COP 8 de Lucha contra la
Desertificación: 10
años sin resultados
Madrid, 3 de septiembre
de 2007-. Transcurridos 10 años desde
la creación de la Convención
de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación,
las ONG exigen a los países Partes
que cumplan los compromisos adquiridos, diseñen
y apliquen planes de acción efectivos
e inviertan los recursos económicos
necesarios para frenar los actuales procesos
de desertificación a nivel global.
Además las ONG solicitan ser incluidas
en los procesos de negociación de la
Convención para poder ser escuchadas
y tenidas en cuenta.
Las organizaciones no gubernamentales
presentes en la Octava Conferencia de las
Partes de la Convención de las Naciones
Unidas de Lucha contra la Desertificación,
reiteramos la necesidad de cumplir todos los
compromisos adquiridos para dar un impulso
comprometido y sustancial al proceso de implementación
de políticas en favor del desarrollo
sostenible en las tierras secas del mundo
en beneficio de nuestros países y en
especial de las comunidades afectadas.
La Convención de
Lucha contra la Desertificación camina
hacia los once años de su entrada en
vigor y en cada reunión venimos pidiendo
pasar a la acción, sin embargo la negativa
a comprometer recursos nuevos y adicionales
sigue siendo una constante, amén del
incumplimiento de los compromisos de las Partes
y organismos de la Convención.
Esta situación genera
desilusión y frustración dado
el escenario de degradación de los
suelos que afecta a la seguridad alimentaría,
incrementa la pobreza, dispara las migraciones
internacionales a gran escala, los conflictos
intra-regionales, la inestabilidad social,
agudiza la inequidad de género y pone
en riesgo la salud y bienestar de 1.200 millones
de personas en más de 100 países.
Todo esto aleja cada vez más el cumplimiento
de los objetivos del milenio.
Además, en el actual
contexto de cambio climático, es más
que probable que los efectos de la desertificación
se magnifiquen a corto plazo, por lo que es
necesario establecer sinergias con la Convención
de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Un modelo de desarrollo
basado en patrones de producción y
consumo insostenibles conlleva a la degradación
de la tierra y el empobrecimiento en todo
el mundo.
En última instancia
los propios países desarrollados pagan
un alto precio ambiental, económico
y social del que son responsables. Y Europa
es un excelente ejemplo, ya que está
experimentando una severa degradación
y pérdida del suelo fértil y,
además, asiste a las consecuencias
desestabilizadoras del mismo fenómeno
que se encuentra en todas partes: la migración
forzosa.
No obstante vemos con especial
expectativa el proceso que debe conducir a
la aprobación del Marco y Plan Estratégico
Decenal y esperamos que signifique el inicio
de una nueva etapa en la implementación
de la Convención, que quizás
constituya también la última
oportunidad para desterrar la frustración
de quienes sufren las consecuencias de la
desertificación y la de aquellos que
trabajan por la realización de los
objetivos de la Convención.
Sin embargo, nos preocupa
profundamente el pobre nivel de compromiso
que muchos países han mostrado en éste
proceso, su recurrente temor a plantear metas
concretas y asumir compromisos mensurables.
Creemos que sólo
con más decisión política
de los países Partes afectados, de
los países desarrollados y de los organismos
internacionales involucrados en la implementación
de la Convención, podrá construirse
una política prioritaria y aspirar
a contar con nuevos recursos financieros y
adicionales que permitan obtener resultados
concretos a escala local, nacional y regional.
Necesitamos ser optimistas
respecto a esta posible nueva etapa para la
Convención y esperamos que como consecuencia
del proceso generado en torno al Marco y Plan
Estratégico Decenal, los órganos
subsidiarios de la Convención sean
verdaderamente mejorados incluyendo a la sociedad
civil con un status oficial en los diversos
procesos de negociación de la Convención.
El Comité de Ciencia y Tecnología
debe estar más conectado con la realidad
local, involucrar a los actores locales y
ser directamente traducible en acciones sobre
el terreno.
Con ello deben terminar
las excusas para que los países Partes
cumplan los compromisos adquiridos y realicen
los aportes imprescindibles, en orden a revertir
los procesos de degradación de las
tierras secas y la consecuente pobreza de
las comunidades afectadas.
Consideramos absolutamente
urgente que esta conferencia sea un punto
de inflexión para la Convención,
donde las Partes afectadas y donantes deben
asumir sus responsabilidades tomando decisiones
cruciales para las que ofrecemos nuestro apoyo
y capacidades de manera entusiasta. De no
ser así la muerte silenciosa de la
Convención es inminente.
Las ONG no queremos ser
cómplices de esta indiferencia frente
a la desertificación de nuestro planeta
y nos veremos obligados a actuar al margen
de los cauces de esta Convención.
Artículo: Lourdes Hernández