23
marzo 2007 - Kemi, Finlandia — Un día
después de que Greenpeace realizara una
acción de protesta en las instalaciones
de Stora Enso y Botnia en Kemi, Finlandia, la
primera empresa papelera del mundo ha hecho
público su compromiso de no comprar madera
procedente de las talas denunciadas por la organización
ecologista en Laponia, norte de Finlandia, hasta
que se realice un minucioso análisis
de la situación ambiental en esa región
de bosque primario.
El pasado día 23 Stora
Enso lanzó un comunicado de prensa en
el que se podía leer lo siguiente: “Debido
a la preocupación mostrada por los agentes
implicados, Stora Enso ha solicitado a Metsahallitus
que realice un minucioso análisis de
las condiciones ecológicas en las áreas
en disputa de los bosques de Finlandia antes
de reiniciar las talas. La realización
de dicho análisis ayudará a replantearse
qué áreas pueden ser susceptibles
de aprovecharse comercialmente y cuáles
no”.
“Este comunicado de Stora
Enso es un reconocimiento implícito de
los argumentos de Greenpeace en defensa de los
bosques primarios de Laponia, donde se ha estado
talando sin ningún control en ecosistemas
irreemplazables”,- afirmó Miguel Ángel
Soto, responsable de la campaña de Bosques
de Greenpeace.- “Los principales beneficiados
por esta noticia será la biodiversidad
de la región y el pueblo Sami, los pastores
de renos lapones, que dependen en gran medida
de los líquenes que crecen en los árboles
más viejos para alimentar a sus renos
durante el invierno”.
Con la acción de Greenpeace
del pasado día 22 se dio por concluida
la temporada de talas en el norte de Finlandia.
Para poder reiniciar las talas la próxima
temporada, la empresa estatal Metsahallitus
tendrá que haber realizado ese análisis
ambiental en algunas de las últimas áreas
de bosque primario de Europa. “Estos bosques
nunca han sido explotados comercialmente y,
por ello, tienen un especial valor para la biodiversidad.
Además, la industria maderera finlandesa
podría sustituirlos fácilmente
por otros con menos valor ecológico,
lo que hace incomprensible el empeño
del gobierno finlandés en continuar con
las talas en esta región”, añadió
Soto.
+ Más
El europarlamentario del Comité
de Peticiones, David Hammerstein, comprobó
en Huelva que las dosis de radiactividad son
27 veces superiores a la máxima anual
permitida
19 marzo 2007 - Huelva, España
— Greenpeace acompañó hoy al europarlamentario
David Hammerstein a las balsas de fosfoyesos
de Huelva, donde midieron niveles de radiactividad
que superaban en más de 25 veces la dosis
máxima permitida por la legislación
vigente para todo un año.
Debido a los altos niveles
de radiactividad en las balsas de fosfoyesos,
y en particular en el llamado CRI 9, Greenpeace
solicitará al Gobierno que declare de
forma urgente estas acumulaciones de residuos
como instalación radiactiva. El CRI 9,
donde se vertieron miles de toneladas altamente
contaminadas radiactivamente por Cesio-137 procedentes
del accidente de la planta de Acerinox en 1998,
presenta niveles de radiactividad, según
datos del propio Consejo de Seguridad Nuclear
(CSN), de más de 3.500 veces los permitidos
por la legislación.
Hammerstein es uno de los
eurodiputados españoles del Comité
de Peticiones encargado de tramitar las denuncias
de los ciudadanos por incumplimiento de la normativa
comunitaria. La asociación ecologista
elevará ahora formalmente una petición
al Comité para que revisen la vulneración
de las Directivas sobre radiaciones ionizantes,
gestión de residuos tóxicos y
peligrosos y protección de las aguas.
El barco Artic Sunrise de
Greenpeace recaló en Huelva en marzo
de 2005 para denunciar la grave situación
sanitaria y ambiental que la ría sufre
desde hace décadas. Desde entonces no
ha dejado de presionar a las Administraciones
competentes para que tomen las medidas necesarias,
dejen de poner en peligro la salud de los onubenses
y restauren la catástrofe medioambiental
producida por las 120 millones de toneladas
de fosfoyesos vertidos por las empresas Fertiberia
y Foret en las marismas del Tinto.
A fecha de hoy, las Consejerías
de Salud y Medio Ambiente todavía no
han tomado ninguna medida para solucionar el
problema. Algo que contrasta con la actitud
de sus homónimos catalanes que ya han
articulado los mecanismos para retirar del Ebro
las 700.000 toneladas de residuos similares
a los de Huelva. Esta cantidad es 2.000 veces
menor que la que acumulan las balsas de fosfoyesos
de Huelva. Esta situación resulta aún
más grave si tenemos en cuenta que los
vertidos a la ría continúan y
que las balsas tienen pérdidas a diario
que acaban en el río Tinto. Greenpeace
considera la situación de Huelva como
“uno de los mayores desastres ecológicos
a escala mundial”.
A pesar de todo ello, la Consejería
de Salud continúa diciendo que la alta
incidencia de cáncer en Huelva (la más
alta de España) se debe a los malos hábitos
de los onubenses, y en concreto, al tabaquismo
y al intenso tráfico rodado. Una afirmación
que contradice las conclusiones del Plan Integral
de Tabaquismo en Andalucía 2005-2010,
editado esta misma Consejería en la que
se afirma que “la prevalencia de consumo de
tabaco en Huelva (32,3%) se encuentra por debajo
de la media de Andalucía (33,0%). Y de
las ocho provincias que forman la Comunidad
Autónoma, Huelva ocupa la quinta posición,
situándose por debajo de Jaén
(39,7%), Córdoba (37,9%), Cádiz
(33,5%) y Sevilla (32,4%)”.
Al vertido anual de 2,5 millones
de toneladas de fosfoyesos a escasos 500 m de
la ciudad de Huelva, se suma el vertido de ácidos
debiles, residuos tóxicos y peligrosos
cargados de metales pesados (arsénico,
cadmio, plomo...) y de naturaleza radiactiva,
que han sido transportados y arrojados ilegalmente
tanto a las balsas de fosfoyesos como a las
minas de Ríotinto desde el año
1987. Estos residuos son vertidos de forma descontrolada
en los tramos altos de los cauces de los ríos
Tinto y Odiel, hecho este comprobado y documentado
recientemente por Greenpeace.
A juicio de Greenpeace, es
inadmisible el riesgo al que se está
sometiendo a la ciudadanía, cuando este
asunto debería ser prioritario para las
Administraciones responsables. La Junta de Andalucía
no sólo hace caso omiso a estudios que
alertan sobre la problemática ambiental
y su relación con las afecciones a la
salud (Servicio Andaluz de Salud, Sociedad Española
de Neumología, CSIC), sino que tiene
un actitud totalmente permisiva con las empresas
contaminantes.
Hay que recordar que, según
el CSIC, la mortalidad por cáncer en
la ciudad de Huelva es la mayor de España.
El Colectivo Ciudadano por la Descontaminación
de Huelva ha denunciado además una incidencia
mayor de esterilidad, abortos, malformaciones
de nacimiento, asma y otras afecciones respiratorias
y enfermedades endocrinas. En esta misma línea
la Sociedad Española de Neumología
y Cirugía Torácica afirma que
Huelva es la ciudad con mayor tasa de asmáticos
(14,6%).