CC.OO,
Ecologistas en Acción, Greenpeace y
WWF/Adena, junto a los grupos parlamentarios
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds
(IU-ICV) y Los Verdes
09 enero 2008 - España
— CC.OO, Ecologistas en Acción, Greenpeace
y WWF/Adena y los grupos parlamentarios Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya Verds (IU-ICV)
y Los Verdes han presentado hoy a la mesa
del Congreso de los Diputados una proposición
de ley de Ahorro y Uso Eficiente de la Energía.
La propuesta incluye un conjunto de medidas
contundentes para frenar el continuo crecimiento
del consumo de energía en nuestro país
y crear un marco legal que fomente una cultura
energética basada en el ahorro, el
uso de tecnologías más eficientes
y las fuentes de energía renovables.
El sistema energético
español ha venido mostrando tradicionalmente
una pérdida de eficiencia energética
al necesitar cada vez más energía
para producir una unidad de PIB, por encima
del resto de los países europeos. Este
hecho, unido a la fuerte dependencia de suministro
exterior de energía (un 80%, frente
al 50% de media de la UE) y a la fuerte escalada
de los precios del petróleo, está
perjudicando seriamente la competitividad
de nuestra economía y la evolución
de las emisiones de gases de efecto invernadero
debidas a la producción y al uso de
energía.
A pesar de las medidas propuestas
por el gobierno español en el Plan
de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética
para 2008-2012 y la Estrategia Española
de Cambio Climático y Energía
Limpia, éstas resultan del todo insuficientes
para evitar el despilfarro y conseguir ahorros
energéticos efectivos y reales, que
garanticen que nuestro país cumpla
los compromisos adquiridos en el marco del
Protocolo de Kioto y se posicione adecuadamente
para asumir compromisos más ambiciosos
después de 2012.
Para conseguirlo, la propuesta
de ley establece un objetivo uniforme de ahorro
en el consumo total de energía a nivel
nacional de, al menos, un 1% anual en términos
absolutos, durante los primeros cinco años
a partir de la entrada en vigor de la ley.
Esta cifra debería ajustarse posteriormente
para alcanzar una reducción mínima
absoluta del 20% en 2020 con respecto a 2005.
Con el fin de alcanzar dicha
meta, la proposición de ley recoge
la necesidad de poner en marcha un amplio
elenco de actuaciones y medidas de gestión
de la demanda en los sectores consumidores
finales. Entre ellas, cabe destacar la disponibilidad
de auditorías energéticas al
alcance de todos los usuarios finales, especialmente
para las PYME y los sectores residencial-terciario,
y la introducción y el cumplimiento
de criterios de eficiencia energética
en la planificación territorial y en
la construcción y mantenimiento de
los edificios. Los precios y las tarifas eléctricas
deberán establecerse de manera que
reflejen los costes sociales y ambientales
originados por las energías sucias.
Asimismo, se contempla también
la eliminación progresiva del mercado
de las tecnologías obsoletas e ineficientes,
y el cumplimiento de unos estándares
mínimos de eficiencia energética
en los nuevos productos consumidores de energía
que se comercialicen en territorio nacional.
La iluminación exterior y la contaminación
lumínica reciben también una
especial atención en la propuesta de
ley, estableciéndose la obligatoriedad
de utilizar sistemas de alumbrado energéticamente
eficientes y limitaciones de la intensidad
lumínica a partir de determinadas horas
de la noche. Se limita la iluminación
navideña, la de edificios y la de vallas
y anuncios publicitarios.
Todas las Administraciones
públicas (estatales, autonómicas
y locales) deberán contar con un plan
de ahorro y eficiencia energética en
sus propias instalaciones que incluya el nombramiento
de un gestor energético para su seguimiento,
y considerarán criterios de ahorro
y eficiencia energética y de preservación
del medio ambiente en los pliegos de condiciones
de los contratos públicos por obras,
suministro o servicios. Igualmente, los ayuntamientos
de más de 20.000 habitantes elaborarán
sus respectivos planes locales para conseguir
una gestión energética local
sostenible.
Para la realización
efectiva de los objetivos e instrumentos previstos
en la ley, se propone la creación de
la Agencia para el Ahorro y las Energías
Renovables como ente administrativo e institucional,
y el Consejo Consultivo de Ahorro y Uso Eficiente
de la Energía como órgano de
participación social, económica
y ciudadana.
+ Más
Greenpeace presenta un informe
sobre el impacto del actual modelo de agricultura
y ganadería sobre el clima
El informe detalla las principales fuentes
agrícolas y ganaderas de Gases de Efecto
Invernadero y propone soluciones sostenibles
08 enero 2008 - España
— La agricultura es uno de los mayores productores
de gases de efecto invernadero. El nuevo informe
de Greenpeace Cool Farming: Climate impacts
of agriculture and mitigation potential (Agricultura
y cambio climático: impactos climáticos
de la agricultura y potencial de mitigación)
detalla las prácticas destructivas
de la agricultura industrial y presenta soluciones
factibles para ayudar a reducir su contribución
al cambio climático. Estos cambios
beneficiarán al medio ambiente, a los
agricultores y a los consumidores de todo
el mundo.
Escrito por el profesor
Pete Smith de la Universidad de Aberdeen,
uno de los principales autores del último
informe del Panel Intergubernamental de Cambio
Climático (IPCC) (1), el informe Agricultura
y cambio climático: impactos climáticos
de la agricultura y potencial de mitigación
es el primer documento que detalla los efectos
directos e indirectos que sobre el cambio
climático tiene el actual modelo de
agricultura y de ganadería. La conclusión
más importante es el hecho de que la
agricultura tiene un elevado potencial para
pasar de ser uno de los mayores productores
de GEI a un sumidero neto de carbono.
“El impacto ambiental de
la producción agraria ha alcanzado
unos niveles críticos”, ha declarado
Juan-Felipe Carrasco, portavoz en agricultura
de Greenpeace. “Los gobiernos deben actuar
urgentemente para implantar una agricultura
y una ganadería modernas que se relacionen
con la naturaleza y con la gente, y abandonar
un modelo que va contra ellos”.
La agricultura industrial
basada en un uso intensivo de químicos
degrada el suelo y destruye los recursos que
son fundamentales para la fijación
de carbono, como los bosques y el resto de
ecosistemas. Las mayores emisiones directas
de la agricultura se deben al sobre-uso de
fertilizantes, a la destrucción de
ecosistemas para obtención de nuevas
tierras, a la degradación de los suelos
y al modelo de ganadería intensiva.
La contribución total de de la agricultura
al cambio climático, incluyendo la
deforestación y otros cambios de uso
del suelo, se estima en 8,5 a 16,5 mil millones
de toneladas de CO2 equivalente (entre 17
y 32% de todas las emisiones de GEI producidas
por el ser humano).
Uno de los mayores problemas
de la agricultura industrial es el uso masivo
de fertilizantes. Más del 50% de todos
los fertilizantes aplicados a los suelos se
dispersa en el aire o acaba en los cursos
de agua. Uno de los GEI más potentes
es el óxido nitroso (N2O), con un potencial
de producción de calentamiento global
unas 296 veces mayor que el CO2. El empleo
masivo de fertilizantes y las emisiones resultantes
de N2O representan el mayor porcentaje de
contribución agraria al cambio climático:
el equivalente a 2,1 mil millones de toneladas
de CO2 cada año. Además, la
producción de fertilizantes, que es
energéticamente muy demandante, suma
otros 410 millones de toneladas equivalentes
de CO2.
La segunda mayor fuente
de emisiones agrícolas es la ganadería.
Al digerir los alimentos, los animales producen
grandes cantidades de metano, un potente GEI.
De mantenerse el actual aumento de consumo
de carne, las emisiones de metano seguirán
creciendo y lo harán durante las próximas
décadas. Las ganaderías vacuna
y ovina tienen un elevado impacto sobre el
cambio climático. Cada kilo de vacuno
producido, por ejemplo, genera 13 kilos de
emisiones de carbono; en cuanto al kilo de
cordero, genera 17 kilos de emisiones.
La agricultura tiene también
una serie de graves efectos indirectos sobre
el cambio climático. La tala de ecosistemnas
forestales para obtener nuevas tierras para
pastoreo o producción de cosechas para
piensos, alimentación humana o uso
industrial elimina sumideros de carbono fundamentales
-plantas y suelos que absorben carbono atmosférico-
e incrementa el calentamiento global. Esto
es especialmente grave en el caso de la destrucción
de los bosques húmedos tropicales,
en los cuales inmensas áreas se han
eliminado a un ritmo alarmante, para cultivar
soja para alimentar la ganadería intensiva
o aceite de palma para la producción
de agrocombustibles.
El informe detalla soluciones
como las prácticas agrarias sostenibles
que fijan carbono en el suelo, la reducción
del uso de fertilizantes o la reducción
del consumo de carne y derivados animales
en los países desarrollados.
“Nuestras administraciones
deben intervenir de inmediato para cambiar
el modelo, no solamente para que se reduzcan
las emisiones GEI, sino también para
convertir a la agricultura en un sumidero
de carbono que nos ayude a revertir la destructiva
contribución al cambio climático”,
ha añadido Carrasco. “El Gobierno Español
debe alejarse del modelo agrario basado en
pesticidas, fertilizantes, transgénicos
y consumo masivo de agua y petróleo
para abrazar una realidad más lógica
y sostenible ambiental y socialmente”.
NOTA 1: Pete Smith es el
Autor Coordinador líder del Capítulo
(Agricultura) del Cuarto Informe de Evaluación
del IPCC, Grupo de trabajo III