Un análisis de la
organización ecologista descubre materiales
peligrosos en las videoconsolas de los tres
principales fabricantes
20 mayo 2008 - Madrid, España
— Greenpeace ha presentado esta mañana
el informe científico “Jugando Sucio”,
que revela que las videoconsolas de las principales
marcas, Nintendo Wii, Sony PlayStation 3 Elite
(PS3) y Microsoft Xbox 360, contienen sustancias
y materiales peligrosos como PVC (policloruro
de vinilo), ftalatos, berilio y bromo (un
indicador de la presencia de retardantes de
llama bromados – BFR).
Aunque con algunas diferencias
en el contenido de sustancias o materiales
peligrosos, ninguno de los tres fabricantes
han superado el examen de Greenpeace. El informe
muestra que, tanto en la Xbox 360 como en
la PS3, algunos materiales contenían
niveles muy altos de ftalatos, que no están
permitidos en los componentes de juguetes
y artículos para niños que se
vendan en la UE.
Uno de estos ftalatos es
el DEHP, conocido por interferir el desarrollo
sexual en mamíferos, incluyendo a los
seres humanos, especialmente del sexo masculino.
El otro ftalato, el DiNP que se ha encontrado
solamente en la Xbox 360, está prohibido
en juguetes y artículos infantiles.
“Depende de que las videoconsolas
se consideren juguetes o no, para que puedan
contener legalmente sustancias peligrosas
y materiales que pongan en riesgo nuestra
salud. Sin embargo, ya existe tecnología
disponible para que las empresas diseñen
y fabriquen videoconsolas sin utilizar compuestos
tóxicos” ha declarado Kevin Brigden,
miembro de la Unidad Científica de
Greenpeace, participante en el estudio.
En todas las videoconsolas
se detectó la presencia de varias sustancias
peligrosas. Por ejemplo, se han encontrado
altos niveles de bromo en componentes de las
tres videoconsolas. Las mayores concentraciones
en peso pertenecían a piezas de la
PS3 y la Wii, con un 13,8% y un 12,5% respectivamente.
Como dato positivo, los
análisis también han demostrado
que los fabricantes han reducido o evitado
el uso de determinadas sustancias en algunos
materiales de sus consolas. En la Wii de Nintendo,
no se encontraron aleaciones de Berilio en
los contactos eléctricos, y el uso
de PVC y ftalatos era limitado. Por otro lado,
la PS3 contenía algunos ejemplos de
circuitos impresos sin bromo, y la Xbox 360
utilizaba menos sustancias bromadas en los
materiales de las carcasas.
Según ha manifestado
Sara del Río, responsable de la Campaña
de Contaminación de Greenpeace, “estos
análisis demuestran que es posible
fabricar videoconsolas más respetuosas
con el medio ambiente. Las empresas que las
producen sólo tienen que revisar qué
componentes peligrosos pueden ser sustituidos
por alternativas no tóxicas y asumir
el compromiso de hacerlo”.
El mercado de las videoconsolas
es de los que más rápidamente
están creciendo. El año pasado
se vendieron más de 60 millones de
consolas y el mercado creció un 14%
respecto al año anterior(3). Estos
aparatos no sólo contienen sustancias
tóxicas sino que además, contribuyen
al crecimiento de los residuos electrónicos.
Las videoconsolas que se desechan, se tiran
y acaban, a menudo, en plantas de tratamiento
de este tipo de basuras en países en
vías de desarrollo. Con frecuencia,
las labores de reciclaje no se realizan con
los mismos requisitos de protección
ambiental y de seguridad, lo que implica problemas
de contaminación y de salud para los
trabajadores.
+ Más
Acción de Greenpeace
en las instalaciones de la armamentística
Expal para denunciar que fabrica bombas de
racimo
Escaladores despliegan una
pancarta gigante en la fachada de la compañía
y llenan el edificio con prótesis de
personas amputadas por este armamento
22 mayo 2008 - Madrid, España
— Activistas de Greenpeace han accedido a
las instalaciones de la empresa armamentística
Expal para denunciar que esta empresa fabrica
bombas de racimo y reclamar su prohibición
total. Los activistas han reclamado una reunión
con los responsables de la empresa para expresarles
su posición con respecto a este tipo
de arma y hacerles entrega de la copia de
una prótesis y de un vídeo con
un testimonio recogido en Camboya en el que
una víctima de este armamento se dirige
directamente a ellos.
Además, escaladores
de la organización han desplegado en
la fachada de la empresa una pancarta gigante
con la imagen de un niño mutilado por
las bombas de racimo, que simboliza todas
las víctimas inocentes que estas bombas
causan por todo el mundo. La imagen está
construida con miles de pequeñas bombas.
En ella se lee el lema: “Expal fabrica bombas
de racimo que mutilan”. Por otro lado, otro
grupo de activistas ha llenado el vestíbulo
del edificio con prótesis y siluetas
de personas amputadas por este armamento.
La prótesis, que
se entregará también en el Ministerio
de Defensa y en el de Exteriores, simboliza
a todas las personas que han resultado mutiladas,
heridas o muertas como consecuencia de una
bomba de racimo. Además, Greenpeace
hará entrega de un vídeo donde
una víctima de Camboya reclama la prohibición
de estas armas.
“Gracias por escucharme.
Espero que dejéis de usar y fabricar
bombas de racimo. Quiero enseñaros
personalmente el resultado de vuestros productos.
Por ello, me gustaría ofreceros esto
como símbolo de vuestras acciones,
como símbolo de lo que producís
y como símbolo del efecto que tenéis
en el mundo. Gracias”. Este el testimonio
de Sot, un chico camboyano de 18 años,
que tuvo un accidente con explosivos sin detonar
en el año 2004. El testimonio ha sido
entregado a la empresa por activistas de Greenpeace.
Greenpeace ha intentado
en varias ocasiones establecer contacto con
la empresa y esto no ha sido posible por la
falta de respuesta por su parte.
Estos días y hasta
el 30 de mayo tiene lugar en Dublín
una Conferencia Diplomática de la que
debe salir el texto de un Tratado de prohibición
de las bombas de racimo. Más de 100
gobiernos participan en las negociaciones.
Pero también hay una importante presencia
de la sociedad civil, con representantes de
más de 200 ONG de todo el mundo.
Ciertos gobiernos están
planteando iniciativas que debilitarían
el resultado del Tratado, por ejemplo proponiendo
excepciones para ciertos tipos de bombas de
racimo que, supuestamente, no tienen efectos
inaceptables sobre las poblaciones civiles.
El Gobierno español se sitúa
en este grupo y mantiene una postura muy ambigua.
Por un lado, defiende que las consideraciones
humanitarias deben ser lo primero. Pero, por
otro, señala que ciertos tipos de bombas
con sistemas de desactivación podrían
seguir siendo permitidas. Este tipo de arma
coincide con algunas de las que se fabrican
en España (1).
“La postura del Gobierno
español es inaceptable. No hay bombas
de racimo buenas. Matan a los civiles durante
los bombardeos y después de que las
guerras hayan terminado. Nunca se ha demostrado
que existan esas armas seguras, sino todo
lo contrario. En todos los conflictos donde
se han usado han causado tremendos impactos
sobre la población civil”, denuncia
Mabel González, responsable de la campaña
de Desarme de Greenpeace.
El Tratado debe ser integral,
sin excepciones y sin retrasos para su entrada
en vigor. Sólo así se logrará,
además de la prohibición, que
signifique la estigmatización de este
tipo de arma, al igual que hace 10 años
sucedió con las minas antipersonales.
Esta será la única forma de
que dejen de utilizarse.
(1) Dos empresas españolas,
Expal e Instalaza, fabrican bombas de racimo.
Expal fabrica la BME-330 antipista, e Instalaza
fabrica la MAT-120, una granada de mortero
con submuniciones. El ejército español
también tiene un arsenal de este tipo
de armamento, con al menos las dos anteriores
y las Rockeye, un modelo estadounidense.
Greenpeace ha intentado
en diversas ocasiones entrar en contacto con
Expal para exponerle su posición con
respecto a las bombas de racimo. Esto no ha
sido posible ya que esta empresa no ha respondido
a ninguna de las cartas o llamadas.