02
mayo 2008 - Buenos Aires, Argentina — En una
demostración con autos alemanes, la
organización ambientalista denunció
que la producción argentina de biodiesel
de soja destinada al mercado internacional,
produce mucho más daño al ambiente
que lo estimado. Semanas atrás, Greenpeace
Alemania había denunciado que el consumo
de biodiesel en ese país fomenta la
deforestación en países como
Argentina.
Con una camioneta alemana
marca “Porsche” y otra “Mercedes Benz” caracterizadas
como “auto-topadoras”, activistas de Greenpeace
denunciaron frente a la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentación de la Nación (SAGPyA)
que el cultivo de soja destinado a la producción
de biodiesel para el mercado internacional,
principalmente el europeo, provocará
la destrucción de los últimos
bosques nativos del país. La SAGPyA
viene promoviendo la producción de
biocombustiles en nuestro país con
el objetivo de abastecer al mercado mundial.
Según datos de la
organización ambientalista, para proveer
materia prima para las plantas de biodiesel
existentes y proyectadas en nuestro país,
se necesitan más de 9 millones de hectáreas
de este cultivo. La producción a gran
escala generará una nueva presión
para expandir las tierras agrícolas
disponibles, provocando la destrucción
directa e indirecta de los últimos
ecosistemas naturales.
En los últimos 9
años más de 2 millones de hectáreas
de bosques han desaparecido en manos de las
actividades agropecuarias, motorizadas especialmente
por el cultivo de soja. “La situación
de los bosques en Argentina es alarmante”
expresó Hernán Giardini, Coordinador
de la Campaña de Biodiversidad de Greenpeace.
“En nuestro país no podemos perder
ni una hectárea más de bosques
nativos”.
La reglamentación
europea estipula un corte de los combustibles
fósiles con un 5,5 por ciento de biocombustibles
para el 2010 y del 17 por ciento para el 2020.
Alemania es uno de los principales destinos
de las exportaciones de las plantas de biodiesel
que funcionan hoy en Argentina.
“La meta que se propuso
Europa tiene una particular importancia para
nuestra región ya que estos objetivos
exceden por mucho la capacidad de producción
de aquellos, lo que hace que países
como Argentina se conviertan en proveedores
de biodiesel dentro del mercado internacional”
sostuvo María Eugenia Testa, de la
Unidad Política de Greenpeace. “Por
otro lado nuestro país fomenta su producción
sin ninguna política que aborde los
impactos ambientales y sociales que genera”
Durante las últimas
semanas se ha sumado otro gran cuestionamiento
a la producción y consumo de biocombustibles,
el impacto de estos en la suba de los precios
de los alimentos, lo que ya afecta a millones
de personas en el mundo, especialmente de
los sectores más vulnerables.
“Pese a las advertencias
de organismos internacionales como la ONU
o el Banco Mundial, y de numerosas organizaciones
ambientalistas, los gobiernos siguen promoviendo
la producción y el consumo de biocombustibles”
agregó la ambientalista. “Los cultivos
de maíz o la soja para la producción
de biocombustibles compiten directamente con
los alimentos, provocando su escasez y el
aumento de precios”.
Semanas atrás Greenpeace
Alemania había comprobado que el biodiesel
añadido al diesel que se comercializa
en aquel país proviene en un 20 por
ciento de aceite de soja. Durante 2007 se
exportaron alrededor de 300 mil (1) toneladas
de biodiesel desde Argentina (con sólo
dos plantas en funcionamiento), de las cuales
el 25 por ciento tuvieron como destino el
bloque comunitario, donde el principal comprador
es Alemania. Para este año se calcula
que las exportaciones argentinas cuadriplicarán
esta cifra
Según Greenpeace
Alemania, cada porcentaje adicional en el
corte de biodiesel en Alemania significa más
de 700.000 hectáreas de plantaciones
de soja extra por año. Si se quiere
llegar al corte del 17 por ciento, Alemania
necesitaría importar cerca de 4.900
millones de litros de biodiesel de soja, lo
que significa más de 10 millones de
hectáreas de ese cultivo, una superficie
similar a la provincia de Santa Fe.
En nuestro país,
la Ley 26.093 de Régimen de Regulación
y Promoción para la Producción
y Uso Sustentables de Biocombustibles, establece
la obligatoriedad de la mezcla de 5 por ciento
de biodiesel y bioetanol para todos los combustibles
comercializados domésticamente a partir
del 2010.
“Esta meta solo debiera
cumplirse aplicando estrictos criterios de
sustentabilidad, seleccionando los cultivos
con mejor balance energético y el mejor
balance de gases de efecto invernadero. De
otra forma la solución sería
peor que el problema”, afirmó Testa.
Para Greenpeace la producción
de estos combustibles no puede significar
la destrucción de bosques nativos ni
debe poner en peligro la soberanía
alimentaria. Por otro lado, la organización
ambientalista exige el establecimiento de
un estándar de calidad que obligue
a que en el análisis de ciclo de vida
de los biocombustibles se genere una reducción
de gases de efecto invernadero (GEI) de al
menos un 60 por ciento comparados con el combustible
que reemplazan.
(1) El año 2006 Argentina
exportó 4.956 toneladas de biodiesel,
mientras que en el año 2007 las exportaciones
llegaron a 319.093, cifra que se proyecta
cuadruplicar este año.