Conservacionistas están
emocionados y esperanzados
ante la llegada de primeras baulas a desovar
en las playas del Pacífico de Costa
Rica.
Junquillal, Guanacaste,
25 de septiembre, 2007.--Aunque generalmente
llegan a principios de octubre, en la madrugada
del sábado 15 de setiembre, y como
celebrando el día de nuestra independencia,
arribó a Junquillal, en Santa Cruz
de Guanacaste, la primera tortuga baula (Dermochelys
Coriacea) de la temporada. La baula o laúd
es la más grande y amenazada de todas
las tortugas marinas.
La tortuga fue bautizada
“Sol del Mar”, y su temprana llegada alienta
a la comunidad conservacionista a pensar que
este año se podría incrementar
la tasa de nacimientos de esta diezmada especie
respecto a años anteriores.
Rotney Piedra, Director
del Parque Nacional Marino Las Baulas, situado
en Playa Grande, Guanacaste, principal área
de anidación de baulas en el Pacífico,
informó que “sorpresivamente, la primera
baula arribó a Playa Grande el 5 de
septiembre, y desde entonces, cuatro más
han llegado a desovar. Es un indicio esperanzador
respecto de la temporada pasada, cuando solo
unas 58 hembras anidaron, marcando uno de
los niveles más bajos de la historia”.
Junquillal es un pequeño
pueblo costero situado en el Pacífico
Norte, en la Península de Nicoya, 30
km al oeste de Santa Cruz. El primer nido
en esa comunidad fue inicialmente custodiado
por dos conocidos vecinos, don Franco Carrera
y don Wilmar Gutiérrez, para evitar
su saqueo y destrucción. Ellos dieron
aviso a miembros del Proyecto de Conservación
de Baulas del Pacífico (CBP), de WWF
Centroamérica, la organización
mundial de conservación, quienes señalizaron
el nido y lo cubrieron con un malla para evitar
el saqueo por parte de los perros.
Ocho jóvenes de la
localidad, conocidos como los “Baula Boys”,
forman una patrulla del proyecto CBP cuya
misión es recorrer cada noche casi
12 km de playa para localizar nidos de tortugas
y darles protección desde el primer
momento en que llega la tortuga a desovar.
Desde que iniciaron su trabajo de ronda y
protección de las playas hace dos años,
cuando prácticamente todos los nidos
de tortugas eran saqueados, se ha reducido
el saqueo a menos del 15 por ciento.
Pero quizá el principal
peligro para la supervivencia de la tortuga
marina es el calentamiento global. La tortuga
es un reptil, por lo que su sexo está
determinado por la temperatura de incubación
de los huevos. Según el especialista
en tortugas marinas, Carlos Drews, coordinador
del programa marino y de especies para América
Latina y el Caribe de WWF, “a partir de 29?
nacen más hembras que machos, a 32?
nacen solo hembras y si la temperatura llega
a los 34? todos los huevos se cocinan y mueren
los embriones. Ya hay algunos lugares en el
mundo donde se está viendo solo el
nacimiento de hembras”. La llegada temprana
de baulas este año promete que muchos
de los nidos se desarrollen exitosamente,
antes de que las playas alcancen las temperaturas
máximas de verano.
Entre las causas de la disminución
de la población de tortugas baula,
además del saqueo de los nidos, el
calentamiento global y la pesca incidental
en redes y anzuelos, está el desarrollo
no regulado de infraestructura, que afecta
tanto la anidación como a las tortuguitas
al momento de nacer, ya que la contaminación
lumínica hace que las tortugas no salgan
a la playa a desovar y desorienta a las recién
nacidas, que se internan hacia tierra y mueren
sofocadas por el calor en vez de salir al
mar. “Hay un costo muy alto al declive de
la tortuga baula, pues esta especie contribuye
al desarrollo de comunidades costeras como
atractivo turístico de fama mundial
en Matapalo, Tamarindo y Junquillal”, manifestó
Carlos Drews. En vez de saquear los nidos,
los lugareños están aprendiendo
a sacarle provecho a las anidaciones de las
tortugas con la visita de los turistas que
llegan a ver este fenómeno anual.
La tortuga baula alcanza
hasta dos metros de longitud y un peso entre
600 y 900 kilos. Se encuentra en casi todos
los océanos, en aguas tropicales y
templadas. Una vez que ingresan al agua siendo
crías, los machos nunca más
salen a la playa. La baula alcanza la madurez
sexual a los diez años de edad y el
apareamiento ocurre en el agua. Su principal
característica es que su caparazón
no está formada por escudos óseos,
sino por un tejido blando, por lo que se le
ha llamado “espalda de cuero” (leatherback).
Esta temporada de anidación
se refuerzan las medidas de conservación
para la tortuga baula en el Pacífico
costarricense. “Controlando la iluminación,
sembrando y manteniendo vegetación
que de sombra a la playa y protegiendo la
zona maritimo-terrestre, estamos a tiempo
para mejorar las condiciones de anidación
de las tortugas y salvar esta especie de la
extinción, promoviendo en Costa Rica
un desarrollo turístico amigable con
la naturaleza”, declaró Gabriel Francia,
coordinador del proyecto CBP en Junquillal.