24 octubre
2006 - Internacional — Greenpeace condena la decisión
de Islandia de reanudar la caza comercial de ballenas
tras el anuncio la semana pasada de que el país
otorgaría licencia a un armador para la captura
de 39 ejemplares, de los que nueve serían
rorcuales comunes, especie catalogada como “en peligro”.
El domingo pasado se produjo la captura del primer
ejemplar, precisamente un rorcual común,
hecho calificado por Greenpeace como “acto sin sentido”.
"No hay justificación
económica o científica para la caza
comercial de ballenas. El hecho de que la primera
ballena que ha sido cazada pertenezca a una especie
amenazada habla por sí mismo contra los que
argumentan que se trata de una actividad sostenible",
declaró el responsable de la campaña
de ballenas de Greenpeace Internacional John Frizell.
"Islandia no tiene un mercado para la carne
de ballena a nivel internacional, y prácticamente
ninguno en la propia Islandia".
Esta actividad sólo puede
ayudar a dañar la imagen de este país
que debería centrarse en el creciente valor
de su industria turística (que genera más
de 100 millones de dólares) y de observación
de cetáceos, en lugar de en su captura".
"Esta campaña ballenera
de un solo hombre en Islandia, es sin lugar a dudas
una maniobra para distraer a la opinión pública
internacional y hablandar las críticas sobre
los intereses japoneses, pues este mismo hombre
ha señalado que ésta carne de ballena
no es buena para los Islandeces y que pretende vendersela
a Japón", señalo Samuel Leiva
Coordinador de Campaña de Greenpeace Chile.
El mes que viene la flota ballenera
japonesa zarpará hacia el Santuario Ballenero
Antártico, dónde planea capturar casi
mil ballenas, entre ellas rorcuales, considerados
en seria amenaza.
Tanto el Gobierno japonés
como el islandés siguen presionando para
tratar de poner fin a la moratoria sobre la caza
de ballenas en vigor desde 1986.
Dentro de esa estrategía
el gobierno Japones ya puso a uno de sus hombres
en Chile, el científico Luis Pastene, quién
ha trabajado hace más de 10 años para
los intereses japoneses de la apertura a la caza
ballenera y que recientemente en algunos medios
de prensa nacionales ha declarado abiertamente apoyo
a la casa ballenera comercial "disfrazada de
científica".
Greenpeace sigue demandando a
estos Gobiernos que pongan fin a esta actividad
insostenible y que comiencen a trabajar activamente
en la conservación de la biodiversidad en
los océanos del Planeta.