Ésta
debe ser la última vez que se cacen ballenas
en el Santuario Austral
01 marzo - 2007 - Antártida,
Internacional — Este día el barco Esperanza
de Greenpeace atestiguó la salida de la flota
ballenera japonesa de las aguas antárticas,
en las que suelen cazar.
Una vez que la flota ballenera
traspasó los 60 grados de latitud sur, Karli
Thomas, responsable de la campaña de océanos
de Greenpeace, a bordo del Esperanza, habló
por radio con la tripulación del barco siniestrado,
el Nisshin Maru.
“Nos solidarizamos con su dolor
por la pérdida de un miembro de su tripulación,
y estamos conscientes del intenso trabajo que llevaron
a cabo para reparar el barco, pero Greenpeace considera
que ésta debe ser la última vez que
el gobierno japonés los envíe a la
Antártica para cazar ballenas y poner en
peligro este frágil ecosistema. Por el medio
ambiente, por las ballenas y por su propia tripulación,
nunca más”, informó Thomas al ballenero.
“Además del sinsentido
de la matanza de ballenas dentro del santuario ballenero
reconocido internacionalmente, esta campaña
quedó marcada por una tragedia humana y estuvo
a punto de ocasionar una catástrofe en el
ecosistema, El gobierno japonés debe comprometerse
a que esta temporada de caza de ballenas será
la última”, dijo Thomas.
Ahora, el barco Esperanza se dirigirá
a Australia para concluir la campaña “En
defensa de nuestros océanos”, que durante
14 meses denunció las amenazadas a los océanos.
Esta campaña comenzó en noviembre
de 2005 cuando el buque de Greenpeace navegó
rumbo a la Antártica, donde activistas impidieron
que 82 ballenas fueran cazadas y presionaron a las
compañías que financian esta flota
para que interrumpieran sus actividades.
Greenpeace acompaña a la
flota ballenera fuera del territorio Antártico
La organización exige que ésta sea
la última vez que se cacen ballenas en la
Antártica
01 marzo 2007 - Antártida,
Internacional — Hoy, el barco Esperanza de Greenpeace
ha sido testigo de cómo la flota ballenera
japonesa abandonaba aguas antárticas lejos
ya de la zona donde normalmente suelen cazar.
Una vez sobrepasados los 60 grados
de latitud Sur, Melanie Duchin, responsable de campañas
de Greenpeace Estados Unidos a bordo del Esperanza,
habló por radio con el barco siniestrado
Nisshin Maru.
“Nos solidarizamos con vuestro
dolor por la pérdida de un miembro de vuestra
tripulación, y somos conscientes del trabajo
que habéis realizado día y noche para
reparar el barco, pero ésta debe ser la última
vez que vuestro Gobierno os envíe a la Antártida
para cazar ballenas y poner en peligro este ecosistema.
Por el medio ambiente, por las ballenas y por vuestra
tripulación, NUNCA MÁS”, dijo Duchin
al ballenero.
Minutos antes, la televisión
nacional japonesa NHK comunicaba que la flota ballenera
regresaba a Japón.
“Además del sin sentido
caza de ballenas dentro del santuario ballenero
reconocido internacionalmente, esta campaña
ha estado marcada por una tragedia humana y una
real amenaza para el ecosistema antártico”,
aseguró Duchin. “El Gobierno japonés
y la comunidad internacional deben comprometerse
ahora a que esta temporada de caza de ballenas será
la última”.
Ahora, el barco Esperanza de Greenpeace
se dirigirá a Australia para poner punto
final a la campaña “En Defensa de nuestros
Océanos”, que durante 14 meses ha denunciado
las amenazadas de los océanos. Esta campaña
comenzó en noviembre de 2005 cuando el buque
de Greenpeace puso rumbo a la Antártida,
donde activistas impidieron que 82 ballenas fueran
cazadas y presionaron a las compañías
que financian esta flota para que interrumpieran
sus actividades.
El ballenero japonés
averiado, Nisshin Maru, abandona la Antártida
Greenpeace tomará medidas pacíficas
si el buque decide continuar cazando
01 marzo 2007 - Antártida
— El ballenero japonés averiado en la Antártida,
Nisshin Maru, ha comunicado al barco Esperanza de
Greenpeace su intención de comenzar de nuevo
a navegar y abandonar las aguas de la Antártida.
El Nisshin Maru, que durante días ha permanecido
en el santuario de la Antártida debido a
una avería provocada por un incendio, ha
rechazado durante todo este tiempo la ayuda ofrecida
por Greenpeace, a pesar del alto riesgo de que se
produjera un desastre natural por el vertido de
fuel.
Después de nueve días
de seguimiento, el ballenero abandonaba finalmente
las aguas inmaculadas de la Antártida, seguido
por el barco Esperanza de Greenpeace que lo escoltará
hasta salir de aguas antárticas.
Sin embargo, Greenpeace ha condenado
la forma en que el Gobierno japonés en Tokio
ha afrontado la gravedad de la situación.
Desde la explosión del pasado jueves, no
han sido transparentes con las autoridades de rescate
ni con otros gobiernos sobre los daños ocasionados
por la explosión y los posibles riesgos humanos
y materiales. A esto se añade que han declarado
públicamente que continuarán cazando.
“Continuar trayendo barcos balleneros
a la Antártida no solo amenaza directamente
a la población de ballenas por la caza, sino
que es un riesgo inaceptable para el ecosistema
marino de esta zona”, señala Karli Thomas,
líder de la Expedición de Greenpeace
a bordo del barco Esperanza. “Si simplemente navegan
fuera de la Antártida, los escoltaremos y
continuaremos ofreciéndoles nuestra ayuda.
Pero si intentan volver a cazar tomaremos medidas
pacíficas directas para paralizarles”.
La salida del Nisshin Maru de
este área debería ser la última
vez que un barco ballenero fuera visto en aguas
antárticas, no sólo por el programa
de caza, sino por los inaceptables riesgos que supone
para el ecosistema y la vida marina. Esta es la
segunda explosión que se produce en el Nisshin
Maru -la primera fue en 1998.
La Antártida es patrimonio
de la humanidad, y la responsabilidad de todos los
gobiernos es protegerla. Greenpeace insta a todos
los firmantes del Tratado Antártico y a los
miembros de la Comisión Ballenera Internacional
a trabajar al más alto nivel político
para asegurar que es la última temporada
que se cazan ballenas en la Antártida.