16
octubre 2008 - DF, México Gris panorama
para el campo mexicano en el Día Mundial
de la Alimentación; en México
el caso de contaminación con variedades
de maíz transgénico de la transnacional
Monasanto en Chihuahua, pone en evidencia
la ineptitud de las autoridades de Sagarpa
En el marco del Día
Mundial de la Alimentación, las organizaciones
integrantes de la Campaña Nacional
Sin maíz no hay país exigieron
al gobierno federal rescatar la soberanía
alimentaria del pueblo mexicano y denunciaron
la complicidad de la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa)
con las empresas transnacionales de biotecnología,
para subastar al mejor postor la soberanía
alimentaria del país, al permitir la
entrada de semilla de maíz contaminada
con maíz transgénico afectando
al principal cultivo para la alimentación
de los mexicanos.
El caso de contaminación
con variedades de maíz transgénico
de la transnacional Monasanto en el Valle
de Cuauhtémoc, Chihuahua, pone en evidencia
la ineptitud de las autoridades de Sagarpa
y su complicidad con esta empresa para introducir
semillas de maíz transgénico
al país.
Las organizaciones denunciaron
que el gobierno federal no sólo ha
menospreciado la capacidad productiva de México
sino que ha implementado una avanzada de desmantelamiento
de la capacidad productiva en el campo, favoreciendo
únicamente los intereses mercantilistas
de las grandes empresas transnacionales: monopolio,
especulación y sobreexplotación
de nuestros recursos naturales.
Las organizaciones que formamos
parte de la campaña nacional Sin maíz
no hay país hemos alertado de la contaminación
con maíz transgénico en el estado
de Chihuahua desde hace casi un año.
Hasta el momento, Alberto Cárdenas,
titular de la Sagarpa, no ha tomado medidas
urgentes para solucionar el problema social
y ambiental que representa la contaminación
del maíz convencional con transgénicos.
No obstante, se ha dedicado a promocionar
este cultivo, que en este momento es ilegal
y que pone en riesgo el principal alimento
de los mexicanos: el maíz.
Cuando Monsanto encuentra
obstáculos para la autorización
de la siembra de sus semillas patentadas en
un país que es de su interés
comercial, utiliza una estrategia para contaminar
los cultivos con semillas transgénicas.
Existen dos ejemplos muy claros en Brasil
y Argentina con soya transgénica, los
gobiernos de ambas naciones, al darse cuenta
de su incapacidad para resolver el problema,
procedieron a legalizar lo ilegal. Esa es
la estrategia que Monsanto quiere implementar
en México y el gobierno federal le
está dando todas las facilidades para
lograrlo.
La contaminación
con maíz transgénico pone en
riesgo las razas y variedades de maíz
que caracterizan a México como centro
de origen y diversidad genética del
grano. La contaminación transgénica
en nuestro país no es un asunto minúsculo,
ya que la liberación del maíz
transgénico en el campo mexicano es
una sentencia de desaparición para
las plantas nativas que han dado origen a
las variedades de maíz que se consumen
en todo el mundo, dándole el control
total de la semilla a la industria biotecnológica.
Los transgénicos
no contribuirán a solucionar el hambre,
son una tecnología monopolizada por
un grupo de empresas que se comportan como
'dictadores de la alimentación', impiden
ejercer el ancestral derecho de los pueblos
a guardar e intercambiar semillas, socavan
las bases de una agricultura social y medioambientalmente
sostenible y concentran la riqueza.
El informe de la Evaluación
Internacional del Conocimiento, Ciencia y
Tecnología en el Desarrollo Agrícola,
elaborado por cerca de 400 científicos
y firmado por 60 países, expone la
urgencia de un cambio radical en el modelo
de producción de alimentos. Científicos
y representantes de los gobiernos signatarios
han evidenciado la necesidad de una transición
de la destructiva agricultura industrial,
caracterizada por la producción de
agrocombustibles y transgénicos, hacia
la adopción de métodos de cultivo
basados en la biodiversidad y en los beneficios
de las comunidades locales y no de las grandes
empresas. El documento concluye que los transgénicos
no son ninguna solución al alza de
precios de los alimentos, la pobreza, la pérdida
de biodiversidad y el cambio climático.
Ante este panorama adverso,
la Campaña Nacional Sin maíz
No Hay País, convoca a las organizaciones
campesinas, ambientalistas, de derechos humanos,
civiles, sociales, académicos, intelectuales
y ciudadanos de a pié, a participar
en la Asamblea Nacional por la Soberanía
Alimentaria, este 30 y 31 de octubre, en el
Centro de Convenciones Churubusco del Sindicato
Nacional de Trabajadores del Seguro Social
(SNTSS).
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Pruebas y no descalificaciones
pide Greenpeace a Semarnat
15 octubre 2008 - DF, México
Lo que Greenpeace busca con una denuncia
sobre el fracaso del programa ProÁrbol
es sensibilizar a los tomadores de decisiones,
sobre la necesidad de redirigir la política
forestal; la reforestación de ProÁrbol
es una salida fácil, clientelar y propagandística
a la fuerte crisis por la que atraviesan los
bosques y selvas mexicanos
Sólo 7.6% de los
250 millones de árboles plantados en
el marco del programa ProÁrbol de 2007
están en condiciones adecuadas para
sobrevivir un año más, dio a
conocer Greenpeace, luego de monitorear lo
sembrado al amparo de este programa de gobierno
durante más de seis meses.
En respuesta a los datos
duros presentados por Greenpeace, la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
se limitó a decir que Greenpeace miente,
busca notoriedad y sólo quiere espacios
en los medios de comunicación.
Al respecto, cabe señalar
que Greenpeace no busca notoriedad ni espacios
públicos por un afán protagonista,
tal y como señala la desafortunada
reacción de la Semarnat.
En los 15 años de
labor en México, Greenpeace ha difundido
información seria, contundente y veraz
sobre los aciertos o fracasos de la política
ambiental mexicana. Lo que Greenpeace busca
con una denuncia sobre el fracaso del programa
ProÁrbol es sensibilizar a los tomadores
de decisiones, tanto del poder ejecutivo como
del legislativo, sobre la necesidad de redirigir
la política forestal encaminada a priorizar
los programas de manejo forestal sustentable.
Para ello es clave el rol
que juegan los diputados federales en reasignar
los fondos del presupuesto forestal que se
discute en el Congreso, reforzando el manejo
forestal sustentable más que la reforestación
sin ton ni son.
Además, consideramos
que el programa ProÁrbol requiere ser
discutido públicamente, y por eso nuestras
denuncias, puesto que en 2007 se gastaron
2 mil 300 millones de pesos del erario en
plantar árboles de los cuáles,
en los casos muestreados, apenas 7.6% están
en condiciones de sobrevivir el año
próximo. Así que sencillamente
es dinero tirado a la basura.
El estudio busca poner sobre
la mesa de discusión la viabilidad
ambiental y financiera de la reforestación
como la principal estrategia del gobierno
para detener la irreversible pérdida
de bosques y selvas en el país. La
reforestación de ProÁrbol es
una salida fácil, clientelar y propagandística
a la fuerte crisis por la que atraviesan los
bosques y selvas mexicanos.
Sin embargo, la mejor política
dirigida a dar una solución estructural
a ese problema pasa por una visión
integral de manejo forestal sustentable en
la que comunidades, gobierno y consumidores
reviertan la deforestación.
Los datos hablan por sí
mismos. El ProÁrbol debe ser auditado
y evaluado, y los legisladores deben buscar
la forma de que los pocos recursos que se
destinan a la protección de nuestros
bosques cumplan efectivamente el cometido
que tienen.