23
junio 2008 - España — Greenpeace presenta
hoy, en el Consejo Consultivo de Electricidad
(1), sus observaciones (2) a las tarifas eléctricas
propuestas por el Ministerio de Industria.
Las tarifas eléctricas deben ser transparentes
y transmitir fielmente el verdadero coste
de la energía. Esto no significa que
deban ser necesariamente más caras
para todos, pues antes hay que eliminar las
subvenciones a las empresas que más
energía gastan y a las que generan
electricidad en centrales nucleares.
Greenpeace denuncia que las tarifas eléctricas
actuales esconden escandalosas subvenciones
que pagan los consumidores:
• - Hacia las grandes compañías
eléctricas. Un informe de la Comisión
Nacional de Energía (CNE) (3) pone
en evidencia, por primera vez, que los precios
del mercado eléctrico superan los costes
reales en 1.500 millones de euros, según
estima la propia CNE. Esta “brecha” beneficia
de forma desproporcionada a las centrales
nucleares y a las grandes hidráulicas.
Greenpeace propone que la CNE elabore un análisis
más detallado de los costes de todas
las tecnologías de generación
eléctrica, incluidos los costes ambientales,
para proponer las reformas legales necesarias
que impidan la obtención de beneficios
injustificados por parte de las empresas eléctricas.
• - Hacia las energías sucias. Según
la organización ecologista, quienes
generan los residuos radiactivos (las centrales
nucleares) deberían pagar lo que cueste
gestionarlos, y no sólo durante el
tiempo en que se estén produciendo
los residuos (el tiempo de operación
de las centrales), sino durante todo el tiempo
en que los residuos tengan un nivel de radiactividad
peligroso para el entorno. Greenpeace propone
incrementar la asignación de eficiencia
energética en un 85% mediante la eliminación
de las partidas destinadas a las subvenciones
de la energía sucia, tales como el
Plan de viabilidad de ELCOGAS, el Incentivo
al consumo del carbón autóctono,
la Moratoria Nuclear y la 2a parte del ciclo
de combustible nuclear.
• - Hacia las empresas que más energía
gastan (tarifa G4). Cinco empresas, que consumen
cerca del 4% de toda la energía demandada
por los 27.551.929 consumidores que hay en
España, pagarán por cada kWh
consumido 1,5 céntimos, mientras que
los consumidores acogidos a la Tarifa Social
(que podrían ser unos 4,5 millones
de hogares) pagarán cerca de 11 céntimos,
es decir, más de siete veces más.
Greenpeace propone eliminar ya la tarifa G4.
“Es indignante que se mire
con lupa a las energías renovables,
que tienen que justificar con detalle las
primas que reciben, mientras se pasa por alto
a las nucleares, grandes hidráulicas
y térmicas que se llevan beneficios
gigantescos a cambio de nada”, ha declarado
José Luis García Ortega, responsable
de la campaña de Cambio Climático
y Energía de Greenpeace España.
“Y es inaceptable que, mientras a la mayoría
de los consumidores se les trata de incentivar
a un consumo responsable, se les obligue a
seguir subvencionando la electricidad a las
cinco empresas que más energía
gastan”.
Otro grave problema de las
tarifas actuales es el insostenible déficit
tarifario, una bola de nieve que no para de
crecer. Según Greenpeace, para acabar
con el déficit, hay que limpiar las
tarifas de todos los costes injustificados,
en vez de, como hace el Gobierno, fijar unas
tarifas por debajo de lo que cuesta realmente
la energía, lo que es un grave perjuicio
para los consumidores y para el medio ambiente,
y sólo beneficia a las eléctricas.
Con este sistema se engaña
a los consumidores, haciéndoles creer
que la energía cuesta menos de su valor
real de mercado, con lo que el consumo se
eleva, de manera que la cantidad total de
energía vendida es mayor de lo que
sería con una tarifa que dijese la
verdad. En consecuencia, los consumidores
acaban gastando (y pagando) más, mientras
que las empresas eléctricas ven aumentar
sus ventas, como reconoce en su informe la
Comisión Nacional de Energía.
Lejos de resolverlo, la propuesta del Ministerio
aumentará el déficit en otros
2.500 millones de euros entre abril y octubre
de 2008, es decir, obliga a los consumidores
futuros a subvencionar el consumo que se haga
hoy. Greenpeace propone una negociación
entre todos los agentes representados en el
Consejo Consultivo de Electricidad para acordar
una solución al problema del déficit
acumulado.
Por otro lado, Greenpeace
apoya los elementos de progresividad que contiene
la propuesta del Ministerio, que incluyen
recargos en la baja tensión a los que
consuman más energía y exenciones
para los que menos, aunque para los ecologistas
deberían establecerse más tramos
de consumo para ir aplicando los recargos
progresivamente, y aplicarse a todas las tarifas.
La organización también
apoya la nueva Tarifa Social. El hecho de
que esta tarifa no pague término de
potencia y sólo término de energía
es una excelente forma de incentivar el uso
racional de la energía, de manera que
los consumidores que se acojan a ella vean
directamente relacionado su consumo de energía
con el importe que deben pagar.
Para Greenpeace, los costes
de la energía los deben pagar quienes
la consumen, a través de las tarifas
o de los precios del mercado, mientras que
los presupuestos generales deben emplearse
para compensar, a través del IRPF,
a aquellos consumidores de menores ingresos
que se vean perjudicados por las subidas de
la electricidad.
NOTAS:
(1) El Consejo Consultivo
de Electricidad se reúne a las 16:00
en la sede de la Comisión Nacional
de Energía (C/ Alcalá, 47; Madrid).
La Comisión tiene que emitir un informe
preceptivo antes de que el Gobierno pueda
aprobar las tarifas, y para ello es también
preceptivo que oiga la opinión del
Consejo Consultivo, en el que participa Greenpeace.
(2) Observaciones de Greenpeace
a la propuesta de Orden por la que se revisan
las tarifas eléctricas a partir del
1 de julio de 2008. 23 de junio de 2008. Disponible
en www.greenpeace.es.
(3) Comisión Nacional
de Energía. “Informe complementario
a la propuesta de revisión de la tarifa
eléctrica a partir del 1 de julio de
2008: Precios y costes de la generación
de electricidad”. 20 de mayo de 2008. Disponible
en "http://www.cne.es/cne/Publicaciones?accion=3&id=1321&id_nodo=32".
+ Más
El sector electrónico
suspende en consumo energético
La actualización del 'Ranking Verde
de Electrónicos' de Greenpeace saca
a la luz las tareas pendientes de las empresas
en la protección del medio ambiente
25 junio 2008 0- España
— La puntuación total de las empresas
electrónicas ha caído en picado
en esta nueva edición, ya que Greenpeace
ha endurecido los criterios de evaluación
sobre sustancias químicas y residuos
electrónicos, y ha añadido parámetros
nuevos para evaluar el impacto de las empresas
sobre el cambio climático. La nueva
edición del Ranking Verde de Electrónicos
de Greenpeace incluye 18 empresas y, de éstas,
sólo dos (Sony Ericsson y Sony) puntúan
por encima del aprobado (5 sobre 10).
Los nuevos criterios requieren
que las empresas den su apoyo político
a la reducción obligatoria de emisiones
globales de gases de efecto invernadero (GEI)
en el proceso político de la segunda
fase de Kioto. Las compañías
deben, además, comprometerse a reducir
de forma absoluta sus emisiones de estos gases
en sus propios procesos de producción.La
mayor parte de las empresas solamente abordan
este problema desde la eficiencia energética
de sus productos en lugar de incluir el propio
proceso de elaboración.
El sector de la Información
y Tecnología de las Comunicaciones
provoca el 2% emisiones globales de GEI, la
misma cantidad que la industria de la aviación.
Dado que es una de las industrias en mayor
crecimiento y más innovadoras, Greenpeace
espera que el sector lidere la lucha contra
el cambio climático reduciendo su huella
de carbono tanto directa como indirecta.
“Las grandes empresas del
sector electrónico están prestando
atención a ciertos problemas ambientales,
pero dejan de lado otros de igual importancia”,
ha afirmado Sara del Río, responsable
de la campaña de Contaminación.
“El ranking de Greenpeace aborda los problemas
ambientales en su conjunto, las empresas deben
trabajar en todos los frentes para reducir
su impacto ecológico”.
Muchas empresas han avanzado
en la eficiencia energética de sus
productos, que cumplen y mejoran los estándares
Energy Star (1). Los mejores actores en eficiencia
energética son Sony Ericsson y Apple.
Todos los productos de estos dos fabricantes
cumplen, y en muchos casos superan, los requisitos
de Energy Star. Sony Ericsson destaca en los
criterios de sustancias químicas y
casi obtiene la puntuación máxima
posible. Todos los nuevos modelos de esta
marca se fabrican sin utilizar PVC y desde
enero de 2008 han prohibido el uso de antimonio,
berilio y ftalatos
Greenpeace cree que las
empresas de este sector pueden ser líderes
ambientales. “Queremos que se unan al reto
de cumplir los nuevos criterios: eliminar
gradualmente las sustancias tóxicas;
aumentar la tasa de reciclaje de residuos
electrónicos; utilizar materiales reciclados
en nuevos productos y reducir su impacto sobre
el cambio climático”, ha añadido
Del Río.
Nota:
(1) Energy Star es un programa de la Agencia
de Protección Ambiental y el Departamento
de Energía de EE.UU. Este programa
establece unos estándares para aparatos
eléctricos y electrónicos.
+ Más
Greenpeace reclama coches
más eficientes ante el aumento del
precio del petróleo
Frente a un gasto diario
de 1.000 millones de euros en importación
de petróleo, Europa debe reconocer
la necesidad de una mayor eficiencia de los
coches
20 junio 2008 - Madrid, España — Greenpeace
pide al Consejo Europeo que, frente a la subida
del precio del crudo, reconozca la necesidad
de un futuro sin petróleo, cuyo primer
paso es una legislación que limite
obligatoriamente las emisiones de CO2 de los
turismos a 120 g/km para 2012 y a 80 g/km
para 2020.
Durante la celebración del primer día
del Consejo Europeo ha quedado patente la
ruptura de opiniones entre sus representantes
sobre cómo solucionar el impacto del
incesante crecimiento del precio del petróleo.
Tras el nuevo récord del crudo a 138$
por barril, la Unión Europea (UE) se
enfrenta ahora a superar otro límite
que parecía infranqueable: cada día
gasta más de 1.000 millones de euros
en importación de crudo. De esta cifra,
400 millones de euros se emplean, cada día,
en petróleo para el carburante que
se “quema” en los coches.
En la actualidad, la industria
del automóvil europea aporta unos 300
millones de euros diarios de “valor añadido”.
Esto significa que el valor económico
que ésta aporta es bastante menor que
el dinero que se emplea para hacer que los
coches europeos se muevan.
“La competitividad europea,
al contrario de lo que dice la industria automovilística,
se verá fuertemente afectada por su
dependencia del petróleo si no actúa
con urgencia para reducir su consumo y, por
lo tanto, sus emisiones de CO2”, -ha declarado
Sara Pizzinato, responsable de la campaña
de Transporte de Greenpeace.
Al mismo tiempo, el pasado
9 de junio, la canciller alemana, Angela Merkel,
y el presidente francés, Nicolas Sarkozy,
llegaron a un acuerdo que minará la
efectividad de la primera herramienta de la
UE en discusión en el Parlamento Europeo
que podría reducir de forma obligatoria
de las emisiones de CO2 de los coches que
se vendan en Europa. Si este acuerdo llegara
a imponerse, la herramienta en estudio más
potente para reducir emisiones de los turismos,
se transformaría en un retraso de otros
siete años del acuerdo voluntario que
la industria firmó en 1996, con el
objetivo de 140 g/km para 2008. El pacto Merkel-Sarkozy
significaría una reducción a
138 g/km para 2015 en lugar de 2008, algo
que ya deberían haber cumplido de forma
voluntaria.
“No es posible que por un
lado se hable del problema del petróleo
y por otra aceptar que, por favorecer a la
industria automovilística, se primen
los coches más derrochadores, frente
a la emergencia del cambio climático”
-ha añadido Pizzinato.