El informe
del CSN confirma la existencia de fugas de
cesio-137 del CRI-9 denunciada por Greenpeace
y de los elevados niveles de radiactividad
detectados en sus análisis
24 enero 2008 - Huelva,
España — El informe del Consejo de
Seguridad Nuclear (CSN) de fecha 14 de enero
de 2008 titulado “Situación del Centro
de Recuperación de Inertes (CRI-9)
de las Marismas de Mendaña. Propuesta
de Actuación” deja en evidencia la
negligencia de la empresa pública EGMASA,
dependiente de la Consejería de Medio
Ambiente de la Junta de Andalucía,
en relación a las labores de aislamiento,
custodia y vigilancia de las miles de toneladas
de material contaminado radiactivamente por
cesio-137, procedentes del accidente de Acerinox
de 1998, que se enterraron de forma incontrolada
en el mal llamado Centro de Recuperación
de Inertes (CRI) nº9, ubicado en las
Marismas de Mendaña, dentro de las
marismas de los ríos Tinto y Odiel,
en Huelva.
Según recoge este
informe del CSN, EGMASA presuntamente ocultó
datos al propio CSN desde 2003 sobre la existencia
de escapes de cesio-137 al medio ambiente
procedente de diversos puntos de ese vertedero
radiactivo: “(…) resultados de agua superficial
y sondeos de los meses de noviembre y diciembre
de 2003, que no habían sido remitidos
al CSN y que en el caso de aguas superficiales
de los puntos 6, 7 y 8 corresponden precisamente
a los valores de concentración de [radio]actividad
de cesio-137 más altos obtenidos a
lo largo del programa”,
El informe del CSN confirma
plenamente tanto la existencia del escape
de cesio-137 radiactivo a un afluente del
río Tinto descubierto por Greenpeace
el pasado 18 de octubre como los elevados
niveles de radiactividad de cesio-137 presentes
en las muestras de agua y lodos contaminados
de ese vertido que Greenpeace encargó
analizar al laboratorio independiente francés
CRIIRAD.
Los resultados del CRIIRAD
confirmaron las peores sospechas de Greenpeace:
los niveles de cesio-137 son muy altos (hasta
3.200 Bequerelios/Kg seco; en la Naturaleza
el nivel debería ser de cero, ya que
el cesio-137 es un isótopo totalmente
artificial). El CSN ha detectado niveles de
hasta 2.200 Bequerelios/Kg seco. Estos datos
son especialmente preocupantes, dado el peligroso
comportamiento biológico de este radionúclido:
el cesio-137 presenta la característica
de comportarse como el potasio en el organismo,
por ello su peligrosidad es muy elevada al
incorporase al organismo y determinar una
irradiación interna persistente. (ver
NOTA al final del comunicado).
Así mismo, el CSN
explica en su informe que “En la inspección
de 2005, los representantes de EGMASA informaron,
por primera vez, de que no se había
realizado el recubrimiento total de los inertizados,
ya que la capa de arcilla se apoya en materiales
de regularización topográfica
y no está anclada en zanjas perimetrales
alrededor de los materiales contaminados,
como preveía la alternativa [seleccionada]”.
El CSN sostiene en este
informe, entre otras, conclusiones de la gravedad
de estas:
• “las acciones de remedio
no han sido efectivas para conseguir el confinamiento
de los productos inertizados contaminados
con cesio-137, puesto ya de manifiesto con
los resultados anteriores”, El CSN reconoce
ahora que esto ya se sabía desde 2003,
tras la evaluación de los resultados
de los 12 primeros meses del programa de actuación.
• “los resultados del programa
de vigilancia parecen indicar que la capa
de arcilla no está resultando una barrera
eficaz para aislar los materiales contaminados,
al no impedir la migración del cesio
a través del terreno (…)”.
• Se producen flujos inesperados
de agua que entran en contacto con el material
contaminado por cesio-137. “Estos flujos en
forma de regueros y rezumes afloran en el
estero [río] y registran las concentraciones
[de cesio-137] más altas medidas en
la zona. No se descartan otros puntos en los
que haya quedado acumulada concentración
residual fuera de los Frentes 3 y 4, que puedan
contribuir también a esas altas concentraciones”.
• “El actual Programa de
Vigilancia no detecta las máximas concentraciones
[de cesio-137] presentes en las aguas subterráneas
y superficiales. Los sondeos actuales, que
deberían detectar los mayores valores
de [radio]actividad en las aguas, no han registrado
las concentraciones que se han medido durante
la inspección de 2007 en las aguas
hipodérmicas que circulan sobre los
yesos y materiales de regularización,
descargando en el estero en formas de rezumes”.
“Este informe deja en evidencia
la irresponsabilidad de EGMASA y la Consejería
de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía
en la gestión de este grave problema
radiactivo. La solución adoptada por
el CSN y la Junta de Andalucía ha demostrado
ser un rotundo y notorio fracaso”, ha declarado
Carlos Bravo, responsable de la campaña
de energía nuclear de Greenpeace.
Greenpeace exige nuevamente
a la Junta de Andalucía y el Consejo
de Seguridad Nuclear la urgente retirada del
material contaminado por cesio-137 y su traslado
inmediato al cementerio nuclear de El Cabril.
“También queda ahora
en evidencia la palabrería barata y
la mala fe de individuos como Luciano Gómez,
Secretario General de FIA-UGT Huelva, y la
falsedad de sus malintencionados y deshonestos
ataques a Greenpeace de las últimas
semanas en relación a los vertidos
de cesio-137 al medio ambiente procedentes
del CRI-9”, afirmó Carlos Bravo. “En
ese sentido, el informe del CSN tiene la virtud
de poner a cada uno en su sitio. Como dice
el refrán: antes se coge a un mentiroso
que a un cojo”, añadió Bravo.
Tras el vertido de material
contaminado radiactivamente por cesio-137
en el CRI-9, la Dirección General de
Política Energética y Minas
(DGPEM) del Ministerio de Economía,
previo informe del CSN de 3 de noviembre de
2000, emitió una resolución
el 15 de enero de 2001 requiriendo a EGMASA
que estableciese los medios necesarios para
garantizar de forma efectiva el confinamiento
de esos residuos radiactivos y su aislamiento
del medio ambiente, y la necesidad de realizar
un Plan de Vigilancia de la contaminación
radiactiva a largo plazo.
Las obras de acondicionamiento
realizadas por EGMASA consistieron en extender,
cumpliendo una serie de requisitos, una capa
de arcilla sobre las zonas donde se habían
vertido los materiales contaminados por cesio-137,
que supuestamente permitiría lograr
un doble efecto de disminución de la
permeabilidad y de retardo de la migración
del cesio-137 al medio ambiente.
A finales de 2001 concluyeron
las obras de acondicionamiento y se inició
el Plan de Vigilancia mediante la realización
de controles de radiactividad de la zona,
vigilancia de las aguas subterráneas
y un programa de medidas y análisis
de muestras de agua, sedimentos y organismos
indicadores.
NOTAS
El cesio-137 es un radionúclido de
origen artificial, no está presente
de forma natural en el medio ambiente. El
cesio-137 origina dos tipos de radiación:
beta y gamma. La vida media radiactiva de
este radionúclido es 30,2 años.
La magnitud de la energía emitida debe
considerarse elevada y por ello alto su riesgo
biológico.
Desde el punto de vista
biológico el cesio-137 presenta la
característica de comportarse como
el potasio en el organismo. Por ello su peligrosidad
es muy elevada al incorporase al organismo
y determinar una irradiación interna
persistente. Si bien se distribuye de forma
bastante homogénea por todo el organismo,
las concentraciones de cesio-137 en músculo
y hueso son más elevadas que en otros
tejidos, al igual que ocurre con el potasio.
La vida biológica
media del cesio-137 en el organismo se sitúa
alrededor de los 70 días (ello indica
que no alcanza el estado de equilibrio hasta
al cabo de un año -5 vidas biológicas
medias-, es decir que durante ese tiempo va
acumulándose en el organismo hasta
que lo ingresado es igual a lo excretado).
De ello deriva que la irradiación interna
es considerable. Como consecuencia, es causa
generadora -o incrementa el riesgo- de neoplasias
que se manifiestan entre lo 10 y 30 años
después de la exposición. Se
ha descrito un incremento de sarcomas como
consecuencia de esta irradiación, aunque
puede aumentar el riesgo de carcinogénesis
en numerosos tejidos.
Es importante considerar
que la exposición humana al cesio-137
se produce vía inhalatoria y, mucho
más frecuente, por ingestión
de alimentos. Por la característica
mencionada de comportarse como el potasio,
este radionúclido se incorpora a las
cadenas tróficas vegetales y animales,
magnificándose en muchos casos sus
concentraciones en los tejidos a medida que
se asciende en las cadenas tróficas,
alcanzando así a los humanos. En el
caso de Huelva el punto clave de exposición
humana habría que buscarlo en el pescado
de la zona, pues a partir de las marismas
tiene que alcanzar el mar en un momento u
otro, ya sea directamente ya a través
de organismos de la zona.