Madrid,
15 de enero de 2007.- El Refugio de Rapaces de Montejo
de la Vega (Segovia) ha cumplido este fin de semana
32 años desde su inauguración, el
13 de enero de 1975. WWF/Adena lo celebra con dos
noticias: los buenos resultados reproductivos del
alimoche en 2006 y los elevados índices de
participación social. No obstante, la falta
de alimento para las carroñeras y el veneno
son las dos principales amenazas a corto plazo para
el buen estado de conservación de este paraje.
WWF/Adena centró el año
pasado sus trabajos de seguimiento científico
en el Refugio de Montejo de la Vega (Segovia) en
el alimoche y el buitre. Los resultados reproductivos
del alimoche fueron muy positivos, obteniéndose
la productividad más alta de los últimos
años (10 pollos volados). Sin embargo, la
colonia de buitre leonado, aunque continuó
aumentando el número de ejemplares (507 parejas
en el conjunto de las Hoces del Riaza), registró
por segundo año consecutivo un éxito
reproductor preocupantemente bajo (inferior al 40%).
La contribución del comedero
de Montejo, donde la guardería de WWF/Adena
aportó en 2006 más de 45.000 kilogramos
de carroña –un 43% más que el año
anterior-, no parece haber sido suficiente para
mitigar la fuerte reducción en la disponibilidad
de alimento para las aves carroñeras. A este
problema, consecuencia de la puesta en marcha del
servicio de recogida de cadáveres de herbívoros
rumiantes para su incineración con el fin
de evitar el mal de las “vacas locas”, se une el
uso de veneno. De hecho, según WWF/Adena,
ambas constituyen las dos principales amenazas,
tanto para el alimoche como el buitre leonado, del
Refugio y del conjunto de las Hoces del Riaza.
Por otro lado, en este 32 aniversario
la organización destaca el enorme compromiso
e implicación mostrado por toda la sociedad
en la conservación del Refugio. Así,
la población local sirvió tuvo un
comportamiento ejemplar, respondiendo a todas las
actividades propuestas por WWF/Adena. Entre ellas,
se cuentan una semana de participación local,
talleres educativos y un curso de formación.
Por su parte, visitantes y escolares conocieron
los valores naturales del Refugio, tomando parte
de visitas guiadas o programas educativos. Además,
cientos de voluntarios contribuyeron al mantenimiento
del espacio, realizando plantaciones o censos e
interviniendo en campos de voluntariado –en este
último caso, con el apoyo de la Junta de
Castilla y León. Tanto es así que
la participación social hizo posible la restauración
de diferentes áreas degradadas del interior
del Refugio, con la incorporación de más
de 1.200 plantas autóctonas, y permitió
la detección de la nutria en el río
Riaza, especie indicadora de la buena calidad de
las aguas.
El seguimiento de los tendidos
eléctricos del entorno del Refugio, la información
a visitantes o la realización de actuaciones
de mejora de las poblaciones de especies cinegéticas
de la zona completaron el proyecto de gestión,
ejecutado por WWF/Adena en 2006, con el apoyo de
Caja Madrid, y en coordinación con la dirección
del Parque Natural de las Hoces del Riaza.
Artículo: María Melero