29 mayo 2008 - DF, México
— En Greenpeace nos pronunciamos por un verdadero
cambio estructural en la política agroalimentaria;
el "plan de acción" dado
a conocer por el gobierno
federal agudiza la dependencia del exterior
e incrementa las importaciones en lugar de
fortalecer nuestra producción interna
y nuestra soberanía alimentaria
Las “Acciones en apoyo a
la economía familiar” que dio a conocer
el gobierno federal el pasado 24 de mayo,
no son otra cosa que las viejas políticas
que han seguido estas administraciones: apertura
de fronteras a granos básicos, eliminación
de aranceles, impulso de una agricultura industrial;
es decir, reforzar la crisis en la que nos
encontramos.
Es decir, a pesar de la
crisis, la política del gobierno federal
sigue siendo la de desmantelar la soberanía
alimentaria del país, agudizar la dependencia
del exterior e incrementar las importaciones
en lugar de fortalecer nuestra producción
interna y por ende nuestra soberanía
alimentaria.
Después de ignorar
las demandas de millones de campesinos y consumidores
mexicanos, al gobierno de Felipe Calderón
no le quedó más remedio que
aceptar lo que había estado tratando
de ocultar: la profunda crisis alimentaria
de nuestro país.
Desafortunadamente, las
propuestas del ejecutivo federal para resolver
la crisis no van a resolver los problemas
que enfrentamos. Es urgente la reconfiguración
de las políticas agroalimentarias.
La crisis alimentaria es estructural; por
lo tanto, las medidas deben ser estructurales.
En Greenpeace nos pronunciamos
por un verdadero cambio estructural en la
política agroalimentaria y exigimos
al gobierno federal:
Incrementar la inversión
pública en investigación y desarrollo
agrícola que priorice la agroecología
y formas biodiversas de agricultura.
Evitar las recetas de la
"Revolución verde" y construir
sobre la base del conocimiento local y la
experiencia campesina.
Descartar el uso de cultivos
trasngénicos porque se ha demostrado
que no son una solución al hambre y
la pobreza. Los cultivos genéticamente
modificados están exacerbando los errores
de 30 años de agricultura industrial.
Acabar con los monopolios
alimentarios y la publicidad engañosa
en los alimentos.
Impedir el uso de alimentos
para producir bioetanol.
Aprobación por el
Senado de la República de la minuta
de Ley de Planeación para la Soberanía
y la Seguridad Alimentaria y Nutricional y
de la minuta de Ley de Gas Natural de Proceso.
Está claro que la
agricultura industrial, los transgénicos
y otras propuestas tecnológicas benefician
a unos cuantos pero afectan a la mayoría
y no resuelven los problemas del campo mexicano.
La agricultura industrial
crea ganancias para un sector reducido, no
es sustentable en el largo plazo y daña
las áreas rurales de las que depende
nuestra provisión de alimentos; además,
no cubre las necesidades de ingreso, seguridad
alimentaria y alimentación diversa
y saludable de las comunidades locales.
Desde la firma del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) ha prevalecido una política
de desmantelamiento de la soberanía
alimentaria -vista ésta como el derecho
de los pueblos a producir sus propios alimentos
y a organizar la producción alimentaria
y el consumo interno basado en políticas
para la agricultura, la pesca, el consumo
y el comercio, social, económica y
ecológicamente sostenibles-.
Exigimos al gobierno y a
las corporaciones biotecnológicas que
no se aprovechen de la crisis alimentaria
para que las autoridades autoricen aceptar
la siembra de maíz transgénico
en México argumentando la falacia de
mayor producción, cuando sus intereses
reales son las jugosas ganancias que implica
el monopolio del principal grano de la alimentación
a nivel mundial.
Es falso que los maíces
transgénicos produzcan más,
pues requieren de condiciones productivas
inexistentes en México. Lo que se requiere
con urgencia es el apoyo decidido a la producción
interna de maíz, la cual ha demostrado
que se pueden obtener importantes rendimientos.
El propio gobierno anunció
que se ha logrado un incremento del 25% en
la producción de maíz, cabe
aclarar, sin un verdadero apoyo gubernamental.
¿Por qué nuestro productores
tendrían que implementar cultivos con
semillas transgénicas que son más
caras que las tradicionales, con alto margen
de incertidumbre y patentadas por transnacionales,
las cuales tendrían el monopolio de
los cultivos?
Las verdaderas soluciones
a la crisis de los precios y al desabasto
de alimentos en México no están
en la mayor dependencia hacia el exterior
sino fomentando la producción y consumo
interno, con maíces nacionales, sin
patentes transgénicas de las corporaciones.
La capacidad productiva
del campo mexicano ha demostrado ser suficiente
para abastecer las necesidades internas. El
desabasto en realidad responde a malas políticas
tanto de especulación como de la falta
de un mecanismo para la distribución
de los alimentos existentes especificamente
de los estados del norte. Sinaloa, cuentan
con una producción que va de 14 a 16
ton/ha de las cuales únicamente se
tienen colocadas en el mercado poco más
de la mitad, el resto se encuentra en almacenes.
El futuro de la soberanía
alimentaria no está en la sobre explotación
de la tierra ni en la implementación
de tecnologías inseguras como los transgénicos
sino en una agricultura basada en la biodiversidad;
una agricultura intensiva que trabaje con
la naturaleza, no contra ella; una agricultura
que se pueda adaptar a un clima cambiante
a partir del mejoramiento de nuestras variedades
nativas.
Millones de agricultores
en todos los continentes están dando
testimonio de que los cultivos orgánicos
y biodiversos pueden incrementar la seguridad
alimentaria, reponer recursos naturales y
proveer de una mejor vida a los productores
y a las comunidades locales.
¡CONSUMAMOS PRODUCTOS
NACIONALES!
¡DEFENDAMOS NUESTRA SOBERANÍA
ALIMENTARIA!
+ Más
Greenpeace dice ¡No
a las nucleares!
29 mayo 2008 - Alto Lucero,
Veracruz, México — Desde el aire y
en frente de la Central Nucleoeléctrica
Laguna Verde (CNLV) en Veracruz, Greenpeace
señala que la energía nuclear
es cara e insegura; en el marco de la Gira
de Energía, GP muestra la poca transparencia
con la que CFE maneja los residuos radiactivos
en esa central
Desde el aire y en frente de la Central Nucleoeléctrica
Laguna Verde (CNLV), Greenpeace dijo: “No
a las nucleares” y rechazó que este
tipo de energía sea una opción
para disminuir los gases de efecto invernadero
y una alternativa segura en el marco de la
reforma energética que se discute en
el Senado.
Nueve activistas de la organización,
uno sobrevolando en paramotor y ocho en tierra,
participaron en esta demostración no
violenta en el marco de la gira por la [R]evolución
Enérgetica en México, que realiza
la organización por diversos estados
de la república, para exponer los casos
negativos de generación de electricidad
con fuentes contaminantes y que contribuyen
a la emisión de gases de efecto invernadero,
así como los ejemplos positivos que
están en línea con la generación
de energías renovables.
“En el marco de las discusiones
de la reforma energética se está
perdiendo de vista la necesidad de detonar
el uso de energías renovables que no
generen gases de efecto invernadero. Los promotores
de la energía nuclear en México
afirman que, ante la crisis petrolera actual,
es necesario elevar la generación de
energía eléctrica mediante fuentes
nucleares y esto es completamente falso” afirmó
Jorge Escandón, coordinador de la campaña
de energía y cambio climático
de Greenpeace.
Dentro del programa actual
de proyectos de rehabilitación y modernización
de la Comisión Federal de Electricidad
(CFE) se tiene contemplado incrementar la
capacidad de las unidades 1 y 2 de la CNLV
en 134.6 mega watts cada una, así como
la eficiencia en 1.2 y 0.9 respectivamente.
Esta posición aparece en los documentos
oficiales de la CFE donde se afirma que: “A
partir de 2014 será posible reactivar
la instalación de centrales carboeléctricas
y después de 2017, las nucleares".
Para Greenpeace, la energía
nuclear es cara e insegura. Una evidencia
de ello es la poca transparencia con la que
CFE maneja los residuos radiactivos de la
CNLV. Laguna Verde está a punto de
llegar a la saturación de almacenamiento
de desechos contaminados de bajo y medio nivel
y no dispone de nuevos depósitos, que
cumplan con los niveles de seguridad requeridos
para almacenar más residuos, “violando
la condición 10 de la licencia de operación
y el requerimiento tres de la Comisión
Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias
(CNSNS)”.
“En ningún lugar
del mundo existen centros de almacenamiento
definitivo para residuos nucleares. Aún
es difícil de probar que el almacenamiento
de residuos altamente radiactivos, durante
miles de años, sea completamente seguro,
por lo que estamos dejando un legado mortífero
para las generaciones futuras. La inseguridad
de esta tecnología ha quedado al descubierto
en los accidentes nucleares reportados en
diversos lugares a partir de la segunda mitad
del siglo pasado”, continuó Escandón.
La rehabilitación
y modernización de Laguna Verde fue
adjudicada recientemente a las empresas Iberdrola
y Alstom, de capital español y francés
respectivamente. Este programa de inversiones
contempla un total de 6 mil 39 millones de
pesos por medio del esquema de obra pública
financiada, es decir, por medio de un mecanismo
de endeudamiento. Esta cifra representa casi
el 50 por ciento del total estimado para realizar
otros 14 proyectos restantes de modernización
de otras centrales de generación de
energía eléctrica.
Un análisis publicado
por el grupo Corporativo Moodys en 2007 considera
que la incertidumbre en el valor presente
de la electricidad producida con energía
nuclear, eleva el precio de 2 mil 950 dólares
por kilowatt equivalente a un precio conservador
de 5 a 6 mil dólares por kilowatt equivalente.
Si se comparan los costos de proyectos basado
en energía nuclear contra renovables
(4) es evidente que la primera resulta ser
una modalidad totalmente inviable.
Laguna Verde es una central
nuclear altamente vulnerable: así lo
demuestran las investigaciones realizadas
desde 1995 por científicos del Instituto
de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad
Nacional Autónoma de México.
Estos científicos mexicanos advirtieron
que por efectos del cambio climático
las costas del Golfo de México y el
estado de Veracruz serán afectados
por la elevación del nivel del mar;
situación que impactará a las
centrales eléctricas costeras como
Tuxpan y Laguna Verde, que no están
preparadas actualmente para atender este fenómeno.
“Para Greenpeace la opción
nuclear definitivamente no sirve para contrarrestar
el cambio climático. El presupuesto
que se propone para invertir en energía
nuclear puede aprovecharse para mejorar las
medidas de eficiencia y ahorro energético,
así como para detonar las energías
renovables en el país. ¡Basta
de distractores, necesitamos energías
renovables ahora!, finalizó Escandón.
+ Más
Acción de Greenpeace
en las instalaciones de la armamentística
Expal para denunciar que fabrica bombas de
racimo
Escaladores despliegan una pancarta gigante
en la fachada de la compañía
y llenan el edificio con prótesis de
personas amputadas por este armamento
22 mayo 2008 - Madrid, España
— Activistas de Greenpeace han accedido a
las instalaciones de la empresa armamentística
Expal para denunciar que esta empresa fabrica
bombas de racimo y reclamar su prohibición
total. Los activistas han reclamado una reunión
con los responsables de la empresa para expresarles
su posición con respecto a este tipo
de arma y hacerles entrega de la copia de
una prótesis y de un vídeo con
un testimonio recogido en Camboya en el que
una víctima de este armamento se dirige
directamente a ellos.
Además, escaladores
de la organización han desplegado en
la fachada de la empresa una pancarta gigante
con la imagen de un niño mutilado por
las bombas de racimo, que simboliza todas
las víctimas inocentes que estas bombas
causan por todo el mundo. La imagen está
construida con miles de pequeñas bombas.
En ella se lee el lema: “Expal fabrica bombas
de racimo que mutilan”. Por otro lado, otro
grupo de activistas ha llenado el vestíbulo
del edificio con prótesis y siluetas
de personas amputadas por este armamento.
La prótesis, que
se entregará también en el Ministerio
de Defensa y en el de Exteriores, simboliza
a todas las personas que han resultado mutiladas,
heridas o muertas como consecuencia de una
bomba de racimo. Además, Greenpeace
hará entrega de un vídeo donde
una víctima de Camboya reclama la prohibición
de estas armas.
“Gracias por escucharme.
Espero que dejéis de usar y fabricar
bombas de racimo. Quiero enseñaros
personalmente el resultado de vuestros productos.
Por ello, me gustaría ofreceros esto
como símbolo de vuestras acciones,
como símbolo de lo que producís
y como símbolo del efecto que tenéis
en el mundo. Gracias”. Este el testimonio
de Sot, un chico camboyano de 18 años,
que tuvo un accidente con explosivos sin detonar
en el año 2004. El testimonio ha sido
entregado a la empresa por activistas de Greenpeace.
Greenpeace ha intentado
en varias ocasiones establecer contacto con
la empresa y esto no ha sido posible por la
falta de respuesta por su parte.
Estos días y hasta
el 30 de mayo tiene lugar en Dublín
una Conferencia Diplomática de la que
debe salir el texto de un Tratado de prohibición
de las bombas de racimo. Más de 100
gobiernos participan en las negociaciones.
Pero también hay una importante presencia
de la sociedad civil, con representantes de
más de 200 ONG de todo el mundo.
Ciertos gobiernos están
planteando iniciativas que debilitarían
el resultado del Tratado, por ejemplo proponiendo
excepciones para ciertos tipos de bombas de
racimo que, supuestamente, no tienen efectos
inaceptables sobre las poblaciones civiles.
El Gobierno español se sitúa
en este grupo y mantiene una postura muy ambigua.
Por un lado, defiende que las consideraciones
humanitarias deben ser lo primero. Pero, por
otro, señala que ciertos tipos de bombas
con sistemas de desactivación podrían
seguir siendo permitidas. Este tipo de arma
coincide con algunas de las que se fabrican
en España (1).
“La postura del Gobierno
español es inaceptable. No hay bombas
de racimo buenas. Matan a los civiles durante
los bombardeos y después de que las
guerras hayan terminado. Nunca se ha demostrado
que existan esas armas seguras, sino todo
lo contrario. En todos los conflictos donde
se han usado han causado tremendos impactos
sobre la población civil”, denuncia
Mabel González, responsable de la campaña
de Desarme de Greenpeace.
El Tratado debe ser integral,
sin excepciones y sin retrasos para su entrada
en vigor. Sólo así se logrará,
además de la prohibición, que
signifique la estigmatización de este
tipo de arma, al igual que hace 10 años
sucedió con las minas antipersonales.
Esta será la única forma de
que dejen de utilizarse.
(1) Dos empresas españolas,
Expal e Instalaza, fabrican bombas de racimo.
Expal fabrica la BME-330 antipista, e Instalaza
fabrica la MAT-120, una granada de mortero
con submuniciones. El ejército español
también tiene un arsenal de este tipo
de armamento, con al menos las dos anteriores
y las Rockeye, un modelo estadounidense.
Greenpeace ha intentado
en diversas ocasiones entrar en contacto con
Expal para exponerle su posición con
respecto a las bombas de racimo. Esto no ha
sido posible ya que esta empresa no ha respondido
a ninguna de las cartas o llamadas.