En los últimos años
sólo se ha detenido a los responsables
del 1% de los incendios forestales y sólo
el 20% de los detenidos acaban enjuiciados
22 agosto 2007 - Internacional — Greenpeace
ha presentado hoy el informe Incendiarios.
El perfil de los que queman los montes en
España, en el
que denuncia que a pesar de las enormes pérdidas
económicas y de vidas humanas que suponen
los incendios forestales así como la
factura ambiental que dejan sobre nuestros
ecosistemas, todavía existen importantes
dudas sobre algunas causas y motivaciones
de los incendios forestales en nuestro país.
Greenpeace denuncia que
sólo de detiene al 1% de los que queman
los montes y que sólo un 20% de esos
detenidos acaba siendo juzgado por delito
de incendio forestal.
Pese a ser un problema de
primer orden y al que los españoles
identifican como el principal problema ambiental
del país, todavía se desconoce
el origen del 47% de los 20.000 incendios
forestales que se producen al año.
Greenpeace España
ha realizado un análisis para sacar
del anonimato a los que están quemando
los bosques españoles. Ha identificado
8 arquetipos y ha realizado un “retrato robot”
de los mismos. Estos 8 personajes, causantes
de los grandes incendios que han asolado los
montes españoles en las últimas
décadas, aparecen en las estadísticas
de causalidad de incendios forestales del
Ministerio de Medio Ambiente, en los análisis
de detenidos por la Guardia Civil, en los
perfiles que se deducen de las sentencias
por incendio forestal a las que Greenpeace
ha tenido acceso.
Con datos del Ministerio
de Medio Ambiente para el periodo 1996-2005
y sobre el total de incendios con causa conocida
y con datos, los personajes aludidos son:
El Agricultor irresponsable,
que con sus periódicas quemas de rastrojos
ocasiona más del 31% de los incendios
y el 13,9% de la superficie quemada.
El ganadero inconsciente,
que con sus quemas para la regeneración
de pastos ocasiona el 21,5% de los incendios
y produce el 26,5% de la superficie quemada.
El mal cazador, que provoca
fuegos para favorecer a determinadas especies
cinegéticas, ocasionando el 2,1% de
los fuegos y el 4,37% de la superficie quemada.
El imprudente, que con sus
hogueras y colillas mal apagadas ocasiona
el 6,7% de los incendios y el 7,8% de la superficie
quemada.
El pirómano, persona
trastornada sin intención de hacer
daño pero que provoca el 7,5% de los
incendios y el 4,9% de la superficie quemada.
El asocial conflictivo,
persona altamente conflictiva, con problemas
de integración social y de drogodependencias
que provoca el 3% de los incendios y el 4,6%
de la superficie quemada.
El interesado, ciudadanos
que buscan aprovecharse de los efectos de
los incendios forestales por diversos motivos
y que generan el 0,6% de los incendios, 0,3%
de la superficie quemada
Don Importante, desde su
despacho y con sus decisiones ha provocado
el 2,6% de los incendios que han originado
el 6,7% de la superficie quemada.
La actividad de estos 8
tipos de incendiarios representa una amenaza
para los bosques españoles. Ellos representan
al 60% de los incendiarios identificados,
son responsables de 3 de cada 4 incendios
con causa conocida (el 75,28%) y queman el
70% de la superficie forestal que arde cada
año en España.
Aunque la vía penal
no debe ser la única ni la principal
herramienta para prevenir este problema, la
detención y enjuiciamiento de los causantes
de incendios forestales está todavía
por desarrollar. Ninguna administración
dispone de datos sobre cuántos detenidos
por este motivo pasan a disposición
judicial. Tampoco se sabe cuántos y
quiénes han sido condenados por quemar
los montes. Se instala en la ciudadanía
la sensación de impunidad y muy pocos
de los grandes incendios provocados por personas
jurídicas han sido perseguidos por
la Justicia.
Greenpeace ha obtenido tras
su investigación un listado de más
de 90 sentencias por delito de incendio forestal
en lo que supone la mayor aproximación
a esta realidad hasta la fecha. Pese a que
la mayoría de las tipologías
de incendiarios han sido ya condenados por
este delito, la investigación revela
que es necesario revisar algunos tipos penales
para evitar que muchos incendios sigan quedando
impunes.
Greenpeace propone en su
informe las siguientes medidas para acabar
con la impunidad de los incendiarios:
Realizar mayores esfuerzos
en el estudio de las causas de los incendios
forestales; conseguir una eficaz y coordinada
investigación policial; seguir apelando
a la permanente colaboración ciudadana
para identificar a los incendiarios y dotar
a los fiscales de medios suficientes para
realizar las investigaciones pertinentes.
Realizar un seguimiento
de los procedimientos abiertos y crear un
registro sobre la respuesta penal, en años
de cárcel impuestos, por incendios
de bosques y montes.
Realizar una oportuna detección, seguimiento
y control de la patología de piromanía,
incluido el internamiento post delictivo en
centros especializados en los periodos críticos.
Reformar el Código
Penal para cambiar algunos tipos penales para:
Considerar punible toda
imprudencia relacionada con el incendio forestal
sin exigir que ésta sea necesariamente
grave.
La tipología imprudente,
aplicable a la persona jurídica, debería
ser objeto también de sanción
directa en los casos de empresas e instituciones
que por no adoptar precauciones debidas (empresas
ferroviarias, de suministro eléctrico,
Ministerio de Defensa) dan lugar a incendios
forestales.
Establecer sanciones directas,
y dentro de ellas, una multa, para las personas
jurídicas en aquellos casos en que
fuera demostrada su intervención en
un delito de incendio forestal. Sería
esta una medida imprescindible para erradicar
cualquier posible beneficio, propio o a terceros,
que pudiese derivar de la acción incendiaria.
“Aunque presumamos de tener
un código penal moderno no hemos sabido
aplicarlo para combatir el problema de los
incendios” añade Soto. “Es necesario
que las fiscalías de medio ambiente
tengan medios técnicos y humanos para
poder enjuiciar a los detenidos y romper la
sensación de impunidad que pesa sobre
el delito de incendio forestal”, añadió.
+ Más
El Gobierno continúa
sin informar sobre la carga del buque de chatarra
New Flame
Riesgo de hundimiento del buque New Flame
21 agosto 2007 - Madrid,
España — La organización pidió
conocer el contenido concreto de las 27.000
toneladas de chatarra hace más de una
semana ya que el impacto ambiental de un posible
vertido depende de las características
de la carga.
El día 13 de agosto
la organización ecologista Greenpeace
solicitó información al Ministerio
de Medio Ambiente y al Ministerio de Fomento
sobre la carga del buque New Flame. Más
de una semana después aún no
ha recibido respuesta. El motivo de esta consulta
era conocer la peligrosidad de la chatarra
que lleva abordo el New Flame, datos fundamentales
especialmente ahora que el buque amenaza con
partirse junto a Gibraltar.
La única información
que existe sobre esta carga del buque New
Flame, que encalló en Gibraltar el
12 de agosto pasado, es que se tratan de 27.000
toneladas de chatarra. La organización
no tiene conocimiento de que las Autoridades
españolas hayan confirmado esta declaración
o que hayan descartado la peligrosidad de
la carga analizando el posible contenido en
otras sustancias peligrosas, como pudieran
ser PCBs, metales pesados, etc.
“Desde Greenpeace esperamos
que el motivo por el que el Gobierno no nos
haya dado la información no sea porque
tiene un desconocimiento absoluto de lo que
lleva el buque a bordo. Es fundamental conocer
estos datos puesto que el impacto ambiental
que pueda provocar el hundimiento depende
de las características de la carga”,
ha declarado Sara del Río, responsable
de la campaña de Tóxicos de
Grenpeace.