20 agosto 2007 - VII
y VIII regiones, Chile — Este evento es parte
de la campaña que Greenpeace Chile
realiza en contra de la contaminación
del borde costero, con el que la organización
apuesta por una nueva Política de Producción
Limpia para las plantas CELCO (Celulosa Arauco
y Constitución) como la piedra angular
en el respeto al medio ambiente y a los habitantes
de las zonas.
Greenpeace Chile desarrolló
actividades en la VII y VIII regiones para
conocer las impresiones de las comunidades
de Talca, Licantel, Constitución y
Nueva Aldea respecto a los riesgos que representan
para la salud y el medio ambiente los vertidos
y emanaciones tóxicas de las plantas
de celulosa de Celco sobre estas comunidades
y los impactos económicos negativos
para los sectores alternativos de desarrollo
de la zona, tales como la pesca, la agricultura
y el turismo.
El recorrido comenzó el martes 14 de
agosto en Talca en una reunión con
la Directora de la Corema VII región,
Mónica Rivera, en donde la autoridad
reconoció la gravedad de los vertidos
al río Mataquito y aseguró que
la reapertura de la planta Celco no se hará
efectiva si no cumple lo estipulado en la
Resolución de Calificación Ambiental
(RCA). Estas declaraciones dejaron satisfecho
a Samuel Leiva, Coordinador de Campaña
de Greenpeace, quien reconoció en estas
palabras, una señal que indica que
las autoridades están resolviendo el
problema desde un punto de vista técnico,
no político.
Luego Greenpeace hizo una
rueda de prensa por radios y medios locales
informando acerca de la postura de la autoridad
y la organización ambiental en tanto
es categórico en postular que la planta
debe abrir sólo si entrega garantías
de producción limpia.
Más tarde Greenpeace
se dirigió a visitar a la comunidad
de pescadores de la localidad de Licantel
que han sido afectados por la planta de Licancel
en Mataquito con el objetivo de conocer sus
problemas y explicarles que la labor de Greenpeace
para este nuevo año no es cerrar la
planta sino que exigir una Política
de Producción Limpia que les otorguen
garantías reales a los habitantes del
lugar.
A continuación, Greenpeace se dirigió
a Constitución, invitados por la Agrupación
Cultural del Maule (ACULMA) para dar una charla
a los alumnos de los colegios de esa localidad
invitando a los asistentes a conocer la labor
de la organización en una reunión
informativa e interactiva en donde los jóvenes
pudieron resolver sus inquietudes. Más
tarde, en esa misma ciudad, Greenpeace realizó
un cabildo en donde expuso sus puntos de vista
sobre los problemas que aquejan a la zona
y respondió las dudas y consultas de
los presentes.
Greenpeace valoró
el entusiasmo con que la comunidades atendieron
la campaña a desarrollar en los siguientes
meses, y las ganas manifestadas en cambiar
el actual estado de la situación en
una región que por varios años
ha sufrido el constante impacto de las emanaciones
de la planta.