13
noviembre 2008 - Viena, Austria — Estudios
realizados por el gobierno austriaco demuestran
uno más de los efectos negativos para
la salud humana y animal de variedades transgénicas
de Monsanto
Las ratas alimentadas con
las variedades de maíz transgénico
NK603 y MON810, ambas de la empresa transnacional
Monsanto, fueron severamente afectadas en
sus aparatos reproductivos provocando que
disminuyera su fertilidad y teniendo como
resultado menos crías que las ratas
alimentadas con maíz convencional,
de acuerdo con un estudio científico
solicitado por el gobierno de Austria, informó
Greenpeace.
El reporte Efectos biológicos
a largo plazo en la reproducción de
ratas alimentadas con maíz transgénico
NK603 x MON810 (1) fue patrocinada y financiada
por el Ministerio de Agricultura y Salud de
Austria y el responsable del estudio es el
Dr Jürgen Zentek, profesor de Medicina
Veterinaria en la Universidad de Viena.
Los científicos austriacos
realizaron pruebas de alimentación
de largo plazo con ratas de laboratorio. El
estudio fue llevado a cabo por más
de 20 semanas. Considerando que las ratas
tienen una nueva camada cada 3 ó 4
semanas, eso incluye aproximadamente 5-6 generaciones.
Uno de los estudios fue la evaluación
reproductiva para crías continuas (RACB
por sus siglas en inglés), en el cual,
la misma generación de padres criaron
varias camadas. Un grupo de padres fueron
alimentados con una dieta que contenía
33 por ciento de una variedad de maíz
transgénico (NK 603 ó MON 810),
y otro grupo con un maíz convencional
(pariente cercano no transgénico).
La disminución en número de
crías, talla y peso de la camada de
padres alimentados con trasngénicos
fue más significativa en la tercera
y cuarta camada en comparación con
el grupo alimentado con maíz convencional.
“Las ratas alimentadas con
maíz transgénico tuvieron menos
crías en las tercera y cuarta generaciones
y estas diferencias fueron estadísticamente
significantes. Las ratas alimentadas con maíz
convencional tuvieron una reproducción
más eficiente. Los alimentos transgénicos
parecen actuar como anticonceptivos, causando
potencialmente infertilidad – si eso no es
razón suficiente para clausurar definitivamente
la industria biotecnológica, no estoy
seguro de que tipo de desastre estamos esperando.
Jugar la ruleta rusa con la genética
de nuestros cultivos para alimentarios es
arriesgar la salud de los consumidores”, dijo
el Dr. Jan Van Aken, experto de ingeniera
genética de Greenpeace Internacional.
El estudio del gobierno
austriaco alerta sobre uno más de los
efectos negativos de las variedades de maíz
transgénico que la empresa Monsanto
pretende sembrar en México. Tanto el
NK603 como el MON810 fueron detectados en
la semilla de maíz contaminada con
transgénicos del estado de Chihuahua
en septiembre pasado. No obstante, ni el gobierno
local ni el gobierno federal han tomado las
medidas necesarias para evitar que este tipo
de maíz, ingresado al país ilegalmente,
pueda introducirse a la cadena alimenticia
de los mexicanos.
“Este estudio es una evidencia
más de que no se puede garantizar que
el maíz transgénico sea seguro
para el consumo humano y animal. La toxicidad
reproductiva de este maíz transgénico
fue una sorpresa inesperada, hasta hoy no
se había hecho ninguna prueba similar,
no obstante, el gobierno mexicano, por medio
de la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación
(Sagarpa) se atreve a promocionar la siembra
de maíz transgénico como un
cultivo inocuo a la salud humana, sin contar
con pruebas confiables. Es inadmisible el
nivel de irresponsabilidad de nuestras autoridades
de Agricultura y Salud, ahora sabemos que
este tipo de cultivos tienen riesgos potencialmente
devastadores,” declaró Lara.
Las variedades de maíz
transgénico de Monsanto, evaluadas
en este estudio, ya han sido aprobadas para
su siembra y alimentación humana en
países como Argentina, Japón,
Filipinas y Sudáfrica. En la Unión
Europea y México están aprobada
sólo para consumo humano y animal.
En marzo del 2004, la Comisión
Federal para la Protección contra los
Riesgos Sanitarios (Cofepris), dependiente
de la Secretaría de Salud, dio la luz
verde para esta variedad. La calificó
de no inconveniente para consumo humano con
base en información de Monsanto. Sin
embargo, la Ley de Bioseguridad de Organismos
Genéticamente Modificados (LBOGMs)
establece en su Artículo 69 fracción
II que la Secretaría de Salud puede
revisar y en su caso revocar los permisos
cuando se cuente con información científica
adicional que modifique condiciones, limitaciones
o requisitos bajo los cuales se otorgó
el permiso.
“Este estudio es uno de
los pocos que se han realizado sobre los efectos
de largo plazo por el consumo de Organismos
Genéticamente Modificados (OGMs). Nos
negamos a ser el laboratorio experimental
de las corporaciones como Monsanto, que promueven
el uso de sus patentes transgénicas
a pesar de que existen claras evidencias de
los impactos negativos en el medio ambiente,
en la salud humana y animal, y ahora en la
reproducción de las especies. Exigimos
el retiro y prohibición de todos los
alimentos y cultivos con maíz transgénico
en México, que además ponen
en riesgo los cultivos de maíz nativo
y tradicional de nuestro país”, denunció
Lara.
Para Greenpeace, los resultados
de este estudio, de científicos independientes
y sin conflicto de interés, sobre los
impactos a largo plazo del consumo de transgénicos,
deben ser considerados para la implementación
de un verdadero Régimen de Protección
Especial al Maíz, que es el principal
alimento de los mexicanos. Los riesgos de
OGMs en la salud humana, animal y el medio
ambiente, tienen que ser evaluados antes de
su autorización en nuestro país.
El gobierno mexicano no puede dar luz verde
a la liberación al medio ambiente de
maíz transgénico sin tomar en
cuenta este tipo de estudios.
1.- Report Biological effects
of transgenic maize NK603xMON810 fed in long
term reproduction
studies in mice. http://www.bmgfj.gv.at/cms/site/attachments/3/2/9/CH0810/CMS1226492832306/forschungsbericht_3-2008.pdf
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Alimentos transgénicos:
una amenaza para la fertilidad
Un estudio revela que un
maíz modificado genéticamente
afecta a la reproducción en ratones
- 12 noviembre 2008 - España — Un estudio
hecho público por el Gobierno de Austria
identifica graves amenazas para la salud por
consumo de organismos modificados genéticamente.
Este estudio es uno de los escasos realizados
a largo plazo de los efectos de los transgénicos
en la alimentación. Concluye que la
fertilidad de los ratones alimentados con
maíz modificado genéticamente
se vio seriamente dañada, con una descendencia
menor que los ratones alimentados con maíz
convencional.
Este maíz está
aprobado para alimentación humana y
animal en la Unión Europea y se ha
cultivado de forma experimental en más
de 30 municipios españoles. Considerando
la gravedad de esta potencial amenaza para
la salud y reproducción humana, Amigos
de la Tierra y Greenpeace exigen la retirada
de los cultivos transgénicos actualmente
en el mercado.
El estudio, patrocinado
por los Ministerios de Agricultura y Sanidad
de Austria, fue presentado ayer en un seminario
científico en Viena. El Dr. Jürgen
Zentek, Profesor de Medicina Veterinaria en
la Universidad de Viena y coordinador del
estudio resumió los hallazgos: los
ratones alimentados con maíz transgénico
tuvieron menos descendencia en la tercera
y cuarta generación, y estas diferencias
fueron estadísticamente significativas.
Los ratones alimentados con maíz no
transgénico se reprodujeron de forma
más eficiente. Este efecto se puede
atribuir a las diferencias en la alimentación.
“Los alimentos transgénicos
parecen actuar como un agente de control de
la natalidad, conduciendo de forma potencial
a la infertilidad. Si este motivo no es suficiente
para plantear la retirada de los cultivos
transgénicos actualmente en el mercado,
no se a que tipo de catástrofes estamos
esperando” afirmó Juan Felipe Carrasco,
responsable de la campaña contra los
transgénicos de Greenpeace “Experimentar
genéticamente con nuestros alimentos
es como jugar a la ruleta rusa con los consumidores
y con la salud pública”.
Los investigadores austriacos
llevaron a cabo varios ensayos de alimentación
a largo plazo con ratones durante 20 semanas.
Uno de estos estudios consistió en
una Evaluación de la Reproducción
mediante Cría Continua (RACB en sus
siglas en inglés), en el que la misma
generación de padres tuvo varias camadas
de ratones. Los progenitores fueron alimentados
o bien con una dieta que incluía un
33% de una variedad de maíz transgénico
(NK 603 x MON 810), o bien a base de un maíz
parecido, pero no transgénico. Se encontró
que la reducción en el tamaño
de la camada y su peso eran estadísticamente
significativos en la tercera y cuarta generación
en los ratones alimentados con transgénicos
en comparación con el grupo control.
Esta variedad de maíz
transgénico, propiedad de la multinacional
Monsanto es tolerante a un herbicida y resistente
a algunos insectos. Ha sido aprobada para
su cultivo en varios países, como EE.UU.
o Argentina y en la Unión Europea [1]
está aprobado para uso en alimentación
humana y animal. En España, este maíz
ha sido además cultivado de forma experimental
al aire libre en más de 30 municipios
los últimos tres años [2]. Estos
ensayos tienen el grave riesgo de contaminar
los cultivos de maíz destinados a la
alimentación. La variedad NK 603 x
MON 810 es un híbrido de dos variedades
transgénicas. Una de ellas, MON 810,
se cultiva de forma comercial en España,
con más de 80.000 hectáreas
sembradas en 2008.
“Este estudio es un ejemplo
más de que no se puede garantizar la
seguridad de los cultivos transgénicos.
La toxicidad para la reproducción que
presenta este maíz transgénico
es un resultado totalmente inesperado. Pero
las autoridades europeas lo declararon tan
seguro como el maíz convencional, un
error con una consecuencias potenciales extremadamente
graves” añadió David Sánchez,
responsable de Agricultura y Alimentación
de Amigos de la Tierra.
Notas:
[1] En 2005, la Agencia
Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en
sus siglas en inglés) dio luz verde
a este maíz. Sin realizar ningún
estudio independiente, basándose solo
en los datos de Monsanto, la EFSA afirmó
“se considera improbable que el maíz
NK603 x MON810 tenga ningún efecto
adverso en la salud humana y animal”. Esto
es un claro ejemplo de que el modelo de evaluación
de riesgos de los cultivos transgénicos
es defectuoso y está mal diseñado.
[2] El Ministerio de Medio
Ambiente autorizó en 2008 a la empresa
Pioneer el cultivo experimental al aire libre
de esta variedad en Dos Hermanas, Los Palacios-Villafranca,
Marchena y Huétor Tájar en Andalucía;
Gurrea de Gállego, Garrapinillos, Tauste,
Puebla de Alfindén, Villafranca de
Ebro y Nuez de Ebro en Aragón; Tarazona
de la Mancha, Alpera y La Gineta en Castilla
La Mancha; Rebollar de los Oteros, Llamas
de la Ribera, Toral de los Guzmanes, Ataquines,
Pelabravo, Villarrabé y Olmos de Ojeda
en Castilla y León; Alcarrás
en Cataluña; Villanueva de la Serena
en Extremadura; San Martín de la Vega
en Madrid y Santa Uxía de Ribeira,
Mesía, Villalba, Chantada en Galicia
Pioneer ha experimentado en estos y en otros
municipios, al menos en 2008, 2007 y 2006.