La central nuclear de Almaraz
no logra demostrar la culpabilidad de los 18 activistas
de Greenpeace, que quedan absueltos - 20 diciembre
2007 - Cáceres, España — La sentencia
pone en evidencia las numerosas contradicciones
y la “poca credibilidad” de las declaraciones del
representante de la central
nuclear. La central nuclear de Almaraz ha sufrido
un grave revés judicial en sus pretensiones
de culpabilizar y condenar a los activistas de Greenpeace
que participaron en una protesta pacífica
contra esta central nuclear el pasado 24 de mayo.
Así pues, los 18 activistas
de Greenpeace que aquel día se encadenaron
a una de las puertas del recinto de la instalación,
a quienes la central nuclear de Almaraz pretendió
inicialmente imputar un delito de coacciones, han
sido finalmente absueltos por el Juzgado de instrucción
no. 2 de Navalmoral de la Mata (Cáceres),
mediante reciente sentencia emitida tras el juicio
celebrado en este Juzgado el pasado 13 de diciembre.
En su fallo, este Juzgado declara
la libre absolución de los 18 activistas
denunciados de las imputaciones vertidas en su contra
por la central nuclear de Almaraz basándose
en una serie de importantes fundamentos jurídicos.
En primer lugar, la sentencia
determina que los hechos denunciados (encadenarse
a una de las puertas de acceso a la central nuclear
de Almaraz) no son constitutivos de infracción
penal y que procede a la absolución por la
ausencia de pruebas que desvirtúen la presunción
de inocencia.
En ese sentido, la sentencia establece
que en la práctica de la prueba realizada
durante el juicio, el denunciante -la central nuclear
de Almaraz- no logró demostrar que las personas
denunciadas por ella fueran las que llevaron a cabo
el citado encadenamiento.
Además, y la sentencia
hace especial hincapié en ello, el representante
de la central nuclear de Almaraz, el jefe de seguridad,
quien fue testigo de los hechos denunciados, “en
su declaración mostró diversas contradicciones
ante preguntas clave, la principal referida al número
de accesos a la central”, como se puede leer en
la sentencia.
La sentencia valora la declaración
del responsable de la central nuclear de Almaraz
como “poco creíble”, lo que basa “no sólo
en la contradicción de lo afirmado, sino
también por la forma de expresarse y conducirse,
así como la razón de su conocimiento”.
En efecto, el responsable de seguridad
de la central nuclear de Almaraz, a pesar de llevar
trabajando más de 20 años en la central,
tal y como él mismo afirmó en el juicio,
mostró un sorprendente desconocimiento sobre
las características de la instalación,
en concreto del número de accesos a ella,
sobre lo que se contradijo notoria y repetidamente,
aspecto éste que llevó al representante
de la Fiscalía a manifestar durante el juicio
que encontraba “sospechoso” el testimonio del denunciante.
Así, como refleja la sentencia,
el jefe de seguridad de la central nuclear, “primero
aseguró que sólo existe un acceso
al terreno de la central, coincidiendo con el que
fue objeto de la acción de encadenamiento,
(…), a continuación, después de declarar
que lleva 20 años trabajando en la Central
Nuclear contesta a preguntas del Letrado [de Greenpeace],
de forma evasiva y tras inconcreciones continuadas,
[afirma] que existen dos puertas de acceso y que
la Guardia Civil accedió por una de ellas
el día de los hechos; finalmente, se vuelve
a contradecir reconociendo al final que, en realidad,
son tres los accesos a la central nuclear”.
Greenpeace considera que con esta
sentencia ha quedado en evidencia la actitud falsa
de la central nuclear de Almaraz, así como
que su verdadera intención y propósito
era el de culpabilizar y escarmentar a los activistas
antinucleares para tratar de impedir nuevas protestas,
en el ejercicio del derecho de manifestación,
contra la actividad contaminante y peligrosa de
esta instalación atómica.
La organización ecologista
seguirá llevando a cabo de forma activa e
independiente su labor de denuncia contra todas
aquellas actividades que ponen en riesgo la salud
pública y el medio ambiente, como es la producción
de electricidad por medio de centrales nucleares.
En este sentido, Greenpeace exige
al Gobierno socialista que cumpla su compromiso
de poner en marcha antes del fin de la legislatura
un plan de cierre de las centrales nucleares, empezando
por las más viejas y peligrosas: la de Santa
Mª de Garoña (Burgos) y las dos unidades
de Almaraz (Cáceres).