30
marzo 2007 - Chile — Monsanto, una de las empresas
transnacionales con mayor venta mundial de semillas
transgénicas, ha escogido a Chile para
expandir sus proyectos comerciales; esto debido
a la débil legislación y facilidades
para operar, pues Chile no ha ratificado el
Protocolo de Bioseguridad, acuerdo mundial que
regula estos cultivos por los riesgos a la biodiversidad
y salud humana. Tampoco posee una ley de transgénicos,
sino una norma interna del Servicio Agrícola
Ganadero (SAG) que es insuficiente para cautelar
el desarrollo de la agricultura convencional
y más aún la orgánica.
No existen las condiciones mínimas para
prevenir la contaminación genética
de otros cultivos, resguardar los centros de
origen y/o proteger a los agricultores de la
contaminación de sus cultivos. Monsanto
ahora está interesado en la expansión
del cultivo de soya transgénica en 20
mil ha., impidiendo a Chile, con ello, producir
soya convencional y orgánica para exportación,
afectando la venta de semillas convencionales
por el riesgo de contaminación.
¿Beneficios para los
consumidores y procesadores?
Pero ni a Robert Fraley, vicepresidente
de Monsanto, quien estuvo durante la semana
pasada en Junín participando como exponente
del bloque biotecnología en Expoagro,
ni al Ministro de Agricultura chileno, Álvaro
Rojas, pareciera importarles la situación
de fondo. En el seminario de Expoagro, Fraley
anunció que una de las novedades que
tienen para el 2007 es la producción
de Soja Alto Rendimiento, la que se obtiene
a partir de un gen que mejora la eficiencia
de la fotosíntesis de la planta. La nueva
generación de resistencias a Roundup,
conocida como RR2, dijo Fraley, es otro de los
saltos que la biotecnología le tiene
preparada a la soja, con rendimientos extras
que podrían alcanzar el 10 %. También
hay nuevas tolerancias a otro herbicida, el
Dicamba. En la misma variedad se pueden disponer
ambas resistencias. Este tratamiento combinado
es una solución a largo plazo en malezas.
Con estas dos herramientas se mejora el control
y la durabilidad", explicó Fraley.
La Soja Bt/RR, con protección de insectos
y tolerancia a herbicidas, es otro de los saltos
que le espera a la agricultura. Sólo
en Brasil y Argentina hay 30 millones de hectáreas
infestadas por lepidópteros. "Todas
estas tecnologías se están experimentando
y van a estar en breve en el mercado",
enfatizó el representante de Monsanto.
También hay beneficios para los consumidores
y los procesadores. En este caso, el especialista
se refirió a aumentos de Omega 3 y sojas
más saludables. "Un acre de soja
puede producir el valor nutritivo de miles de
toneladas de pescado. No creo que nada tenga
un mayor impacto para los consumidores",
declaró.
En este sentido, Greenpeace
en conjunto con La Red por un Chile Libre de
Transgénicos, rechazan enérgicamente
el anuncio realizado por del Ministro de Agricultura
Álvaro Rojas junto al Vicepresidente
mundial de Regulaciones de la empresa Monsanto,
Jerry Hjelle y su gerente general en Chile Alfredo
Villaseca, en relación a que la señalada
trasnacional iniciará la siembra de 5.000
hectáreas de soya transgénica
en primavera de 2007 y pretende llegar a 20.000
hectáreas en el 2010, pues este anuncio
sólo favorece los intereses de Monsanto
en contra del nicho de calidad de los cultivos
chilenos.
Con este anuncio el Ministro
privilegia los intereses corporativos de Monsanto,
amenazando la imagen no transgénica de
la agricultura chilena y –además- rompe
el acuerdo de la Presidenta Bachelet con las
organizaciones ambientalistas en orden a “No
abrir el país a los cultivos transgénicos
comerciales, y establecer el requisito de Estudios
de Impacto Ambiental para la actual reproducción
de semillas transgénicas”.
“Si la presidenta Bachelet
propuso no abrir el país a los cultivos
transgénicos comerciales, no se entiende,
entonces, que el Ministro de Agricultura, abra
paso a esta actividad ¿No le consultó
al ejecutivo? ¿En base a qué tomó
tal determinación? Y nos gustaría
saber si antes de la primavera de 2007, fecha
que estima Monsanto para comenzar el proceso
de siembra de soja en nuestro país, se
habrán realizando estudios de impacto
ambiental. Todas estas consultas y la preocupación
que tenemos al respecto, también van
dirigidas a la reciente nombrada Ministra de
Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, asegura Samuel
Leiva, coordinador de campaña de Greenpeace.
El ministro Rojas, no sólo desconoce
los acuerdos adoptados por la presidenta de
Chile en esta materia, sino que –además-
desconoce que una masiva incursión transgénica
de Monsanto en Chile generará un efecto
negativo -"efecto sombra"- en las
exportaciones agrícolas, lo que afectará
a otros sectores productivos, especialmente
la agricultura orgánica, rubro en expansión
mundial con grandes perspectivas de desarrollo
en Chile y donde la demanda del mercado mundial
supera la oferta existente.
¿Qué sucederá
con los pequeños agricultores?
Nos gustaría saber
¿quién se hará responsable
de los intereses de los pequeños agricultores?
pues éstos últimos desconocen
la manera de operar de la empresa Monsanto.
Es importante señalar que el paquete
tecnológico de esta empresa incorpora
semillas patentadas, con contratos desfavorables
donde deben pagar más por las semillas
y además los agricultores quedan restringidos
para resembrar. Por otra parte, la transnacional
persigue –utilizando a detectives biotecnológicos-
a quienes no cumplen los contratos de propiedad
intelectual, llevándolos a las cortes
de justicia, donde son obligados a cancelar
elevadas sumas por “violación de los
derechos de patentes”, tal como ya ha ocurrido
con cientos de agricultores canadienses y norteamericanos.
Estos, incluso, han sido obligados a pagar multas
por contaminación accidental de sus predios
con semillas transgénicas protegidas,
aseguran estas organizaciones.
Greenpeace y la Red por un
Chile Libre de Transgénicos emplaza al
Ministro de Agricultura a revocar este anuncio
lesivo para los intereses de la agricultura
nacional. “Demandamos transparencia en sus decisiones
y a concentrarse en el desarrollo de la agricultura
convencional y orgánica donde la diferenciación
sea enfatizada en la calidad de los productos
y, en este sentido, el desarrollo de "Chile
como Potencia Agroalimentaria" y el resguardo
de los valiosos recursos genéticos agrícolas
que posee el país debiera ser la base
de esta estrategia.
Instamos al Ministro Rojas
a honrar los Acuerdos Programáticos de
la Presidenta Bachelet con las organizaciones
ciudadanas; y le advertimos el riesgo de apoyar
a una empresa cuestionada a nivel mundial con
cargos de corrupción a gobiernos, incumplimiento
de normas de bioseguridad, persecución
a los agricultores, apropiación de especies
de cultivos mediante derechos de propiedad intelectual
y contaminación genética de especies
que constituyen el patrimonio genético
de muchas naciones.
Claudia Molina