El New Flame es un símbolo
de la contaminación que sufre el Campo
de Gibraltar por hidrocarburos y que está
provocando un grave problema sanitario
22 febrero 2008 - Algeciras, España
— Greenpeace ha entrado hoy en el puerto de
Algeciras para pedir explicaciones sobre el
caso del New Flame,
un icono de la contaminación crónica
por hidrocarburos que sufre la Bahía.
Los ecologistas han celebrado una rueda de
prensa junto a las organizaciones Verdemar
y Agaden en la que han denunciado que el New
Flame no es un caso aislado, sino un símbolo
de esta situación, la más grave
de todo el Estado.
Los ecologistas han exigido
a los Gobiernos español y andaluz que
se haga un estudio de causalidad en el que
se determine por qué determinadas enfermedades
como el cáncer de pulmón tiene
la mayor mortalidad del Estado en el Campo
de Gibraltar. Los ecologistas, que llevan
pidiendo este estudio desde el año
1989, recuerdan que según el Atlas
de Mortalidad en Áreas Pequeñas
en España de la Universidad Pompeu
Fabra, coordinado por Joan Benach, el Campo
de Gibraltar sufre una crisis de salud pública
crónica, que hace que la esperanza
de vida en el área sea menor que en
el resto de España y hasta de 20 años
menos en comparación con algunas comarcas
del Norte.
El estudio tendría
que tratar el problema globalmente, ya que
hasta ahora sólo se han hecho trabajos
parciales sobre afecciones determinadas como
el asma o el mieloma (cáncer de sangre)
e identificar las fuentes de contaminación.
La contaminación
por hidrocarburos se debe principalmente a
los hidrocarburos aromáticos policíclicos
(PAH), compuestos capaces de permanecer en
el medio ambiente durante largos periodos
de tiempo. Se acumulan en los seres vivos
y entran en el ser humano a través
de la dieta y por inhalación. Los PAHs
pueden alterar el material genético
y algunos son cancerígenos muy potentes.
De hecho, producen tumores en el tejido epitelial
“prácticamente en todos los animales
testados”.
Greenpeace, Verdemar y Agaden
piden además una moratoria para la
industria pesada hasta que no se haga el estudio
epidemiológico. Esta antigua petición
de las organizaciones ecologistas locales
ha pasado inadvertida hasta ahora y existen
en estos momentos proyectos de reindustrialización.
El caso del New Flame
Greenpeace, que realizó ayer una protesta
en el New Flame, ha entrado hoy en Algeciras
para señalar la causa de vertidos como
los que está provocando el barco. En
la Bahía se usan más de seis
millones de toneladas de fuel en repostajes
barco a barco. Gibraltar mueve 4,3 millones
de ellas desde gabarras o gasolineras flotantes
(de las tres que existen sólo una tiene
doble casco), sin las condiciones de seguridad
necesarias y a un precio menor que en otros
puertos, puesto que en Gibraltar no se paga
la tarifa Marpol. Las gasolineras flotantes
no están autorizadas en la UE porque
suponen un grave riesgo de mareas negras.
Además, las operaciones de bunkering
se hacen sin las medidas de seguridad necesarias,
ya que ni siquiera utilizan barreras anticontaminación
durante los repostajes para prevenir la dispersión
de los derrames.
Esta situación de
descontrol en Gibraltar hace que las empresas
españolas aprovechen la conyuntura
para sacar beneficios y relajar las medidas
de seguridad. De hecho, el New Flame estuvo
en Gibraltar apenas unas horas (entre la noche
del 11 y la madrugada del 12 de agosto) para
repostar con una gabarra de la empresa Gibunco,
que aunque opera en aguas del Peñón,
se surte en la refinería de CEPSA en
San Roque y realiza operaciones de bunkering
también en aguas de Algeciras.
Las organizaciones ecologistas
reclaman también al Gobierno que especifique
la composición concreta y la procedencia
de la chatarra que se encuentra en las bodegas
del New Flame. Greenpeace envió la
primera carta reclamándolo a los ministerios
de Medio Ambiente y Fomento el pasado 13 de
agosto. Sólo hay que recordar casos
similares donde simples cargas de chatarra
terminaron conteniendo materiales tóxicos
y peligrosos. Es el caso del buque Don Pedro
cargado con baterías o el de la fuente
de cesio 137 fundida en Acerinox, en Los Barrios,
que procedía también de uno
de estos buques chatarreros.
CEPSA
En la Bahía se mueven en total unos
20 millones de toneladas de productos petrolíferos
al año. Es habitual la presencia diaria
de decenas de grandes buques y petroleros
en la Bahía, tanto por tráfico
de las refinerías de CEPSA, como para
trasvase de productos petrolíferos
o carga de combustible. El 30% del fuel que
se vende en Gibraltar procede de la refinería
de CEPSA en San Roque. Además, en la
parte española, el repostaje en el
mar mueve más de dos millones de toneladas
de gasoil, lo que también provoca derrames
constantes.
CEPSA tienen concedida la
autorización ambiental integrada condicionada
a una auditoría externa, debido a los
repetidos accidentes que ha tenido en el último
año. En sólo dos meses, entre
marzo y junio de 2007, tuvo tres incidentes,
dos incendios y un escape de una nube tóxica,
según la planta causados por problemas
eléctricos. Tras estos sucesos, la
Junta de Andalucía obligó a
la empresa a realizar una auditoría
externa coordinada por el CSIC, que tenía
que haber finalizado en diciembre. A día
de hoy, CEPSA continúa teniendo la
autorización ambiental pendiente de
auditoría y los incidentes siguen produciéndose.
De hecho, el pasado 9 de noviembre volvió
a haber otro incendio y otra nube tóxica
que gaseó La Línea y Los Barrios.
Según los últimos
datos aportados por la propia empresa, que
figuran en el registro EPER, en 2005, CEPSA
San Roque emitió a la atmósfera
90.530 kilos de benceno (34.900 kilos más
que en el 2004), 23,8 kilos de mercurio (23
kilos más que en el 2004) y 371 kilos
de plomo (no aportan datos de 2004).
El benceno es un compuesto
cancerígeno muy volátil que
se libera con facilidad a la atmósfera.
El mercurio es un metal pesado que se evapora
a temperatura ambiente y que posee un alto
poder cancerígeno que puede dañar
el material genético, tiene efectos
negativos sobre la reproducción y puede
provocar defectos congénitos y abortos.
El plomo es un elemento químico muy
peligroso que puede acumularse en los organismos
y entrar en la cadena alimentaria. Provoca
daños en el sistema nervioso central,
riñones, sistema reproductor y problemas
de desarrollo infantil.
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Cuatro activistas de Greenpeace
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25 febrero 2008 - Londres,
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Sí, hemos descubierto
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sólo quedan unos pocos años
para reducir las emisiones que producen el
cambio climático. Si se le permite
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