La
empresa Monsanto no controla la cantidad de
toxina insecticida que produce este maíz
transgênico
17 mayo 2007 - España
— Greenpeace ha presentado el informe "¿Qué
cantidad de toxina Bt producen realmente las
plantas de maíz transgénico
MON810?" en el que se demuestra la alta
variabilidad del contenido de una toxina insecticida,
denominda Bt, presente en los maíces
transgénicos MON810 de la multinacional
Monsanto, cultivados comercialmente tanto
en España como en Alemania a pesar
de la elevada oposicion pública. Para
realizar esta investigación se analizaron
en 2006 en ambos países más
de 600 muestras de hojas de este maíz.
El principal resultado es
que las concentraciones de toxina Bt en las
plantas son altamente impredecibles y variables,
por lo que, por ejemplo, las plantas de un
mismo campo llegan a diferir entre sí
hasta 100 veces. Además, la concentración
de toxina es completamente diferente de los
niveles ofrecidos por Monsanto cuando solicitó
la autorización para comercializar
este peligroso maíz.
Estos datos arrojan nuevas
incertidumbres y preocupaciones con respecto
a la seguridad y la calidad del maíz
transgénico, y ponen en entredicho
el sistema de autorizaciones de la UE. Consecuentemente,
Greenpeace exige la paralización de
las autorizaciones y del cultivo del maíz
transgénico en España, en la
UE y en el resto del planeta.
El informe refleja que no
se conocen las razones de esta inestabilidad
biológica de las plantas transgénicas;
podría deberse a factores genéticos
(la construcción genética no
es estable), ambientales (por ejemplo, clima
o condiciones del suelo) o a ambos. Por ello,
Greenpeace considera un claro signo de irresponsabilidad
que el actual Gobierno no solamente siga tolerando
el cultivo de las variedades transgénicas
MON810, que aprobó el anterior ejecutivo,
sino que siga autorizando nuevas variedades
de este maíz cuando no se conoce el
comportamiento de cada una de ellas.
Apenas existen estudios
sobre el impacto de las condiciones ambientales
sobre las plantas transgénicas ni datos
que muestren cómo evoluciona la concentración
de toxina Bt en las plantas en condiciones
reales de cultivo comercial. Esta ausencia
de información produce la impresión
de que las plantas modificadas genéticamente
producen unos niveles de Bt estables, consistentes
y más o menos independientes del impacto
del medio ambiente o de las condiciones genéticas
específicas. Este informe de la organización
ecologista demuestra que es absolutamente
falso.
“Queda claro que el estudio
presentado por Greenpeace demuestra una vez
más que los resultados del experimento
de los transgénicos a escala mundial
son impredecibles”, ha afirmado Juan-Felipe
Carrasco, responsable de la campaña
contra los transgénicos de Greenpeace.
El estudio ha sido presentado
a un grupo de expertos alemanes, los cuales
han coincidido en la valoración de
que es urgente que la UE y los estados miembros
establezcan unos métodos uniformes
para analizar el contenido de toxina Bt en
estos cultivos. “Es absolutamente irresponsable
realizar estudios de evaluación de
riesgos y aprobar ningún transgénico
antes de que hayan sido definidos métodos
estandarizados y suficientemente fiables para
determinar las concentraciones de Bt“, ha
añadido Carrasco.
Mientras no se clarifiquen
estas cuestiones relativas a la evaluación
de riesgos, el monitoreo y la calidad del
producto, el cultivo comercial de MON810 debe
ser paralizado dado que la base legal para
la aprobación del MON810 no se está
cumpliendo. Greenpeace exige la paralización
de las autorizaciones y del cultivo del maíz
transgénico en todo el mundo, así
como la paralización de toda liberación
de transgénicos al medio ambiente.