26 diciembre
2007 - DF, México — Cumpliendo con la Ley
de Bioseguridad de Organismos Genéticamente
Modificados (LBOGM), la Secretaría de Agricultura
(Sagarpa) debe realizar un detallado monitoreo en
el estado de Chihuahua ante el caso de las siembras
ilegales de maíz transgénico recientemente
encontradas en esa zona del país.
Es urgente que las autoridades
federales establezcan un sistema para detectar los
organismos transgénicos del maíz importado,
y un sistema de vigilancia en el tráfico
fronterizo, con el fin de evitar ilegalidades por
parte de agricultores, y sobretodo la contaminación
del maíz mexicano.
El 19 de diciembre, el agricultor
chihuahuense Amado Trevizo Nevares recibió
un citatorio, debido a que análisis de laboratorio
de la delegación de Sagarpa de Chihuahua
comprobaron que en su parcela se estaban produciendo
maíces genéticamente modificados.
Dado que estos análisis dieron positivo,
la Sagarpa tiene que actuar rápida y eficazmente,
ya que se trata de un caso de contaminación
detectado en una zona abierta, en contacto con otras
regiones de cultivo, por lo que la contaminación
se puede expandir y salir de control rápidamente.
Más que criminalizar a los campesinos, es
urgente que la Sagarpa cumpla su trabajo, es decir,
que establezca la dimensión de la contaminación
y que instale mecanismos para evitar el ingreso
ilegal de semillas de maíz transgénico.
Greenpeace alertó desde
octubre pasado sobre la necesidad de monitorear
justamente esta región de manera precautoria,
cuando era la temporada de siembra. Desafortunadamente,
la Sagarpa está actuando hasta ahora, finales
de diciembre, cuando la cosecha ya fue levantada
y el producto contaminado puede estar saliendo de
la región, para ser utilizado tanto en siembras
como en consumo.
Es inadmisible la incompetencia
del secretario de la Sagarpa, Alberto Cárdenas,
en materia de bioseguridad. El funcionario ha hecho
caso omiso de las advertencias y hasta ahora ha
ignorado los procedimientos que establece la Ley
de Bioseguridad, demostrando una vez más
su compromiso de promover los organismos transgénicos
y así favorecer a las compañías
dueñas de las patentes de los mismos. En
Greenpeace exigimos que Cárdenas cumpla la
misión de la Sagarpa, es decir, que tome
las medidas necesarias para proteger al campo mexicano
y en particular al maíz mexicano.
La contaminación genética
del maíz mexicano no es un asunto de poca
importancia: se trata de la contaminación
de México como centro de origen de este alimento
básico. La contaminación de estados
como Oaxaca, Puebla y recientemente las delegaciones
de Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Magdalena
Contreras de la Ciudad de México da cuenta
de la imposible coexistencia de las variedades nativas
y las transgénicas.