17
marzo 2009 - Buenos Aires, Argentina — Activistas
de Greenpeace caracterizados como ratas, cucarachas
y moscas se manifestaron hoy frente al Palacio
de Gobierno porteño en “apoyo” a la
gestión de residuos de Mauricio Macri.
A partir de esta puesta en escena Greenpeace
denunció una vez más que la
basura enviada desde la Ciudad de Buenos Aires
al conurbano bonaerense aumentó de
manera alarmante durante 2008.
Ratas, cucarachas y moscas
se manifestaron esta mañana en las
puertas del Palacio de Gobierno porteño
en apoyo a la gestión de residuos que
Mauricio Macri lleva adelante desde inicios
de 2008. Con carteles que celebran el récord
histórico en el incremento del enterramiento
de basura en 2008 y la falta de cumplimiento
de la Ley de Basura Cero, las alimañas
agradecieron al Jefe de Gobierno por llevar
adelante una política ambiental y sanitaria
que las beneficia. Con los carteles alusivos
"Mauricio: gracias por la basura";
"Sin Basura Cero estamos mejor"
y "2008 récord de basura, gracias
Mauricio", las alimañas reconocieron
el trabajo de Macri por garantizar su supervivencia.
Con esta dramatización,
Greenpeace alertó sobre los resultados
del plan de gestión de residuos llevado
adelante por la administración Macri
y denunció las graves consecuencias
ambientales y sanitarias del incumplimiento
de la Ley 1854 de Basura Cero. Asimismo, los
ambientalistas reclamaron nuevamente que los
contratos con las empresas recolectoras respeten
la normativa vigente en la Ciudad.
“Durante el 2008 desde Greenpeace
hemos venido denunciando la falta de cumplimiento
de la Ley de Basura Cero. Hoy a poco más
de un año de gestión tenemos
los resultados a la vista: un récord
histórico en el porcentaje de incremento
de basura enterrada en rellenos sanitarios”,
señaló M. Eugenia Testa, Coordinadora
de la Unidad Política de Greenpeace.
El año pasado la
Ciudad de Buenos Aires envió 1.884.460
toneladas de residuos, un 14,5 por ciento
más que las enviadas durante 2007 (1.645.368
toneladas). Los ambientalistas pusieron énfasis
en que el incremento de las toneladas enterradas
durante el año pasado representan una
marca nefasta: unas 239 mil toneladas más
que el año anterior, una cifra récord
en el porcentaje de crecimiento sólo
igualada en 1994.
“A pesar de estos alarmantes
resultados Macri insiste en aprobar un pliego
para los contratos con las empresas recolectoras
que está abiertamente en contra de
la Ley. Hoy los legisladores tienen la responsabilidad
de aprobar un pliego acorde a la normativa
de la Ciudad”, señaló Testa.
Según la organización
ambientalista todas las medidas adoptadas
por el Gobierno de la Ciudad en materia de
gestión de residuos durante 2008 han
sido contrarias a la ley vigente en la Ciudad
y el incremento de los residuos enviados a
entierro es el resultado.
Greenpeace ha denunciado
la interrupción y marcha atrás
del proceso de doble contenerización,
el desaliento de la separación domiciliaria
de residuos; la firma de un acuerdo para la
construcción de dos nuevos rellenos
sanitarios en la provincia con el objetivo
de seguir enviando los residuos de la Ciudad,
sin ningún compromiso por parte del
gobierno porteño en reducir las cantidades
actuales; la desvalorización del verdadero
alcance de campañas de comunicación
y educación acerca de la separación
en origen de residuos y el intento de desarticulación
del sistema de recolección diferenciada
a través del pliego enviado a la legislatura
para el diseño de los nuevos contratos
con las empresas recolectoras.
“Desde que asumió
la jefatura de gobierno Mauricio Macri y su
ministro de Ambiente y Espacio Público,
Juan Pablo Piccardo, no sólo han desestimado
el alcance de la Ley 1.854, sino que han sentenciado
el fracaso de la norma que apenas había
sido puesta en marcha 5 meses antes del cambio
de gestión, y culpó a los vecinos
y a las organizaciones no gubernamentales
de dicho fracaso”, concluyó Juan Carlos
Villalonga, Director Político de Greenpeace.
La Ciudad envía diariamente
alrededor de 5.200 toneladas de basura al
conurbano. Los residuos urbanos que son depositados
en los rellenos contienen una variedad de
sustancias químicas como metales pesados
y una enorme cantidad de compuestos orgánicos
como detergentes, solventes y contenidos de
plástico como cloruro de vinilo, polietileno
y formaldehído, entre otros. Al descomponerse
los residuos, se liberan líquidos lixiviados
y gases que son altamente tóxicos para
las comunidades vecinas. Los líquidos
arrastran partículas de residuos y
disuelven metales que son vertidos en el suelo
y llegan así a los cursos de agua (1).
Estudios realizados sobre
muestras de lixiviados (líquidos que
se filtran de la basura y contaminan las napas
subterráneas) demostraron la presencia
de mercurio, plomo, cromo, zinc y PCB en cantidades
que superan los límites permitidos
para vertidos en cursos de agua (2). Estos
elementos pueden provocar daños renales,
malformaciones congénitas, enfermedades
en la piel, cáncer, alteraciones hormonales
y abortos prematuros, entre otras enfermedades.
Notas:
(1) Resumen sobre los impactos
ambientales y sobre la salud de los rellenos
sanitarios. Greenpeace Argentina. Tercera
revisión septiembre 2008.
(2) Análisis de Muestras
de Lixiviados del Relleno Sanitario de la
CEAMSE en Villa Domínico - Centro de
Investigaciones para el Medio Ambiente (CIMA)
de la Universidad de La Plata, Agosto 2004.