15 febrero
2007 - Ciudad de México, México —
Es una esperanza no sólo para las poblaciones
de tiburones y rayas sino también para las
de ballenas, delfines, tortugas y otras especies
marinas. Tras años de trabajo y de insistencia
por parte de académicos y organizaciones
ambientalistas, por fin esta semana fue publicada
en el Diario Oficial la norma oficial mexicana que
regula la pesquería de tiburones y rayas,
especies severamente mermadas debido a la sobrepesca
y al uso de técnicas obsoletas.
La norma NOM-029-PESC-2006, relativa
a la pesca de tiburones y rayas, comenzó
a ser elaborada hace 10 años y estuvo lista
hace tres. Desde entonces se vino insistiendo en
su publicación, que enfrentó trámites
burocráticos y objeciones de la pesca deportiva,
a pesar de que este sector se beneficiaría,
pues por primera vez se establece una zona de exclusión
para embarcaciones de mediana y gran altura (antes
se permitía la pesca indiscriminada en cualquier
área).
El desorden en esta pesquería
era insostenible. Por un lado, la captura de tiburones
y rayas vivía un declive dramático.
Entre 11000 y 2003 se dio una reducción de
22% en las capturas de tiburón, pero la disminución
era mayor en varias regiones como Sonora (68%),
Yucatán (73%), Colima (59%) y Veracruz (57%).
Esto sin considerar que casi la mitad de las capturas
se venían realizando sobre ejemplares pequeños
y juveniles (cazón), lo que impedía
que llegaran a reproducirse.
Por otro lado, las redes de deriva
utilizadas en esta pesquería, que van de
1.5 a 2 kilómetros de largo, constituyen
auténticas "murallas de muerte",
ya que al no ser selectivas atrapan a miles de mamíferos
marinos y tortugas cada año. De hecho, son
la mayor amenaza para la vida marina: 52% de los
enmallamientos de ballenas, delfines y lobos marinos
se presentan en este tipo de redes, en tanto que
otro 24% se presentan en redes agalleras. Las nuevas
disposiciones ayudarán a disminuir la captura
anual de miles de tortugas marinas y darán
a especies como la tortuga laúd, la más
grande del mundo, una oportunidad de salvarse de
la extinción.
La norma beneficia además a los pescadores,
pues recuperar la salud de los océanos traerá
beneficios económicos y sociales para ese
sector. Además, ahora quedará prohibido
cortar únicamente las aletas del tiburón
(aleteo), se regula la extracción, se prohíbe
la captura de especies amenazadas como los tiburones
ballena, peregrino y blanco y las mantarrayas gigantes.
Además, se establecen periodos y zonas de
veda, con lo cual se favorecerá la recuperación
de sus poblaciones.
Greenpeace y las organizaciones
Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), Teyeliz,
Conservación de Mamíferos Marinos
de México (Comarino), Defenders of Wildlife
y el Fondo Internacional para la Protección
de los Animales y su Hábitat (IFAW) se manifestaron
satisfechos de haber participado en la elaboración
de esta norma y lograr finalmente su publicación
para que entre en vigor.