Greenpeace
pide a Protección Civil que publique
los registros de la Red de Alerta Radiológica
desde el mes de noviembre, cuando se produjo
la fuga de radiactividad
18 abril 2008 - España — Greenpeace
lamenta que la Dirección General de
Protección Civil y Emergencias trate
de confundir a la opinión pública
con respecto al escape de radiactivdad de
la central nuclear de Ascó, utilizando
de forma sesgada y acientífica la información
de la Red de Alerta Radiactiva (RAR).
En primer lugar, resulta criticable que utilizando
el dato de radiación gamma recogido
por las estaciones de la RAR en los alrededores
de la central nuclear de Ascó el día
4 de abril de 2008 (es decir 4 meses después
del escape, que tuvo lugar el 29 de noviembre
de 2007), Protección Civil se atreva
a afirmar que no hay riesgo radiológico
para la población.
Además, en sus cálculos,
Protección Civil utiliza un umbral
de riesgo erróneo, ya que el límite
de dosis de radiación legalmente permitido
para la población es 1 miliSievert/año
y no 5 miliSievert/año, como parece
deducirse de las cifras que utiliza en su
información Protección Civil.
Lo que Protección
Civil debería haber hecho es hacer
públicos todos los datos de medición
de las estaciones de la RAR en los alrededores
de la central de Ascó desde el mes
de noviembre, ya que el escape se produjo
el día 29 de noviembre de 2007.
Greenpeace va a realizar
una petición de información
a Protección Civil a ese respecto para
que se hagan públicas esas mediciones
del día del escape y los dias previos
y posteriores.
“Resulta una desfachatez
que Protección Civil trate de pontificar
ahora que no hay riesgo radiológico
para la población basándose
en una medición de radiación
gamma realizada cuando las partículas
radiactivas llevan cuatro meses en el medio
ambiente y se han podido dispersar por el
viento y otros agentes meteorológicos
a zonas alejadas donde su actividad no puede
medirse con las estaciones de muestro cercanas
a la central”, ha declarado Carlos Bravo,
responsable de la campaña de energía
nuclear de Greenpeace.
Greenpeace exige explicaciones
a Protección Civil si la RAR detectó
o no el escape de radiactividad el día
en que se produjo. De no haberla detectado,
es obvio que se trataría de una Red
inservible.
En su solicitud de información,
Greenpeace va a pedir los datos de todos los
detectores que están localizados en
la provincia de Tarragona desde principios
del mes de noviembre hasta ahora, con indicación
de las dosis medidas con el máximo
de frecuencia posible, así como del
estado operativo de todas ellas, incluso de
las que estén en mantenimiento o averiadas.
La organización ecologista
pide a la Dirección General de Protección
Civil que de ahora en adelante actúe
de forma seria, rigurosa y responsable.
+ Más
Greenpeace denuncia la vinculación
de la multinacional Unilever con la destrucción
de los bosques de Borneo
Acciones simultáneas en Reino Unido,
Holanda e Italia exigen a una de las mayores
empresas del planeta que no colabore con la
extinción de los orangutanes y deje
de provocar cambio climático
21 abril 2008 - Madrid,
España — Greenpeace denuncia que la
multinacional Unilever, propietaria de algunas
de las marcas y productos más famosos
en el mercado, como los cosméticos
Dove, está contribuyendo a la destrucción
de los últimos bosques donde vive el
orangután y otras especies amenazadas,
provocando el incremento de la emisión
de gases de efecto invernadero responsables
del cambio climático.
A través de acciones directas simultáneas
en varios países europeos, Greenpeace
acusa a Unilever de comerciar con aceite de
palma procedente de empresas que están
destruyendo las selvas de Indonesia.
"Unilever, una empresa
con marcas tan conocidas como Dove, está
siendo cómplice de uno de los mayores
crímenes ambientales que se hayan cometido
en el planeta" ha declarado Miguel Ángel
Soto, responsable la campaña de Bosques
de Greenpeace.
En el noroeste de Reino
Unido, en la factoría de Unilever de
Port Sunlight, noroeste de Reino Unido, 60
activistas disfrazados de orangutanes han
ocupado la empresa y los empleados son saludados
con gritos de apareamiento de orangutanes
colgados en la fachada. En las oficinas centrales
de Unilever en Rotterdam, seis activistas
se han descolgado de la fachada principal
del edificio y han desplegado una pancarta
que reza "Unilever, no destruyas la selva
tropical".
Finalmente, en las oficinas de Unilever en
Roma, diez orangutanes impiden la entrada
de los trabajadores con una gran caja donde
se ha escrito "Dove, para de destruir
la selva tropical". Los orangutanes ofrecen
información a los trabajadores sobre
la situación de la expansión
de la palma de aceite y las demandas de Greenpeace.
Estas acciones coinciden
con el lanzamiento de un nuevo informe que
expone evidencias recientes acerca de la vinculación
de Unilever con empresas responsables de la
destrucción de los bosques de turbera
y el hábitat del orangután en
Borneo, destrucción destinada a la
plantación de palma aceitera. El informe,
titulado "Quemando Borneo" (Burnig
up Borneo), acusa a Unilever de contribuir
a esta destrucción a través
de la compra de aceite de palma procedente
de estos suministradores y de no hacer nada
para prevenir la masiva expansión de
esta industria en el interior de las selva
de Indonesia.
Unilever es una de mayores empresas mundiales
que utilizan aceite de palma, y la expansión
de esta industria está desbaratando
los esfuerzos para combatir el cambio climático.
Debido a la deforestación, Indonesia
es actualmente el tercer país emisor
de gases de efecto invernado (1).
La conversión de
turberas en plantaciones de palma aceitera,
mediante el drenaje y quema del bosque, provoca
la liberación de grandes cantidades
de dióxido de carbono. Estas áreas
de turberas de Indonesia son responsables
del 4% de las emisiones mundiales de gases
de efecto invernadero (2).
El informe también
expone cómo el crecimiento del sector
de palma de aceite está teniendo una
efecto devastador sobre la biodiversidad.
El número de orangutanes está
cayendo en picado y la especie está
en serio peligro de extinción (3).
A través del seguimiento cartográfico
de las áreas explotadas por los suministradores
de la empresa Unilever, el documento expone
cómo estos suministradores están
destruyendo los últimos hábitat
de los orangutanes. El texto contiene datos
y mapas del seguimiento que Greenpeace ha
llevado a cabo en los primeros meses del 2008
en la isla de Borneo, Indonesia.
Unilever preside la "Mesa
redonda para el aceite de palma sostenible"
(Round Table for Sustainable Palm Oil, conocida
por las siglas RSPO), un foro empresarial
cuyo objetivo es garantizar la producción
de aceite de palma de manera sostenible. A
pesar de que la RSPO se creó en 2002,
todavía no hay ningún certificado
de aceite de palma en el mercado, mientras
que el ritmo de destrucción por esta
causa continúa de manera acelerada.
Incluso en el caso de que se pueda certificar
el aceite de palma, éste aceite se
estará mezclando con aceite no certificado,
haciendo imposible que Unilever pueda garantizar
que el aceite no procede de la destrucción
de los bosques.
"O Unilever empieza
a cambiar su política de suministros,
o tendremos que ver a los orangutanes extinguirse
y, con ellos, nuestros intentos de evitar
un desastre climático", ha señalado
Soto.
Notas:
Según datos del Centro de protección
de orangutanes, al menos 1.500 orangutanes
murieron como resultado de los ataques de
los trabajadores de las plantaciones (4).
Se estima que desde 1900 el número
de orangutanes ha disminuido en un 91%, siendo
el declive de la especie especialmente importante
hacia finales del siglo XX.
Desde 11000, 28 millones de hectáreas
de bosques de Indonesia han sido destruidos,
la mayoría para plantar palma de aceite.
Se prevé que, en comparación
con el año 2000, la demanda de aceite
de palma se duplicará para el 2030y
el triple para el 2050.
(1) Wetlands International, Peatland degradation
fuels climate change, Noviembre 2006
(2) Cooking the Climate, Greenpeace Report,
Noviembre 2007
(3) The Last Stand of the Orangutan; State
of : Illegal Logging, Fire and Palm Oil in
's National Parks, UNEP, Feb 2007
(4) AFP (2007) ‘Activists: Palm oil workers
killing endangered Orang-Utans'.
+ Más
Greenpeace y Ecologistas
en Acción denuncian el escape de radiactividad
de Ascó ante la fiscalía e instan
el inicio de la vía penal
Los últimos datos proporcionados por
el CSN demuestran que se han podido superar
los límites de radiación para
el público establecidos por la legislación
22 abril 2008 - España
— Greenpeace y Ecologistas en Acción
han anunciado la presentación de una
denuncia ante la Fiscalía por la liberación
de radiactividad al medio ambiente provocada
por la central nuclear de Ascó (Tarragona),
en la que se pide una investigación
sobre el suceso y el inicio de acciones penales
al respecto.
Asimismo, las organizaciones ecologistas han
enviado un escrito a la Comisión Europea
(CE) acogiéndose a los artículos
35, 36 y 37 del Tratado de Euratom, pertenecientes
al capítulo de Protección Sanitaria,
para pedir su intervención en el análisis
de todo lo sucedido. Greenpeace y Ecologistas
en Acción solicitan a los servicios
de la CE que aclaren si toda la normativa
aplicable ha sido adecuadamente respetada
por la central nuclear, el Consejo de Seguridad
Nuclear (CSN) y las autoridades españolas.
En la rueda de prensa celebrada
hoy en Tarragona, Greenpeace y Ecologistas
en Acción han analizado la sucesión
de acontecimientos que ha tenido lugar desde
el 5 de abril, cuando Greenpeace hizo público
que en noviembre de 2007 había habido
un escape de radiactividad en Ascó
y se había mantenido oculto. Las dos
asociaciones exigen que se aclaren totalmente
los hechos y critican la poca información,
además de errónea e incompleta,
transmitida repetidamente a la sociedad por
la central y el Consejo de Seguridad Nuclear
(CSN), que ha impedido, por ahora, llegar
a conclusiones sobre la causa del accidente
y sobre sus consecuencias radiólogicas.
Por ejemplo, el CSN afirmó
en su nota de prensa del 7 de abril titulada
“El CSN descarta riesgo radiológico
en Tarragona” que “respecto a la exposición
interna, la cantidad de actividad de cobalto-60
que es necesario incorporar al interior del
organismo de una persona para alcanzar el
límite anual de dosis de 1 miliSievert/año,
establecido para personas del público,
es de 320.000 Becquerelios (Bq), superior
a la actividad total encontrada, que es de
235.000 Bq”. Con estos datos llegaba a la
conclusión de que no existía
impacto radiológico para la población.
Posteriormente, en su comunicado
del 14 de abril, el CSN reconocía que
“las estimaciones de la cantidad total del
vertido al exterior han resultado superiores
a las inicialmente comunicadas” y establecía
un nuevo máximo de 84,95 millones de
Bq. En esa misma fecha el Consejo admitía
en los medios de comunicación que ya
se habían recogido 150 partículas
radiactivas. Una simple división de
dicho valor entre 150 establece que el valor
medio de actividad de las partículas
sería de 566.467 Bq, cifra obviamente
superior a la de 320.000 Bq indicada por el
CSN para superar el límite de dosis
anual para el público. Greenpeace y
Ecologistas en Acción se preguntan
cómo es posible que el CSN siga manteniendo
que no se han superado los límites
de dosis para miembros del público.
Por ello las organizaciones
exigen que se haga pública la cantidad
real de radiactividad liberada en este escape
y se realice un análisis riguroso de
su posible impacto radiológico en todos
los grupos de edad de la población.
Al mismo tiempo, solicitan que sea una entidad
independiente la que realice estas revisiones
y no una empresa privada participada accionarialmente
por la propietaria de la central, como se
tiene previsto.
Por otra parte, Greenpeace
y Ecologistas en Acción destacan la
falta de rigor en la información que
la Protección Civil ha aportado e insisten
en que se hagan públicas las mediciones
de la Red de Alerta Radiológica (RAR)
desde el mes de noviembre para comprobar su
fiabilidad.
“Es una indecencia que la
central haya ocultado la existencia del escape
durante tanto tiempo y mientras haya permitido
la visita de escolares exponiéndoles
a un riesgo innecesario” -ha afirmado Eloi
Nolla, coordinador de Energía de Ecologistes
en Acció de Catalunya.
“Resulta preocupante
y sospechoso el prolongado silencio que mantiene
el Ministerio de Industria al respecto de
este grave escape radiactivo al medio ambiente”
-ha dicho Carlos Bravo, responsable de la
campaña Nuclear de Greenpeace.