Momento
de dar a los bosques y los manglares, pasando
por las turbas y la agricultura respetuosa
del clima, un papel más importante
en la lucha contra el cambio climático,
señala el PNUMA
Día Mundial del Medio
Ambiente 2009 – ¡Tu planeta te necesita!
CIUDAD DE MÉXICO, México / Nairobi,
Kenia.- Fomentar las inversiones en la conservación,
rehabilitación y gestión de
los bosques, turbas, suelos y otros ecosistemas
esenciales de la Tierra podría generar
reducciones considerables en las emisiones
de gases de efecto invernadero y evitar la
emisión de más de estos gases
a la atmósfera, se señala en
un nuevo informe del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Achim Steiner, Subsecretario General de las
Naciones Unidas y Director Ejecutivo del Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA), afirmó: “Se destinan decenas
de miles de millones de dólares a la
captura y el almacenamiento de carbono en
centrales eléctricas, mediante la inyección
de CO2 bajo tierra o bajo el mar”.
“Pero quizá la comunidad
internacional está soslayando un método
que ha funcionado con demostrada eficacia
por milenios: la biosfera. Según algunos
cálculos, con las señales adecuadas
del mercado los sistemas vivientes del planeta
podrían ser capaces de secuestrar más
de 50 gigatoneladas (Gt) de carbono en las
próximas décadas”, agregó.
“Esto también coincide con la iniciativa
Economía Verde del PNUMA, pues por
el mismo dólar, euro, peso o yuan no
sólo estamos combatiendo el cambio
climático. En potencia, también
estamos generando beneficios adicionales en
el plano económico, ambiental y de
desarrollo derivados de la mejora de las reservas
de agua, la estabilización del suelo
y las perspectivas para la biodiversidad,
junto con nuevos tipos de empleos respetuosos
del medio ambiente en la gestión y
la conservación de los recursos naturales”,
agregó.
La evaluación rápida
del PNUMA “¿La solución natural?
El papel de los ecosistemas en la mitigación
del cambio climático” se dará
a conocer con motivo del Día Mundial
del Medio Ambiente, que este año tiene
como anfitriones al gobierno y el pueblo de
México.
Este informe aparece poco
menos de seis meses antes de la crucial reunión
de las Naciones Unidas sobre el cambio climático
en Copenhague, Dinamarca, en la que los gobiernos
habrán de comprometerse con un nuevo
tratado con visión a futuro.
Principales mensajes del
informe
• Es fundamental gestionar
el carbono en los sistemas biológicos
a fin de salvaguardar las reservas de carbono,
reducir las emisiones y maximizar el potencial
de las zonas naturales y agrícolas
para sustraer carbono de la atmósfera.
• Los sistemas prioritarios
son los bosques tropicales, las turbas y la
agricultura. Reducir 50 por ciento las tasas
de deforestación para 2050 y luego
mantenerlas en ese nivel hasta 2100 evitaría
la emisión directa de hasta 50 Gt de
carbono este siglo, lo que equivale a 12 por
ciento de las reducciones de emisiones necesarias
para mantener concentraciones atmosféricas
de dióxido de carbono inferiores a
450 ppm.
• La degradación
de las turbas produce hasta 0.8 Gt de carbono
al año, la mayor parte de lo cual podría
evitarse mediante su rehabilitación.
• En términos generales,
el sector agrícola podría ser
neutro en emisiones de carbono para 2030,
lo que equivaldría a 6 Gt si hubiera
una amplia adopción de prácticas
de gestión sustentables.
• Resulta esencial que la
política en materia de mitigación
del cambio climático se rija por la
mejor información científica
disponible sobre el carbono en los ecosistemas,
y que las decisiones se basen en información
sobre los costos y beneficios totales de la
gestión del carbono.
• La formulación
de políticas para lograr estos fines
es un desafío: será necesario
asegurar que las comunidades locales e indígenas
no resulten perjudicadas y considerar el potencial
para lograr beneficios conjuntos para la biodiversidad
y los servicios de los ecosistemas.
• Las tierras áridas,
en particular, ofrecen oportunidades para
combinar la gestión del carbono y la
rehabilitación de tierras.
• La adopción de
un marco general de políticas con arreglo
a la Convención Marco de la Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC)
para abordar la gestión del carbono
en los ecosistemas representaría un
avance muy significativo.
Bosques: el mayor sumidero
Los bosques tropicales albergan
la mayor reserva de carbono en tierra con
una absorción mundial al año
de alrededor de 1.3 Gt de carbono, o alrededor
de 15 por ciento de las emisiones totales
de carbono derivadas de actividades humanas.
Actualmente se calcula que
las tasas mundiales de deforestación
en zonas tropicales son de hasta 14.8 millones
de hectáreas al año. La deforestación
es causante de casi la quinta parte de las
emisiones mundiales de gases de efecto invernadero,
lo que supera a todo el sector de transporte.
La tala de los bosques tropicales
tal vez emita de 87 a 130 Gt adicionales de
carbono hacia 2100, lo que equivale a las
emisiones de carbono de más de una
década de quema de combustibles fósiles
en el mundo al ritmo actual.
Reducir 50 por ciento las
tasas de deforestación para 2050 y
mantenerlas en ese nivel hasta 2100 evitaría
la emisión directa de hasta 50 Gt de
carbono en este siglo.
Las técnicas convencionales
de tala dañan o destruyen una parte
sustancial de la vegetación restante
durante las operaciones de explotación,
lo que provoca grandes pérdidas de
carbono.
Las técnicas de tala
mejoradas pueden reducir las pérdidas
de carbono alrededor de 30 por ciento en comparación
con las técnicas convencionales.
Se considera que los bosques
tropicales son sumideros de carbono; según
investigaciones recientes, absorben alrededor
de 1.3 Gt de carbono al año en todo
el mundo.
Se calcula que los bosques
de este tipo en América Central y del
Sur absorben alrededor de 0.6 Gt de carbono,
en África poco más de 0.4 Gt
y en Asia en torno de 0.25 Gt, en total la
absorción de carbono equivale a aproximadamente
15 por ciento de las emisiones de carbono
antropogénicas.
El potencial para mejorar
la captura y el almacenamiento de carbono
en los bosques boreales —que se extienden
en Canadá, Rusia, Alaska y Escandinavia—
es bajo. Sin embargo, encierran la segunda
reserva de carbono más abundante, que
podría emitirse a la atmósfera
a causa de un mayor número de incendios,
la desecación de las turbas, la tala
y la minería.
Los bosques templados de
Europa y América del Norte se han expandido
en años recientes; se calcula que en
Europa absorben de 7 a 12 por ciento de las
emisiones de carbono. Una mayor reforestación
y mejoras en la gestión podrían
incrementar estos porcentajes.
Agricultura: climáticamente
neutra para 2030
El sector agrícola
ofrece las mayores ganancias en almacenamiento
de carbono fáciles de alcanzar si se
adoptan ampliamente prácticas de gestión
óptimas —como evitar la remoción
del suelo y usar nutrientes naturales como
composta y estiércol.
• Se pueden secuestrar hasta
6 Gt de CO2 equivalente al año para
2030, cantidad comparable con las emisiones
actuales del sector agrícola.
Muchas de las prácticas
agrícolas que almacenan más
carbono se pueden aplicar con un costo menor
o nulo. La mayor parte de este potencial (70
por ciento) puede realizarse en los países
en desarrollo.
• Con base en las emisiones
de 11000, si se devolviera toda la paja a
las tierras agrícolas en China, podría
secuestrarse alrededor de 5 por ciento de
las emisiones de dióxido de carbono
ocasionadas por la quema de combustibles fósiles
en ese país.
Muchas zonas agrícolas
en los trópicos han sufrido un severo
agotamiento de sus reservas de carbono en
el suelo. Se calcula que algunos suelos en
los sistema agrícolas tropicales han
perdido de 20 a 80 toneladas de carbono por
hectárea, en su mayoría liberado
a la atmósfera.
La agroforestería
—cuando la producción de alimentos
se combina con la plantación de árboles—
tiene un potencial particularmente elevado
para el secuestro de carbono en zonas tropicales.
• Se calcula que el almacenamiento
de carbono promedio mediante la aplicación
de prácticas agroforestales es de alrededor
de 10 toneladas por hectárea en regiones
semiáridas, 20 toneladas por hectárea
en regiones subhúmedas y 50 toneladas
por hectárea en regiones húmedas.
• Las tasas de secuestro
de los sistemas agroforestales de pequeña
escala en los trópicos son de alrededor
de 1.5 a 3.5 toneladas de carbono por hectárea
al año.
Turbas: abundancia de carbono
Aunque sólo abarcan
un porcentaje diminuto de la superficie terrestre,
las turbas son, metro por metro, los reservorios
de carbono más eficaces de todos los
ecosistemas.
• En promedio, las turbas
almacenan 1,450 toneladas de carbono por hectárea.
• Se considera que actualmente
65 millones de hectáreas de las turbas
del mundo están degradadas y pierden
grandes cantidades de carbono a causa de la
desecación; la mitad de estas pérdidas
ocurre en zonas tropicales.
• En total, la desecación
de las turbas tropicales —sobre todo para
la obtención de aceite de palma y madera
para pulpa— ocasiona pérdidas de carbono
de hasta 0.8 Gt al año. Los incendios
en las turbas del sureste de Asia son causantes
de la mitad de esas emisiones.
El cultivo de biocombustibles
no puede compensar ni por asomo esta emisión
de gases de efecto invernadero.
• La combustión del
aceite de palma producido en una turba desecada
genera de tres a nueve veces la cantidad de
CO2 producido al quemar carbón, lo
que equivale a una deuda de carbono para cuyo
pago se requieren 420 años de producción
de biocombustibles.
Rehumedecer las turbas y
volver a plantar bosques en áreas deforestadas
puede reducir considerablemente las emisiones
de gases de efecto invernadero en el futuro.
Océanos: ¿cerca
de la saturación?
Se piensa que los océanos
han absorbido alrededor de 30 por ciento de
las emisiones históricas de carbono,
por lo que son el segundo mayor sumidero de
carbono luego de la atmósfera.
• Sin embargo, la capacidad
de absorción de los océanos
y las costas —actualmente de 2 Gt al año—
es finita y vulnerable.
• En algunos estudios se
señala que la capacidad de los océanos
para absorber carbono podría alcanzar
un nivel máximo de 5 Gt al año
hacia finales de este siglo.
Es probable que las oportunidades
para aumentar la captura y el almacenamiento
de carbono estén en las zonas y los
ecosistemas costeros, como los humedales y
los manglares.
• Las aguas litorales de
hasta 200 m de profundidad, que incluyen ecosistemas
coralinos y de pasto marino, tal vez absorban
poco más de 0.2 Gt de carbono al año.
• En todo el mundo, los
manglares quizás acumulan alrededor
de 0.038 Gt de carbono al año, lo que
indica, considerando el área de cobertura,
que secuestran carbono a mayor velocidad que
los bosques terrestres.
Sin embargo, si no se controlan,
las pautas actuales de uso, explotación
y efectos harán que los humedales costeros
y los manglares se vuelvan fuentes de carbono
y dejen de ser sumideros.
• En el informe se estima
que la pérdida extensa de hábitats
costeros vegetados ya ha reducido el enterramiento
de carbono en el océano alrededor de
0.03 Gt al año.
El costo de la gestión
del carbono en los ecosistemas
El costo de la gestión
del carbono en los ecosistemas puede ser muy
bajo en comparación con otras opciones
de “energía limpia”.
• La gestión del
pastoreo, los fertilizantes y la quema de
pastizales para reducir las emisiones tiene
un costo de apenas EU$ 5 por tonelada de dióxido
de carbono equivalente al año.
• El costo de la rehabilitación
de suelos y tierras degradadas asciende a
alrededor de EU$ 10 por tonelada, mientras
que, según los cálculos, los
costos de la captura y almacenamiento tecnológicos
de carbono oscilan entre EU$ 20 y EU$ 270
por tonelada de dióxido de carbono
equivalente.
El potencial de mitigación
económica de las actividades forestales
se duplicaría si los precios del carbono
aumentaran de EU$ 20 por tonelada de dióxido
de carbono equivalente a EU$ 100 por tonelada.
• Si las emisiones de carbono
se valuarán en EU$ 100 de CO2 equivalente,
en 2030 el sector agrícola ocuparía
el segundo lugar, sólo después
de la construcción, como el sector
más importante en potencia para lograr
disminuciones de carbono.
En esta escala de precios
del carbono, las actividades forestales y
la agricultura combinadas serían más
importantes que cualquier otro sector por
sí solo y seguirían siendo muy
importantes aunque los precios del carbono
fueran más bajos.
Sin embargo, en este momento
el régimen climático internacional
sólo aborda en parte las emisiones
derivadas del cambio en el uso del suelo,
como la deforestación, y no ofrece
incentivos para reducir las emisiones de carbono
de los bosques y otros ecosistemas, por no
hablar de su conservación como sumideros
de carbono.
Se espera que los gobiernos
que negocien el nuevo acuerdo climático
en Copenhague en diciembre de este año
den el primer paso en esta dirección,
empezando a pagar a los países en desarrollo
por la reducción de sus emisiones derivadas
de la deforestación y la degradación
de los bosques.
En el informe se subraya
la necesidad de considerar un sistema de pagos
más amplio por los servicios de los
ecosistemas.
“Los sistemas vivientes
de nuestro planeta han desarrollado maneras
ingeniosas, eficientes y rentables de gestionar
el carbono. Enviar las señales adecuadas
en cuanto a los precios a los responsables
de las decisiones económicas y de desarrollo
sobre el valor de preservar y manejar eficazmente
nuestros bosques, pastizales y tierras de
cultivo es crucial para el éxito de
cualquier estrategia de mitigación
del cambio climático.
“El PNUMA y sus socios,
con financiamiento del Fondo para el Medio
Ambiente Mundial, lanzaron un nuevo proyecto
entre las comunidades del oeste de Kenia,
Níger, Nigeria y China para evaluar
con mayor precisión la cantidad de
carbono que guardan diferentes ecosistemas
y paisajes con diversos regímenes de
gestión.
“Los hallazgos, que darán
origen a una norma mundial en que la podrán
basarse las decisiones sobre inversiones en
carbono, deberán estar disponible en
alrededor de 18 meses.
“Si la comunidad mundial
acepta este desafío, los sistemas vivientes
del planeta serán nuestros mejores
aliados en la lucha contra un cambio climático
peligroso”, concluyó Steiner.
Para mayor información,
comuníquese con:
Nick Nuttall, Vocero y Director
de Medios del PNUMA