29 enero
2007 - Buenos Aires, Argentina — Greenpeace lanzó
este lunes una convocatoria global para reclutar
30 mil nuevos "cibertripulantes" que desarollen
y lleven a cabo sus propias campañas en contra
de la caza de ballenas en el Santuario Ballenero
Austral.
La nueva campaña abierta,
denominada "I Go" (yo voy), fue diseñada
y desarrollada íntegramente por la oficina
argentina y constituye un hito en la forma de llevar
a cabo las acciones de las organización a
escala global.
"I Go" es una comunidad
virtual en la que todos aquellos interesados en
participar pueden sumarse ingresando a www.greenpeace.org.ar/ballenas
y proponer y desarrollar ideas para realizar campañas
globales contra la caza de ballenas, como las que
ya se están llevando a cabo en países
como Alemania, USA, Holanda, Austria, Italia, Francia
y Nueva Zelanda.
Sólo con armar un blog
personal, dejar en él una idea (que puede
incluir fotos y videos) e invitar a quienes quieran
participar de la acción, es suficiente para
formar parte de la tripulación virtual más
grande en la historia de la organización.
Hasta el momento, un "cibertripulante"
organizó un torneo de fútbol por las
ballenas y una mamá lanzó su campaña
"Bebés por las ballenas!".
Esta invitación no tiene
precedentes ya que por primera vez todos lo que
quieran colaborar para salvar a las ballenas podrán
hacerlo en tiempo real. La consigna es que los proyectos
sean creativos y que su espíritu sea el de
la acción directa no violenta, que no ataquen
al pueblo japonés (que, en su mayoría,
se opone a la caza de ballenas) y que sirva como
un llamado de atención a nivel mundial sobre
este tema.
En forma paralela a la campaña
virtual, el viernes zarpó hacia la Antártida
el rompehielos Esperanza, uno de los tres buques
de la flota de Greenpeace, para confrontar pacíficamente
a la flota ballenera enviada por el Gobierno del
Japón. El barco y su tripulación,
entre la que se encuentran dos argentinos, permanecerá
entre los icebergs y el mar del Santuario Ballenero
Antártico el mayor tiempo posible para lograr
que las ballenas escapen de los arpones.
En forma previa, en noviembre
pasado, desde el puerto de Shimonoseki, había
partido la flota ballenera japonesa para iniciar
la temporada de caza en el Santuario Ballenero Austral,
en donde se reúne el 80 % de los ejemplares
del mundo.
Este año, la flota ballenera
japonesa tiene previsto cazar 945 ballenas de las
especies minke y aleta dentro del Santuario, a pesar
del repudio mundial que incluye al pueblo japonés
que tampoco está de acuerdo con estas acciones.
Por su parte, el gobierno se escuda en una excepción
que se encuentra en el tratado firmado por los países
integrantes de la Comisión Ballenera Internacional
que permite la caza con fines científicos.
Desde hace 20 años, Greenpeace
recorre el Mar Antártico donde los activistas
se interponen entre el arpón y las ballenas
y gracias a esta presión hace unos años
se logró la moratoria a la caza comercial
de cetáceos. Sin embargo, debido a la presión
que Japón ejerce sobre el Comité Ballenero
Internacional, este tipo de cacería está
a punto de legalizarse en todo el mundo.
Los ejemplares que Japón
caza cada año son trozados y empaquetados
y quedan congelados esperando encontrar un mercado
donde ser ubicados ya que la carne de ballena no
es de consumo masivo en ningún lugar del
mundo.