La organización
valora positivamente la presencia del Gobierno español
y le insta a apoyar activamente el proceso22 febrero
2007
Oslo, Noruega — Casi cincuenta
gobiernos de todo el mundo se reúnen hoy
y mañana en Oslo (Noruega) para lanzar una
iniciativa histórica que debe llevar a la
prohibición internacional de las bombas de
racimo. El objetivo final es lograr un tratado en
el año 2008. Estas armas causan daños
inaceptables a los civiles durante los conflictos
armados y mucho tiempo después de que hayan
terminado.
El Gobierno español, aunque
ha expresado recientemente que no tiene intención
de prohibir este tipo de armamento, se ha sumado
a última hora al encuentro. Greenpeace espera
que participe activamente en este proceso y se sume
a quienes apoyan un tratado internacional para prohibir
este armamento.
En noviembre de 2006, los Gobiernos
parte de la Convención sobre Armas Convencionales
de la ONU (CCW, por sus siglas en inglés)
no lograron un acuerdo para iniciar las negociaciones
sobre este tema. Como consecuencia, el Gobierno
noruego anunció que lideraría un proceso
encaminado a lograr un tratado internacional. La
Conferencia que hoy comienza en Oslo es la primera
reunión de este proceso. La iniciativa de
Oslo sigue los pasos del proceso de Ottawa, cuando
el Gobierno canadiense lideró un proceso
para la prohibición de las minas antipersonales.
En los últimos meses, decenas
de Gobiernos han expresado formalmente su apoyo
a un tratado, al igual que ha hecho el Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR), numerosas
agencias de la ONU y cientos de organizaciones de
todo el mundo agrupadas en la Coalición contra
las Bombas de Racimo. Hay iniciativas parlamentarias
en marcha para prohibir o regular el uso de las
bombas de racimo en más de diez países,
incluidos el Reino Unido y EE UU, dos de los países
que más las han utilizado. Austria ha decretado
esta misma semana una moratoria que mantendrá
hasta que un instrumento internacional las prohíba.
“Es urgente lograr un tratado
para proteger a los civiles de las bombas de racimo.
Éstas son las armas convencionales más
peligrosas para los civiles, ya que representan
un peligro doble: pueden matarte durante un ataque
indiscriminado, o pueden quedar sin explotar en
amplios territorios y actuar como minas antipersonales,
matando civiles mucho después de que el conflicto
haya acabado”, explicó Mabel González,
responsable de la campaña de desarme de Greenpeace.
“Por eso instamos al Gobierno español a que
apoye activamente este tratado, y a que prohíba
su fabricación, venta, uso o almacenamiento
en territorio español”.
Se estima que más de 75
países tienen bombas de racimo en sus arsenales,
y han sido usadas en al menos 23 países.
Más de 30 países las fabrican. España
está entre ellos, ya que varias empresas
españolas fabrican este armamento y el ejército
español lo tiene en su arsenal. Los principales
productores, especialmente EE UU, Rusia y China,
no asisten al encuentro de Oslo y no apoyan el proceso.
“Sin embargo, puede ir adelante sin ellos, como
ocurrió con el tratado sobre las minas antipersonales,
que se logró por la voluntad de un grupo
comprometido de países de tamaño pequeño
y medio, que trabajaron mano a mano con las organizaciones
no gubernamentales comprometidas en el tema”, asegura
Mabel González.