El
Consejo de Seguridad Nuclear, ausente de nuevo
mientras la seguridad de las centrales nucleares
hace aguas por todos lados.
03 mayo 2008 - España
— La fuga de agua radiactiva ocurrida en la
madrugada del viernes en la central nuclear
de Almaraz, denunciada en primera instancia
por Ecologistas de Extremadura, vuelve a evidenciar
la ineficacia y la falta de transparencia
del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el
cual, más de 24 horas después
de producirse el suceso, aún no ha
informado públicamente del mismo.
“Mientras la seguridad nuclear
hace aguas por todos lados, la ausencia pública
del CSN es clamorosa y cada vez más
preocupante”, -ha declarado Carlos Bravo,
responsable de la campaña Nuclear de
Greenpeace. “¿En que quedó esa
nueva etapa de eficacia y transparencia que
prometió la nueva presidenta del CSN,
Carmen Martínez Ten, cuando accedió
al cargo?”, añadió Bravo.
Según los datos disponibles,
aproximadamente a las 5 de la madrugada del
viernes 2 de mayo, se produjo una fuga de
agua del circuito primario, altamente radiactiva,
de la vasija del reactor nuclear de la unidad
1 de Almaraz, en estado de recarga. A falta
de datos concretos, se sabe que una gran cantidad
de agua radiactiva inundó el suelo
del edificio, y desde ayer, una empresa subcontratada,
LAINSA, se encargaba de recoger el agua contaminada.
Greenpeace exige al CSN
que dé a conocer los motivos del fallo,
el destino de esta agua radioactiva, una vez
recogida, aclarar si se han producido vertidos
líquidos o emisiones gaseosas de radioactividad
por este incidente al medio ambiente.
Este suceso de Almaraz,
es el último caso dentro de una larga
y creciente lista de sucesos que afectan seriamente
a la seguridad de las centrales nucleares,
junto con el escape radiactivo de la central
de Ascó, la rotura de barras de control
de la central nuclear de Trillo y la pérdida
de piezas metálicas dentro de la vasija
de este reactor, la prealerta de emergencia
de la central nuclear de Cofrentes, a principios
de abril por la rotura de una válvula….
La confluencia de factores
como el acusado envejecimiento de los reactores,
los fallos propios de una tecnología
intrínsecamente peligrosa y la cada
vez menor Cultura de Seguridad de los operadores
de centrales como consecuencia de la falta
de competitividad de la energía nuclear
en un mercado eléctrico liberalizado,
están creando una situación
de alto riesgo de que se produzca un
accidente grave en una central nuclear.
La media de edad de todas
las centrales españolas es de casi
25 años (su vida útil técnica)
y todas presentan, en mayor o menor medida,
problemas de envejecimiento. En especial,
la central de Santa Mº de Garoña,
la más antigua en funcionamiento (inaugurada
en 1971), sufre graves problemas de agrietamiento
por corrosión en diversos componentes
de la vasija del reactor, fundamentales para
la seguridad.
El Gobierno socialista de
Zapatero, que dice apostar por un modelo energético
sostenible, debe cumplir su compromiso de
cerrar las centrales nucleares de forma progresiva
y sustituir su aportación energética
por “energías limpias, seguras y menos
costosas”, como reza su programa electoral
a las Elecciones Generales 2008.
“El Gobierno socialista
tiene fácil cerrar las nucleares pues
la viabilidad técnica y económica
de un sistema de generación eléctrica
basada al 100% en energías renovables
es un hecho ya comprobado científicamente”,
-ha declarado Juan López de Uralde,
Director Ejecutivo de Greenpeace. “Sólo
hace falta tener la voluntad política
para hacerlo. Zapatero tiene que decidirse
ya entre respetar la palabra dada a los ciudadanos
o sucumbir a las presiones del looby nuclear”,
añadió López de Uralde.