Un millón
de europeos piden que la leche, carne y huevos incluyan
en el etiquetado si los animales han sido alimentados
con transgênicos - 05 febrero 2007 - Bruselas,
Bélgica — Greenpeace ha entregado hoy a Markos
Kyprianou, comisario europeo de Sanidad y Protección
de los Consumidores, 1.000.000 de firmas de ciudadanos
que piden el etiquetado de leche, carne, huevos
y demás productos derivados de animales que
han sido alimentados con organismos modificados
genéticamente (OMG). Greenpeace ha recogido
estas firmas en 21 estados miembro de la UE entre
mayo de 2005 y diciembre de 2006; de Irlanda a Polonia
y de Finlandia a Grecia, los ciudadanos exigen de
esta forma el derecho a saber si los alimentos que
compran se han producido a partir de OMG.
La participación pública
en los procesos de decisión es una piedra
angular de la propuesta de constitución de
la UE que está intentando revitalizar la
presidencia alemana. Otorga a la sociedad civil
el derecho a exigir que se legisle en base a los
principios fundamentales que aparecen en la Constitución,
entre los cuales se encuentra el derecho a la información
y a la libertad de expresión (nota 1).
En la declaración firmada
por los ciudadanos se lee: “Exigimos el etiquetado
obligatorio de los productos que provienen de animales
alimentados con OMG. El derecho a la información
es un derecho fundamental en la Unión Europea.”.
Según las últimas encuestas, la mayoría
de los consumidores no quiere comer productos provenientes
de animales alimentados con transgénicos.
Una grave trampa en la legislación
europea exime a los productos derivados de animales
de ser etiquetados: alimentos como los aceites,
salsas o galletas tienen que ser etiquetados si
los ingredientes tienen un contenido en transgénicos
igual o superior a 0,9%. Lo mismo ocurre con los
piensos para animales. Sin embargo, la norma europea
no obliga a etiquetar los productos alimentarios
derivados de animales alimentados con OMG – carne,
leche, huevos o sus derivados-.
“Se trata de un llamamiento a
la UE para que impida que los transgénicos
entren en la UE por la puerta de atrás y
terminen en nuestros platos”, ha afirmado Juan-Felipe
Carrasco, responsable de la campaña contra
los transgénicos de Greenpeace. “Con esta
entrega de firmas al Comisario Kyprianou, exigimos
a la Comisión Europea que garantice a la
ciudadanía el derecho a elegir si quiere
o no alimentarse con productos derivados de animales
alimentados con transgénicos.”
Más del 90% de las cosechas
transgénicas importadas por la UE corresponden
a soja y maíz destinados a la fabricación
de piensos para la ganadería. Esto significa
que están entrando todos los años
en la cadena alimentaria de los ciudadanos de la
UE unos 20 millones de toneladas de transgénicos
sin que los consumidores sean informados de ello.
“Con la legislación actual,
la única opción que tienen los consumidores
es comer alimentos producidos a partir de transgénicos”,
ha recordado Juan-Felipe Carrasco. “Es fundamental
retirar los OMG de la cadena alimentaria en Europa
pues suponen una grave amenaza para la biodiversidad
y la salud”.
NOTAS:
Greenpeace ha entregado las firmas al Comisario
Mr Kyprianou a las 11.45 en la esquina VIP de la
sala de prensa de la Comisión. A partir de
las 11.30 se realizará una actividad a la
salida del Berlaymont.
1. Según el artículo I-47(4) de la
propuesta de Tratado Constitucional de la UE: "
Un grupo de al menos un millón de ciudadanos
de la Unión, que sean nacionales de un número
significativo de Estados miembros, podrá
tomar la iniciativa de invitar a la Comisión,
en el marco de sus atribuciones, a que presente
una propuesta adecuada sobre cuestiones que estos
ciudadanos estimen que requiere un acto jurídico
de la Unión para los fines de la aplicación
de la Constitución...”.
Greenpeace vuelve a ser
galardonada en el World Press Photo
La foto del español Daniel
Beltrá ha obtenido el segundo premio de Temas
de Actualidad con una imagen sobre el impacto del
cultivo de soja en la deforestación del Amazonas
- 09 febrero 2007 - Internacional — Greenpeace ha
vuelto a ser galardonado este año con el
premio World Press Photo. El fotógrafo español
Daniel Beltrá ha ganado el segundo premio
en la categoría de Temas de Actualidad por
una foto que refleja la deforestación del
Amazonas debida a las plantaciones de soja para
alimentación de ganado, sobre todo europeo.
Daniel Beltrá ya había
ganado en la edición de 2005 el primer premio
en esta categoría por una imagen de la sequía
en el Amazonas. En estos momentos, el fotógrafo
se encuentra en la Antártida embarcado en
el buque Esperanza de Greenpeace que está
en plena campaña contra la caza de ballenas.
Greenpeace desarrolla una campaña
contra la plantación de soja en el Amazonas
que está destruyendo enormes extensiones
de este pulmón del planeta para producir
piensos con los que se alimentan animales en Europa
y los Estados Unidos. Además, las empresas
propietarias de estas explotaciones son responsables
de delitos como la invasión de territorios
indígenas o de modernas formas de esclavitud.
Empresas españolas como
El Pozo, Coren, Casa Tarradellas, Grupo Sada o Grupo
Pascual han evitado contestar a Greenpeace sobre
la procedencia de los piensos con los que alimentan
a sus animales. La organización ecologista
ha pedido a todas ellas una revisión de su
política de suministros para desechar la
soja procedente del Amazonas, pero ninguna ha contestado.
“La soja importada con la que
se alimentan los pollos, ovejas, cerdos y vacas
en nuestro país puede proceder de la destrucción
de la Amazonia y el sector empresarial implicado
está mirando para otro lado”, ha declarado
Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña
de Bosques de Greenpeace. “El consumidor tiene que
saber que cuando come jamón, pizza, chorizo
o pollo podría estar comiéndose un
bocado de selva amazónica”.
Tres gigantes agrícolas
norteamericanos, Cargill, Bunge y ADM –que controlan
la mayoría del mercado de la soja en Europa-
están destruyendo la selva para plantar la
soja que servirá para alimentar animales
en Europa, e incluso algunos han utilizado trabajo
esclavo. Cargill, líder de esta expansión,
ha hecho tratos con hacendados sin escrúpulos
que han falsificado títulos de propiedad
y deforestado terrenos públicos o de comunidades
indígenas. El puerto y la planta de Cargill
en Santarém desde donde salen las exportaciones
han sido construidos ilegalmente.