19 septiembre
2006 - Amsterdam y Buenos Aires, Argentina — Greenpeace
reveló hoy que las empresas finlandesas Stora
Enso y Botnia se encuentran directa e indirectamente
involucradas en operaciones de importación
de madera proveniente de bosques rusos, talada en
forma ilegal.
Un informe de Greenpeace reveló
cómo madera proveniente de deforestaciones
ilegales en Rusia es importada libremente a Finlandia
a empresas entre las que se encuentran Stora Enso
y UPM Kymmeni.
La empresa UPM Kymmeni es propietaria
del 47 por ciento de la empresa finlandesa Botnia
que actualmente está construyendo una planta
de celulosa sobre el Río Uruguay. En tanto,
Stora Enso, de origen sueco, también tiene
previsto construir una mega-planta de celulosa en
el interior del Uruguay, en el departamento de Durazno,
sobre la cuenca del Río Negro.
En su reporte, "Socios del
delito: Una investigación de Greenpeace sobre
el comercio ilegal de madera entre Finlandia y Rusia",
Greenpeace ha documentado diversos desmontes ilegales
en la Republica Rusa de Karelia (1).
Durante investigaciones desarrolladas
entre junio y agosto de 2006, se pudo presenciar
cómo se desforestaba violando las leyes rusas
sobre bosques y medio ambiente, luego la madera
era transportada atravesando la frontera para ser
procesada por empresas como UPM y Stora Enso. Productos
de estas fábricas son vendidos en toda Europa
y en Japon, entre otros mercados.
Los consumidores de éstas
fábricas incluyen a grandes empresas fabricantes
de envases de líquidos, tales como Tetra
Pak y Elopak.
Greenpeace acusó también
al estado de Finlandia de no poder desentenderse
de “la deforestación destructiva”.
"Este es un ejemplo elocuente
de la devastación que la industria del papel
está produciendo en distintas partes del
mundo", explicó Juan Carlos Villalonga,
director Político de Greenpeace Argentina.
En su reciente informe "La
escalada de la industria de la celulosa en la región"
Greenpeace Cono Sur reveló cómo la
destrucción de los recursos forestales en
el hemisferio norte y las restricciones ambientales
que se imponen allí están empujando
a la expansión de la industria de la celulosa
hacia Sudamérica.
"Las plantas de Botnia, Ence
y Stora Enso son ejemplos de esta presión,
por eso es imprescindible que nuestros países
establezcan límites y condiciones ambientales
muy estrictas para impedir una expansión
que puede tener consecuencias muy graves para nuestros
países", dijo Villalonga.