03 marzo
2008 - Zimapán, Hidalgo, México
— De entrar en funcionamiento el tiradero
tóxico en Zimapán, Hidalgo,
las consecuencias para la población
local podrían ser muy graves. Ante
esta posibilidad, Greenpeace México,
a través de su Director de Campañas,
Gustavo Ampugnani, expresa su más profundo
rechazo al proyecto, y ha enviado la siguiente
misiva fijando su postura al respecto.
México, DF, a 27
de febrero de 2008
Ing. Carlos Cruz Melo
Sr. Ángeles Roque
Sr. Pablo Sánchez
Dip. Germán Rufino Contreras
Estimados luchadores del Movimiento Ciudadano
“Todos Somos Zimapán”
La organización Greenpeace
México, A.C. expresa su solidaridad
con el Movimiento Ciudadano “Todos Somos Zimapán”
y respalda la demanda de detener inmediatamente
y cancelar definitivamente la instalación
de un confinamiento de residuos tóxicos
peligrosos en Zimapán, estado de Hidalgo.
Confinar residuos peligrosos
no es la solución para gestionar la
basura de las industrias, sino ocultar el
problema, transferirlo de las industrias a
las comunidades y, finalmente, postergar la
aplicación de acciones encaminadas
a transformar la manera en que se producen
los bienes materiales.
Un confinamiento tiene una
vida útil de alrededor de 20 años,
tiempo en que los residuos comienzan a lixiviar,
contaminando así los mantos freáticos
y el suelo, entre otros problemas. La verdadera
solución al manejo de los residuos
es dejar de generarlos, adoptando procesos
de producción limpia y sustituyendo
las sustancias tóxicas y peligrosas
por otras no contaminantes.
Greenpeace considera que
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales debe avocarse más a desarrollar
políticas que promuevan la producción
limpia y la sustitución de tóxicos
en vez de promover la instalación de
cementerios de residuos tóxicos como
el de Befesa en Zimapán.
México ya tiene experiencia
lamentable con los confinamientos de residuos
tóxicos, tanto legales como ilegales.
Ejemplo de lo primero son los problemas que
Mina, Nuevo León, enfrenta debido al
mal manejo del confinamiento de la trasnacional
Vivendi que dejan ver que este tipo de instalaciones
no son una opción y que, por el contrario,
generan severos daños al ambiente y
a la salud de los ciudadanos.
Los confinamientos no son
formas de disposición final de los
residuos si no cumplen con la premisa de no
ocasionar daños en el ambiente y la
salud. Enterrar materiales peligrosos es una
forma de postergar los daños que siempre
terminan padeciendo los habitantes de una
comunidad y el medio ambiente.
Greenpeace cree que la solución
a los residuos peligrosos no son los confinamientos
o la incineración, sino la producción
limpia. Las empresas deben rediseñar
sus productos y procesos productivos para
dejar de generar ese tipo de desechos. La
pregunta que deben resolver las autoridades
y las empresas es “¿qué hacemos
para no generar residuos peligrosos?” y no
“¿qué hacemos con los residuos?”.
Atentamente,
Gustavo Ampugnani
Director de Campañas
Greenpeace México, A.C.