21 septiembre 2007 - España
— Este año han aumentado, por primera
vez en los últimos cinco años,
el número de refugiados, siguen activos
25 conflictos armados y el negocio
de las armas está entre los más
lucrativos. España exportó armas
en el año 2006 por valor de 845 millones
de euros, el doble que en el año 2005.
En el día mundial
de la Paz, Greenpeace denuncia que 25 conflictos
armados siguen activos en el sistema internacional.
El deterioro de la situación en Líbano,
Palestina, Yemen y Pakistán ha provocado
un repunte en el número de conflictos
activos en el mundo, la mayoría de
ellos ubicados en la zona geográfica
de Oriente Medio, Cáucaso y Asia Central.
Además, varios contextos de conflicto
sufrieron deterioros en los últimos
meses, como Afganistán, Irak, Palestina
y Somalia.
Todos estos conflictos tienen
un alto coste humano. El informe anual del
Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados
(ACNUR) del año 2006 señaló
que en ese año se produjo, por primera
vez en cinco años, un aumento del número
de refugiados en el mundo, debido sobre todo
al impacto de la guerra de Irak. A la vez,
la falta de recursos y la violencia impidieron
llevar a cabo la necesaria acción humanitaria
en la franja de Gaza (Palestina).
La respuesta de la comunidad
internacional ante todos estos hechos es insuficiente.
Por un lado, en muchos casos no se presta
la necesaria atención y no hay suficiente
acción política para poner fin
a estos conflictos. Por otro, la comunidad
internacional incluso se desentiende de los
efectos humanitarios de los mismos. En el
año 2007, sólo cuatro de los
países incluidos en el Proceso de Llamamientos
Consolidados de las agencias humanitarias
de la ONU lograron recaudar el 50% de los
fondos necesarios para satisfacer las necesidades
humanitarias de las víctimas. Esto
significa que los civiles, principales víctimas
de los conflictos armados modernos, sufren
sus consecuencias sin ni siquiera recibir
la mínima atención humanitaria
que debería estar garantizada.
En medio de esta situación,
algunos países continúan lucrándose
con las ventas de armamento. España
exportó armas en el año 2006
por valor de 845 millones de euros, el doble
que en el año 2005. Estas exportaciones
se siguen caracterizando por su falta de transparencia,
de forma que es imposible saber qué
se vende exactamente y a dónde.
“Esperamos que en la tramitación
parlamentaria de la nueva Ley que debe regular
el comercio exterior de material de defensa
y de doble uso se incluyan los avances necesarios
en materia de transparencia y control del
comercio exterior de armamento. De lo contrario,
seguiremos en una situación como la
actual, en la que nos es imposible saber a
dónde vendemos, qué vendemos
y con qué garantías de que las
armas españolas no serán usadas
para violar los derechos humanos o para agravar
un conflicto armado”, declaró Mabel
González Bustelo, responsable de Desarme
de Greenpeace.
Además, en España
se sigue fabricando y vendiendo armamento
como las bombas de racimo, especialmente dañinas
para las poblaciones civiles. Al menos dos
empresas españolas fabrican este tipo
de armas y el ejército español
tiene un arsenal de este armamento. En todos
los conflictos donde se han usado, desda Vietnam
o Laos en los años setenta a Afganistán,
Kosovo, Irak o Líbano más recientemente,
se ha demostrado que el 98% de sus víctimas
son civiles. “Es inaceptable que un gobierno
que dice tener un compromiso con la paz se
niegue a prohibir la fabricación de
unas armas de efecto indiscriminado que causan
muerte y mutilación entre los civiles
allí donde se usan. Exigimos al gobierno
español que siga los pasos de Bélgica
y prohíba, de forma inmediata, la fabricación
y venta de este armamento desde territorio
español”, añadió Mabel
González.
+ Más
El Aqaba Express escapa
a su compromiso con el Gobierno español
y se encuentra en el Canal de Suez
El buque declara que su
próximo destino es Singapur donde existen
numerosas empresas que compran barcos para
desguazarlos en Bangladesh
21 septiembre 2007 - España — El buque
Aqaba Express, que estuvo retenido durante
semanas en el puerto de Almería por
el Ministerio de Medio Ambiente, ha roto su
compromiso con el Gobierno español
de trasladarse a Rumanía para su reparación
y se encuentra en la entrada del Canal de
Suez, en Port Said (Egipto).
También ayer, la
base de datos marítima Lloyd's revelaba
que el próximo destino declarado por
el barco es Singapur, donde existen numerosas
empresas que compran barcos para desguazarlos
en países asiáticos, sobre todo
en Bangladesh.
El barco fue retenido en
España después de declarar que
se iba a trasladar a la India para su desguace.
La Unión Europea considera residuo
peligroso a los buques que tienen como destino
su desguace y el Convenio de Basilea prohibe
que un residuo sea trasladado a países
que no tienen las condiciones de protección
de la salud y del medio ambiente necesarias
para que sea tratado con seguridad.
Las autoridades españolas
permitieron la salida del barco el pasado
7 de septiembre después de que la armadora
se comprometiera a enviarlo a reparar al puerto
de Constanza, en Rumanía aportando
diversos documentos como el contrato de reparación
en Rumanía, el certificado de registro
para permitir el traslado entre Almería
y Rumanía y un seguro adaptado a las
condiciones de dicho certificado.
El Aqaba Express debía
haber llegado a puerto de Constanza el 15
de septiembre y sin embargo, ayer, día
20, el Sistema de Identificación Automática
que lleva el barco indicaba que se encontraba
fondeado en Port Said (Egipto), en la entrada
al Canal de Suez.
Esto parece indicar que
su intención ya no es reparar el barco
en Rumanía sino dirigirse hacia Asia
para su desguace, por lo que el buque habría
utilizado los vacíos en la legislación
marítima para incurrir en tráfico
de residuos (como es considerada esta práctica
según la UE y el Convenio de Basilea).
“No se debe permitir que
el Aqaba Express acabe sus días desguazado
en un país asiático, donde no
se contempla ninguna medida de protección
de la salud de las personas ni del medio ambiente”,
ha declarado Sara del Río, responsable
de la campaña de tóxicos de
Greenpeace. “La UE, el Convenio de Basilea
y la legislación marítima internacional
tienen que parar estos casos de injusticia
social y ambiental”, añadió.
Los barcos viejos
contienen sustancias peligrosas como amianto,
metales pesados, PCBs y gases explosivos.
Durante el desguace, estas sustancias tóxicas
se liberan en el medio ambiente y ponen en
grave riesgo la salud de las personas que
trabajan allí, ya que lo hacen sin
las medidas de protección adecuadas.
Estas sustancias pueden provocar graves efectos
en la salud como problemas en la reproducción,
en el desarrollo neurológico de los
niños o cáncer.