el pescado. El mismo cóctel
de químicos tóxicos se detectó
ya en la sangre humana, la vida silvestre y el medio
ambiente. El estudio indica que la alimentación
constituye un eslabón fundamental de la cadena
de contaminación química global, que
empieza con la producción de sustancias químicas
y termina con su aparición indeseable en
nuestro organismo.
El nuevo informe de WWF/Adena
“Alimentos: un eslabón más en la cadena
de contaminación química” ofrece una
panorámica de la contaminación en
alimentos de ingestión diaria por sustancias
químicas producidas por el hombre. La alimentación
constituye una de las vías más importantes
de exposición humana a la contaminación
por sustancias químicas, en particular, a
aquellas sustancias persistentes y que se acumulan
en el medio ambiente. Entre ellas, destacan el pesticida
DDT, los PCB (bifenoles usados en los componentes
eléctricos) y los retardantes de llama bromados
(usados para reducir la inflamabilidad). Sin embargo,
las sustancias químicas también pueden
acabar en el medio ambiente por otras rutas distintas:
como resultado de derrames durante la fabricación,
el transporte o almacenamiento, aplicaciones directas,
incluido su uso amplio en productos de bienes de
consumo diario como los ordenadores, los televisores
o los productos para el cuidado personal.
Para este estudio de WWF/Adena
se analizaron 27 muestras de diferentes alimentos
- productos lácteos (por ejemplo, leche,
mantequilla y queso), carne (salchichas, filetes,
jamón, chuletas, panceta y pechugas de pollo),
pescado (salmón ahumado, arenque y atún),
pan, miel y aceite de oliva – adquiridos en supermercados
en 7 países de la Unión Europea (España,
Reino Unido, Italia, Grecia, Suecia, Finlandia y
Polonia). Se analizaron las muestras para 8 distintos
grupos de sustancias químicas sintéticas:plaguicidas
organoclorados (OCP), bifenoles policlorados (PCB),
retardantes de llama bromados, sustancias perfluoradas
(PFC), ftalatos, organotinas, alquilfenoles y almizcles
artificiales.
Los resultados mostraron la presencia
de sustancias químicas sintéticas
potencialmente dañinas en todas las muestras
analizadas: se detectaron ftalatos en el aceite
de oliva, los quesos y las carnes; plaguicidas organoclorados
- prohibidos ya desde hace años - en el pescado
y en la carne de ciervo; almizcles artificiales
y organotinas en el pescado y también retardantes
de llama bromados en las carnes y los quesos. En
las muestras provenientes de España (jamón
curado y queso manchego), se encontraron huellas
de algunos tipos de bifenoles policlorados (PCB),
de plaguicidas organoclorados (OCP), de retardantes
de llama bromados y de ftalatos.
Con este estudio WWF/Adena quiere
llamar la atención sobre los efectos que
puede tener una exposición a largo plazo
a un cóctel de sustancias químicas
en bajas concentraciones, especialmente sobre el
feto en desarrollo, los bebés y los niños
pequeños.
Según el Profesor Jan-Ake
Gustafsson, Coordinador de la red científica
CASCADE: “Estando en la cúspide de la cadena
alimenticia, los humanos se encuentran especialmente
expuestos a los productos químicos en los
alimentos. Puesto que algunos de estos compuestos
son similares a las hormonas, interfieren con nuestro
sistema endocrino y pueden constituir un factor
de riesgo para contraer enfermedades como la obesidad,
diferentes tipos de cáncer y diabetes, así
como la reducción de la fertilidad.”
Y como añadió Sandra
Jen, Directora de la campaña europea DetoX
de WWF/Adena: “Es escandaloso ver que también
una dieta sana conlleva el consumo de tantas sustancias
químicas tóxicas. Romper esta cadena
global de contaminación química requerirá
un fuerte compromiso por parte de los políticos
europeos con la salud humana y el medio ambiente.”
Este otoño, el Parlamento
europeo votará una nueva legislación
europea sobre sustancias químicas (REACH)
cuyo objetivo es proteger a los seres humanos y
al medio ambiente de las sustancias químicas
peligrosas producidas por el hombre. No obstante,
a lo largo de su trámite legislativo, la
presión de la industria ha dado como resultado
que esta propuesta normativa se debilite, lo que
conllevará pocas mejoras en la legislación
actualmente en vigor.
WWF/Adena cree fundamental
que la Unión Europea adopte una versión
de la normativa REACH mucho más estricta
para proteger a los humanos y a la vida silvestre
de los impactos a largo plazo de estas sustancias
químicas dañinas. De hecho, WWF/Adena
pide con urgencia a los legisladores europeos garantizar
que la legislación REACH provea los datos
suficientes sobre el nivel de seguridad para poder
identificar las sustancias químicas más
preocupantes. Las sustancias químicas peligrosas,
incluidas las que alteran el sistema hormonal, deberían
ser sustituidas por alternativas más seguras,
siempre y cuando estas estén disponibles.
Edith Verhoestrate