Madrid,
25 de octubre de 2006.- En la edición de
2006 de su Informe Planeta Vivo (de periodicidad
bianual) que WWF/Adena presentó ayer en Beijing,
China, se hace patente que los ecosistemas del mundo
están siendo degradados a una velocidad sin
precedentes en la historia humana. Mientras que
los recursos y servicios ecológicos han disminuido
un 30% entre 1970 y 2003, el consumo de esos bienes
y servicios por parte de la humanidad supera actualmente
en un 25% la capacidad que tiene el planeta de renovarlos
cada año. Por su parte, en los últimos
31 años, los españoles aumentaron
un 97% su presión sobre los medios naturales.
El informe "Planeta Vivo
2006" de WWF/Adena (que contiene un resumen
del estado del mundo natural) afirma que, proyectando
las tendencias actuales, para el año 2050
la humanidad estará usando dos veces el valor
de los recursos naturales del planeta, en caso de
que estos recursos siguieran existiendo. También
confirma la tendencia de pérdida de la biodiversidad,
mencionada en los anteriores informes " Planeta
Vivo".
De hecho, los recursos ya se están
reduciendo drásticamente. El informe demuestra
que las poblaciones de especies de vertebrados han
disminuido aproximadamente en un tercio durante
los 33 años que van de 1970 a 2003. Al mismo
tiempo, la huella ecológica de la humanidad
(la demanda de la humanidad sobre la naturaleza)
ha aumentado a tal punto, que la Tierra es incapaz
de mantener la regeneración.
Según Juan Carlos del Olmo,
Secretario General de WWF/Adena: "La diferencia
entre el consumo excesivo y lo que la Tierra puede
producir anualmente produce un déficit ecológico
por el que estamos destruyendo el capital natural
en vez de utilizar solamente los “intereses” que
produce el planeta cada año. Las consecuencias
son predecibles y graves".
"Estamos consumiendo mucho
más de lo que podemos y estamos robándole
los recursos del planeta a nuestros descendientes”,
añadió del Olmo. Y continuó:
“Ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la
humanidad, so pena de comprometer su propia supervivencia.
Un cambio que mejore los estándares de vida
y reduzca nuestro impacto sobre el mundo natural
no será fácil, las consecuencias de
nuestras acciones se extenderán mucho más
allá de la duración de nuestras vidas
y debemos encauzarlas para impulsar a esta y a las
futuras generaciones hacia una vida sostenible".
El Informe "Planeta Vivo"
2006 desarrolla dos indicadores. El primero, el
Índice Planeta Vivo, mide la biodiversidad
basado en tendencias de más de 3.600 poblaciones
de 1.300 especies de vertebrados de todo el mundo.
En total, fueron analizados los datos de 695 especies
terrestres, 344 especies de agua dulce, y 274 especies
marinas. Las especies terrestres disminuyeron en
31%, las especies de agua dulce en 28% y las especies
marinas en 27%. En conjunto, el Índice del
estado del planeta disminuyó un 30%.
El segundo índice, la Huella
Ecológica, mide el impacto de la demanda
de la humanidad sobre la biosfera. Entre 1970 y
2003 la huella ecológica de la humanidad
se ha triplicado. El Informe demuestra que nuestra
huella excedió la biocapacidad en 25% en
2003, mientras que en el informe anterior (basado
en datos del año 2001), esta cifra era del
21%. La huella del dióxido de carbono, por
el uso de combustibles fósiles, fue el componente
de crecimiento más rápido de la huella
mundial, ya que aumentó en más de
nueve veces de 1961 a 2003.
Los países que poseen la
huella más grande en hectáreas por
persona son: los Emiratos Árabes Unidos,
Estados Unidos, Finlandia, Canadá, Kuwait,
Australia, Estonia, Suecia, Nueva Zelanda y Noruega.
China se ubica a la mitad de los rangos mundiales,
con el número 69, pero su creciente economía
y rápido desarrollo juegan un papel clave
en el mundo y en su camino hacia la sostenibilidad.
España se sitúa en el puesto número
15.
El caso de nuestro país
no resulta alentador. Entre 1975 y 2003 nuestros
ecosistemas han perdido un 4% de su capacidad ecológica.
Simultáneamente, durante los últimos
31 años la presión que ejercemos sobre
esos sistemas (nuestro consumo) creció un
97%. Actualmente, consumimos un 211,7% más
de lo que nuestra naturaleza puede producir y asimilar
(en forma de residuos). Esto quiere decir que necesitaríamos
más de dos países más como
el que tenemos (además del nuestro) para
satisfacer nuestro consumo. Los números demuestran
de modo indiscutible nuestra escandalosa insostenibilidad.
Para WWF/Adena, resulta claro que es imposible continuar
así y que tenemos un deber con nuestros descendientes,
a los que estamos defraudando. Pero aún estamos
a tiempo y el Informe demuestra que podría
lograrse la sostenibilidad antes de que termine
el siglo.
Artículo: Carlos Vallecillo